Como hablamos de historia hay que ser meticulosos y precisos. Quien puso la palabra de alerta en los datos erróneos y la impresión de información sesgada,  ignorante y subjetiva en el Museo Iquitos fue el profesor de aula y dirigente sindical César Coral. Lo hizo en el programa que dirige el colega Manuel Rosas Matos en radio “La Karibeña” a los pocos días que el mencionado local abrió las puertas al público. Este columnista –que aún no había visitado el lugar- se quedó perplejo porque Coral aseguraba que no se podía colocar en un Museo –al que alababa con justa razón y, por supuesto a la promotora Adela Jimenez- que la expedición que finalmente llegó a lo que después se llamaría río Amazonas partió de Quito y no del Cusco, como ha sido la tesis peruana y la afirmación de los estudiosos. Tan solo esta imperfección es para que Museo Iquitos se le venga la noche, el cierre.

Hay que reiterar para que no quede la menor duda. El Museo Iquitos es una de las mejores decisiones que ha tomado la autoridad provincial. Tan solo ello la hace reelegible en una ciudad donde las que han pasado por el sillón edil no sólo han omitido el apoyo estructural a las manifestaciones culturales sino que las han destruido. Dicho esto hay que expresar que bajo ese mismo criterio no se puede permitir que quienes llegan desde Lima con total ignorancia de la historia de Iquitos –como es el caso del tal Luis Repetto- quieran pontificar sobre nuestro pasado y seleccionar cuáles son los hechos históricos que debe reconocerse o a las personalidades que tiene que destacarse. Que estudiosos de la talla del sacerdote Joaquín García Sánchez no se hagan de la vista gorda y que el brindis que hizo en la inauguración sea por la exactitud de los datos y no por la tergiversación de los mismos. Que autoridades como la alcaldesa se dejen llevar por los asesores que en lugar de hacerla ver los errores la aplauden tontamente no es más que la demostración que las obras humanas son imperfectas pero perfectibles.

La alcaldesa tiene que cerrar el Museo Iquitos porque todos coincidimos en afirmar que los datos erróneos no pueden exhibirse. Así de simple. Que llamen a los entendidos en la historia de la música, que convoquen a quienes escriben la historia con apasionamiento pero sin sectarismo y desconocimiento. Que mantenga al tal Repetto en esa representación ignorante que la Pontificia Universidad Católica del Perú avala torpe y tercamente pero que se rodee de gente no más ignorante que él sino de los que han dedicado parte de su vida –como el profesor Bareltti, por ejemplo- a estudiar, explicar y difundir la historia de este pueblo. Que se envíe –como lo dijo en su reporte radial David Gonzáles a través de la misma “Karibeña”- una comisión especial a conversar con los descendientes de nuestros ancestros que viven en la zona de Túpac Amaru, a pocos metros de la sede edil. Porque, estudiosos, alcaldesa e ignorantes que hoy se unen para maltratar la historia os decimos que el linaje que dio origen a este pueblo no se merecen semejante maltrato porque ya está bien que acabemos con el avasallamiento en nombre del conocimiento que, al fin de cuentas, esconde una “ignorancia supina” como en su momento lo dijo Carlos Reyes Ramírez, poeta que parió esta tierra.