Tener hijos siempre ha sido un tema recurrente entre mis pensamientos, pero que pasa cuando de pronto descubres que tienes muchas hijas y algunos hijos sin haberlos engredado; y es que llegar a esa posibilidad es casi extinta en mi vida, me refiero a tener sexo heterosexual para mi reproducción y además  no creo que me pueda soportar el olor a pañal y crema para escaldaduras que les ponen a los bebes recién nacidos ; tengo paciencia con mis dos bellas sobrinas a quienes adoro mucho, pero uno mío,  uno propio, bien difícil “brother”.

He recibido hasta saludos por el día de la Madre cada mayo de algunas de esas alas que con cariño las llamo Hijas y es que ser privilegiada con una madre en el circuito del barrio mariconeril del Perú, resulta tu mejor aval de llegar a ser un mal o buen ejemplo de acuerdo a tus posibilidades de amistad que tengas con tu seudo-progenitora. Hasta llegan a tener tías, en efecto mis mejores amigos obvios los más cercanos, no pasan de tres o cuatro se convierten en su familia automáticamente.

Entre los gays existen tipologías de madres; están las que te auspician la silicona; las que te compran o “pechan” las primeras hormonas, las que te peinan y maquillan para un concurso de belleza, las que te salvan de alguna emergencia o algún malcriado en alguna fiesta, están también las que regalan la primera peluca; y hasta las que te aconsejan; pero si me sumerjo más en que nos motiva a tener nuestra madre de los cabros, puedo asegurar que es la sensación de protección que es esquiva para algunos en sus hogares con sus padres biológicos y es que nuestras “madres” y lo digo como una de ellas no tiene la intención de juzgarnos por nuestros actos o de regresarnos al oscuro mundo del closet; y es que elegimos a nuestras madres sin saberlo solo con nuestra intuición que nos caracteriza esa que nos hace sentir que ella será nuestra amiga, nuestra confidente; nuestra cómplice de alguna pendejada, nuestra compañera.

Pero cuando nuestra hijas se nos van a Argentina o a Europa -sonrió sarcásticamente cuando escribo esto- por cualquiera que sea el motivo nos sentimos orgullosas de ellas y es que no es el mejor escenario para enviar a una de tus creaciones y aunque muchos sabemos que allá tendrán otras nuevas madres estamos atentos a lo que les pueda pasar y hasta esperamos con ansias su regreso como si vinieran triunfantes de una batalla, esa a la que no fueron capaces de enfrentar aquí menos aun de poner o exponer sus cuerpos como muchas lo hicieron. He llorado y entristecido por algunas hijas que he perdido (eso va para ti TYRA) pero me alegra el alma cuando una nueva aparece en mi vida porque sé que esta madre no llorará solo si no con ellas al final de nuestros caminos.