El regidor Billy Arévalo tiene la oportunidad de demostrar que no es una leyenda urbana aquello que dice sí a todo lo que sale de la oficina de Alcaldía. Con las obras que se ejecutan mal y se supervisan peor el regidor que dice ser aprista tiene la oportunidad ser diferente a sus colegas que se oponen a todo o alaban todo, de acuerdo de dónde vengan las propuestas. En estos tiempos no basta decirse diferente sino demostrarlo. Vamos Billy.