La naturaleza descontrolada

Me imagino que las decenas de ambientalistas en Loreto estarán de acuerdo con que las aguas en este año hayan subido de una manera natural a los extremos 118 m.s.n.m. y que esto haya arrebatado a miles de familias las viviendas que con tanto esfuerzo les costó construir sobre todo en la capital Iquitos.

Me imagino que tendrán una respuesta, también muy natural de explicar este fenómeno y por cierto, cientos de políticos comulgarán con estas explicaciones, con el objetivo de rendirse muy naturalmente frente al fenómeno de las inundaciones, que este año alcanzó records históricos.

Puede resultar una propuesta extraordinaria o tremebunda pero ¿hubiera sucedido esta desgracia si hace décadas se hubiera planificado almacenar o desviar las aguas de la vertiente del Amazonas hacia zonas con escasez del líquido para que la desgracia que ahora padece Iquitos se hubiera disminuido?

Es tan osado pensar que semejante cantidad de agua puede ser trasvasada hacia zonas desérticas cuando se encuentran en zonas geográficas de vertiente y alimentación del gran “Monarca”, es muy lejano este objetivo o es un sueño espectacular presupuestalmente hablando.

O estas propuestas no son más que atentados con el regionalismo loretano y una afrenta anti natural con el ecosistema que, si se toca al menos una parcela, entonces empezó el desequilibrio ecológico que mataría la Amazonía como normalmente explican en términos genéricos los “especialistas” y conocedores de los desequilibrios frente a una propuesta como sucedió hace años y que desecharon en el gobierno central ante la presión “popular” que atizaron muchos ambientalistas y caudillos regionales.

Ahora estamos viviendo las consecuencias: las clases escolares suspendidas por el inminente riesgo que significa realizar clases en estas condiciones, miles de viviendas afectadas sin remedio, la salud en riesgo por la confusión de aguas naturales con servidas, labores productivas suspendidas y millones de horas perdidas por efectos del retraso que significa permanecer en medio del agua.

Y para remate muchos políticos se encuentran de turistas en medio de la desgracia. Sin pensar en las movidas de marketing político que significa entregar baños ecológicos o caminatas en medio de los miserables puentes que conectan las viviendas más pobres de Iquitos con la nada como se realizó hace unos días por parte del gobierno central, lo que se requiere urgente es plantear las alternativas de solución a largo plazo para disminuir estos desmanes de la naturaleza.

Si en Iquitos no hay un plan urbano de crecimiento urbano y se obedece doblegado a las invasiones haciéndose apología de las mismas con el pretexto de la pobreza, entonces no nos quejemos de lo que sucede ahora. Y si anteponemos la decisión del manejo de los recursos a la opinión de unos cuantos que creen saber cuál debe ser el destino de la Amazonía, disfruten entonces con lo que pasa.

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