La ciudad es una selva. Recuerdo de Iquitos

Por Miguel Donayre Pinedo

Hace unos días se inauguró en Madrid una exposición fotográfica cuyo centro visual es Iquitos. En verdad, la muestra contaba con poco aliño creativo, pero es una opinión entre muchas. Seguro que a otras personas les habrá encantado. Pero al llegar a casa recibí correos y llamadas telefónicas de unos amazónicos que se nutren de las aguas de las dos orillas como es el caso de Jordi Malafalla Chumbe y Nerea PagazaUrtundúa Soplín, estaban enfuruñados con la muestra. Les pareció “llena de lugares comunes, de tópicos sobre la ciudad y sus gentes. Era una visión colonizada de gente de afuera y muchos que desde dentro contribuyen a fortalecer esa perspectiva tan rumbera y pachanguera de la ciudad. Se redoblan los prejuicios”. Nerea muy indignada me llamó por teléfono y desgañitaba de la puñetera muestra, “tan poco original y manida de retorcidas imágenes sobre lo mágico. Machista. Las fotografías de homosexuales, linda en la vulgaridad. Chabacano y sin casta”, respingaba mientras se daba un respiro. Su enfado era descomunal al otro lado de la línea. Trataba de calmarle pero era tarea imposible. Tranquila, vendrán tiempos para la emancipación, les dije con resignado consuelo. Hubo un silencio como diciéndome, este tío es tonto y me cortó el teléfono, seguro que se le pasara la irritación.