Javier Vásquez

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano. Mide aproximadamente 2 m², y su espesor varía entre los 0,5 mm (en los párpados) a los 4 mm (en el talón). Su peso aproximado es de 5 kg. Es una barrera protectora que separa nuestro cuerpo del medio ambiente, protegiéndolo para mantener íntegras sus estructuras y órganos, actuando también como un sistema de comunicación con lo que lo rodea. Se le llama también sistema tegumentario.

Tiene terminaciones nerviosas para el tacto superficial y profundo, frío, presión y calor, lo que nos permite muchas sensaciones placenteras y de defensa.

Tiene tres capas: la epidermis, la dermis y la hipodermis o tejido sub cutáneo. La epidermis es la capa externa y tiene varias células de grosor, presentando en su superficie células muertas que son eliminadas periódicamente. Dentro de ella están los melanocitos, productores de melanina que nos protege de los rayos ultravioletas y permite que la piel se broncee con la exposición al sol. La melanina es responsable de la aparición de manchas, pecas e incluso el melanoma que es un tipo de cáncer de piel.

La dermis está formada por fibras colágenas y elásticas, las glándulas sudoríparas, las glándulas sebáceas que producen un sebo que lubrica y protege la piel, las células adiposas que protegen de traumas y proporcionan calor, los folículos pilosos, vasos sanguíneos y fibras nerviosas que nos proporcionan las sensaciones anteriormente descritas.

La hipodermis es la capa adiposa del organismo y da la forma a nuestra silueta. Representa la reserva energética más importante del organismo gracias al almacenamiento y liberación de ácidos grasos del organismo. En ella podemos encontrar vasos sanguíneos, ligamentos cutáneos que permiten que la piel se mueva encima de los órganos y los adipocitos o lipocitos que son células productoras de grasa.

La piel tiene pliegues y surcos, arrugas y poros que son la salida externa de las glándulas sudoríparas y sebáceas.

Las funciones de la piel son protección, termorregulación, manteniendo su temperatura promedio a 37°, sensibilidad, depósito de sustancias tales como minerales, grasas, orgánicas, hormonas, vitaminas. También tiene las funciones de secreción de diversas sustancias a través del sudor y secreción sebácea; antimicrobiana y de pigmentación.

La piel, como un órgano importante puede sufrir un gran número de enfermedades, siendo algunas muy frecuentes. Una de ellas es la dermatitis atópica o eczema que se acompaña de comezón generalmente en brazos y piernas y está asociado al asma. La alopecia areata afecta a los folículos pilosos en zonas donde crece el cabello. El acné tal vez sea la más frecuente afectación de la piel durante la adolescencia, se producen por el taponamiento de los poros y pueden asociarse a la ingesta abundante de alimentos grasos. Otra es la escabiosis o sarna producidas por ácaros que excavan la piel y depositan sus huevos en los poros. Se manifiesta por prurito intenso y erupciones.

La psoriasis se debe al acelerado proceso de renovación celular que hace que aparezcan células nuevas en poco tiempo, acumulándose en la superficie causando picazón y zonas enrojecidas. La rosácea se debe a una expansión de los vasos sanguíneos de la cara dando un enrojecimiento desagradable y se asocia al aumento de la temperatura ambiental, esfuerzo físico intenso, temperaturas muy frías. También puede estar expuesta a la aparición de distintos tipos de lesiones malignas.

Con lo que se puede informar en este espacio es menester darnos cuenta de su importancia: es nuestro límite con el mundo exterior, es nuestra frontera. Seamos cuidadosos a qué le exponemos