ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

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Todos los periodistas que ejercimos esta acaparadora y alucinante profesión cuando al entonces alcalde Silfo Alván del Castillo se le ocurrió formar una empresa municipal allá por la década del 90 del siglo pasado no negaremos que fue una de las mejores soluciones. Porque -más allá de las acusaciones de favoritismo y del viaje de regidores de entonces a Estados Unidos para lograr la compra de las maquinarias- EMSEPSA había logrado luego de varios intentos que la ciudad se mantuviera limpia. Acostumbrados como estábamos a convivir con los montículos de basura en las inmediaciones de los mercados de abastos y los desperdicios arrojados en todas las esquinas que de un día para otro observáramos recolectores bien vestidos, volquetes overjoleados, toldos repintados y campanitas bullangueras que anunciaban el recojo de los inservibles era una novedad agradable.

La persona encargada de dirigir semejante proeza fue el profesor Rafael Saavedra Perea que incluso llegó a producir velas ecológicas como parte de un proyecto integral de aprovechamiento de los desperdicios. Varios periodistas prendieron con incredulidad esas velas. Entre ellos este columnista. Es verdad que un servicio público siempre recibirá críticas. MASERSA también las recibía. Pero en líneas generales la ciudad mostraba otro rostro. Hasta que por la muerte del conocido como “Tigre” llegó a la Alcaldía el entonces joven Jorge Samuel Chávez Sibina. En verdad eso no fue lo peor. El nombramiento en reemplazo de Rafael Saavedra Perea de un señor de nombre Roque fue una decisión desacertada. Porque la empresa se dedicó a funciones para la que no estaba facultada ni preparada. Y sucedió lo que tenía que suceder. Se desactivó EMSEPSA y se tercerizó el servicio de recojo de inservibles encargándole el trabajo a MASERSA. Con las particularidades propias de un servicio de ese tipo hemos llegado a la actualidad donde no se sabe si el recojo lo hace la empresa pública o privada. Lo cierto y verificable es que la ciudad de Iquitos es una de las más sucias del país y que el recojo de basura es un problema que no encuentra solución en las autoridades. Y, si no la primera, una de las prioridades de cualquier autoridad edil es mantener limpia la ciudad. En realidad al poblador no le interesa los problemas contractuales y las comprensibles suspicacias en torno a la recolección, transporte y depósito de los desperdicios. Lo que los pobladores deseamos es que se mantenga limpia la ciudad. Y eso no lo ha estado haciendo la empresa contratada para ese fin.

Más allá de los vicios ocultos contractuales y la emergencia eminente y evidente lo que queda claro es que la empresa que se encargaba de ese servicio no cumplía su labor. Como también queda claro que la Municipalidad de Maynas no cuenta con personas enteradas del tema y por ello no encuentra una solución integral y a lo único que atina es a parchar la situación. Mientras tanto la ciudad permanece con suciedad. Peor que en los años cuando a Silfo Alván se le ocurrió formar EMSEPSA y solucionó el problema. Hoy parece que no solo falta el Tigre sino un Rafael Saavedra que ejecute bien un proyecto pensado en esa misma línea. Claro que me refiero al Saavedra Perea de esos años y no al que fue llamado por Salomón Abensur para ser gerente general de la misma MPM.

2 COMENTARIOS

  1. Aparte de la ciudad de Iquitos, algo sucio y cochino se esconde detrás de esa contratación del servicio de «limpieza pública»…

  2. Jaime, de tu discurso se deduce: retomemos la experiencia Emsepsa. Pues a hacer la difusión.

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