La ilusión

ESCRIBE: Jorge Nájar, desde París

El poeta amazónico Jorge Nájar, radicado desde hace buen tiempo en Francia escribió este texto para expresar su deseo del advenimiento de buenos tiempos en el país galo. Aquí su escrito, llegado a nuestra redacción a través del también poeta amazónico Carlos Reyes Ramírez.

Un breve informe de las elecciones ocurridas en Francia. Ayer salí de casa a las nueve de la mañana, más o menos. Iba a votar. Salía temprano no porque sea militante de la idea de que al que madruga Dios le ayuda. Más ayuda, parece, a quienes se quedan a descansar, así por lo menos tienen asegurado un poco más energías para el resto de la jornada. Cristobal había quedado en pasar a las diez y media y quería estar de regreso en casa para aprovechar la conversa. Voté por la ilusión, claro está. Al salir de la escuela donde se hallaba mi mesa de votación vi a lo lejos a un hombre con bastón, patichueco, de caminar lento, pasado de kilos, seguro de más de ochenta años. De pronto le oí exclamar: J’ai rêvé cette nuit. Detrás de mi una voz respondió: Ah, oui? Et toi, t’as rêvé quoi?. Miré hacia atrás y vi que quien interrogaba era una mujer de más o menos de la misma edad que el hombre del bastón, gorda, bajita, pasada de kilos. J’ai rêvé que j’étais dans ton lit, afirmó el viejo lanzando carcajadas y abrazando a su amiga, con seguridad una vecina del barrio. Seguro que ellos también habían ido a votar por la ilusión, o quién sabe. En mi barrio vive un alto porcentaje de inmigrantes de diferentes orígenes: africanos, magrebíes, asiáticos, turcos, rumanos, latinoamericanos, etc. Y curiosamente el porcentaje de abstención en estas elecciones apenas ha llegado al 17%, menos que el promedio nacional que llega a 20%. Pero no nos adelantemos. Regresé a casa y pocos minutos llegó Cristobal. El también venía a votar cerca de casa y luego debía ir a la casa de los padres de su compañera. Charlamos un rato y salió con su madre. Al regresar me dijeron que ellos también habían votado por la ilusión. Cristobal regresó a casa para encontrarse con su mujer y salir hacia el almuerzo. Luego nosotros entramos en el ritmo cotidiano, lecturas, abastecimientos, pequeños recorridos por las cercanías para activar la máquina. Lo cierto es que, por la tarde, me planté delante de la Tv a partir de las seis y media, hora en que comenzaron las emisiones políticas. Las risitas, los guiños, las caras fruncidas de los animadores, el espectáculo de la hipocresía televisiva hacían presentir por donde iban los tiros y sobre quién habían caído los disparos. Pero por ley ningún periodista se atrevía a decirlo. A las ocho, milésimas de segundos después del anuncio del nombre del ganador de las elecciones, se escuchó el clamor de la calle: bocinazos, gritos, risas. Marie José abrió y la ventana y por ahí penetró la algarabía. En todas las ventanas de enfrente de nuestra casa aparecían las mujeres gordas y sus críos a exhibir el júbilo. No era para menos. Se abría una fisura en el muro compacto del liberalismo imperante, ese liberalismo que cree que el «rigor» sacará a las sociedades europeas de una crisis en la que las víctimas más visibles del rigor imperante no son los que la provocaron. La avenida Argenteuil a cuya orilla se levanta el edificio donde vivo era, antiguamente, un camino florido, el camino que más de un impresionista plasmó en sus cuadros. Con la expansión urbana, ese antiguo camino se ha convertido en uno de los ejes de acceso a las urbes periféricas del norte parisino donde se ha ensañado la crisis. En esas zonas periféricas viven los que fueron maltratados por los excesos verbales de Sarkosy. En ellos están los que sufren los recortes laborales, los jóvenes desocupados, los adolescentes que asisten a colegios hiper poblados. Desde allí venía la riada de coches lanzando bocinazos por toda la avenida. Seguro que eran electores que también habían votado como nosotros, por la ilusión. Nadie sabe lo que ocurrirá pronto pues se avecinan las elecciones parlamentarias. Y si el nuevo presidente no adquiere una representación consistente en la Cámara de Diputados, es evidente que no tendrá mayores posibilidades de legislar en el sentido de la ilusión. Falta pues despejar esa incógnita para ver las cosas con mayor claridad. De momento, todo está en suspenso. Voilà. C’est tout. Un fuerte abrazo.

1 COMENTARIO

  1. Igual k en Perú el pueblo voto por la ilusión. Y ahora como estamos? Yo no se por eso pregunto

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