La dama de porto Pim

Por Miguel Donayre Pinedo

A través de una reseña semanal me enteré de su existencia editorial. Toda una revelación. Todavía no salgo del embrujo de las buenas novelas. Esas que te marcan y no te dejan. No son esas estridentes, llenas de publicidad que adornan las librerías de escritores o escritoras de moda y que se apostillan estérilmente. Esas tienen un gusto de comida chatarra. Esta está lejos de esa fanfarria y de las grasas saturadas. Es caviar del bueno. Se trata de la novela corta o fragmentos con olor a mar y cetáceos de las Islas Azores, me refiero a la novela “La Dama de Porto Pim”, del escritor italiano Antonio Tabucchi. Está dividida en dos partes. Hay prólogo, una introducción. No tiene desperdicio, modosamente construida. De amor artesanal en su elaboración. Llena de literatura. Hasta la página de “algunos libros” uno lee con deleite, goce. Se hace una semblanza de la vida de Antero de Quental, un andariego poeta del archipiélago de las Azores que se suicidó en plena plaza pública. El entrelazamiento de la literatura culta con la popular es sobrio como la narración de La Dama de Porto Pim muestra sus momentos más excelsos. Si pueden darle un pellizco, no lo duden.