La circuncisión, etimológicamente proviene del latín circumcidere, que significa «cortar alrededor», es una operación quirúrgica o ritual que consiste en cortar circularmente una porción del prepucio del pene humano quedando el glande permanentemente al descubierto. Los motivos más frecuentes para circuncidar son religiosos, culturales o médicos. En todos los casos se realiza a una edad temprana y en la mayoría de los casos se lleva a cabo cuando el hombre tan sólo tiene unos días de edad.

Las indicaciones médicas están dadas por la fimosis, patología en la cual el prepucio está demasiado apretado y es difícil retraerlo de la cabeza del pene. La balanitis xerótica obliterante que se manifiesta por repetidas infecciones debajo del prepucio. Provoca la cicatrización consecuente de este  e incomodidad al orinar.

Las indicaciones culturales son para reducir el riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y  el cáncer cervical ya que el esmegma es reservorio del papiloma virus humano.

Existen alternativas para la cirugía, entre ellas usar cremas que contienen esteroides, los resultados son controversiales,  y la prepucioplastia que consiste en  realizar una o dos pequeñas incisiones en el prepucio para ayudar a retraerlo.

La circuncisión  comenzó a practicarse hace ya miles de años y  las primeras pruebas de ello las encontramos en pinturas egipcias que tiene más de 5.000 años de antigüedad.

Actualmente la quinta parte de los hombres de todo el mundo han sido circuncidados y en algunos países donde el Islam o el Judaísmo son las religiones mayoritarias prácticamente el 100% de los hombres están circundados.

Los beneficios de la circuncisión son varios: el pene tiene una mayor higiene como consecuencia de suprimirse el prepucio. Además se previenen las infecciones el tracto urinario al acumularse menos suciedad debajo del prepucio. Evita la posibilidad de sufrir algunas de las patologías más comunes del pene como puede ser la fimosis, la parafimosis o la balanitis. En un bajo porcentaje permite prevenir un contagio del VIH.

Otros beneficios, estos en el plano sexual, aunque discutibles, son: con el paso de las semanas e incluso de los meses el pene tiende a crecer al verse liberado del frenillo. Se produce un incremento del rendimiento sexual debido a que existe un retraso en la eyaculación. El grosor del glande incrementa su tamaño al liberarse de la presión que le ejercía el prepucio. Esto hace que el tamaño de la punta del pene se perciba mucho mayor. Existen también reportes en que describen todo lo contrario.

Pero no todo es color de rosas, se pueden presentar algunos inconvenientes que han sido descritos, entre ellos: en algunos casos puede producirse una disminución de la sensibilidad del pene. Durante el acto quirúrgico se pueden presentar hemorragias, lesiones en la uretra y posteriormente infecciones que pueden llegar a ser muy molestas por la zona donde se producen. En casos muy raros y excepcionales puede llegar a producirse una amputación del glande.

Pocos varones quieren recuperar, después de algunos años, su prepucio. No es posible recuperarlo  una vez realizada la circuncisión. Existen técnicas para estirar el tejido residual que ha quedado tras la circuncisión, mediante la aplicación de fuerzas suaves y constantes, pero en general se desconocen sus efectos.  El prepucio es una estructura compleja y el simple estiramiento de la piel no puede crear uno nuevo.