Aunque nadie, o gran parte de sus opositores sólo vean en el Fujimorismo o mejor dicho en Keiko Fujimori, la segunda etapa de un gobierno dictatorial o la reivindicación de una cleptocracia; haber 200 Cerbatanas (Small)sacado 73 congresistas y estar a 20 mil votos de haberse convertido en presidenta del Perú, es un mérito en gran parte sólo de ella.

Muchos pronosticaron que sacar a ciertas figuras muy ligadas a su padre y alejarse del discurso y de las recomendaciones de Alberto Fujimori la iban a distanciar de ese voto duro y hacerla perder estrepitosamente, al final tienen que reconocer que nada de esto sucedió. Y, por el contrario, el Fujimorismo o mejor dicho el “Keikismo” se ha robustecido en relación al 2011 en curules, pero también en porcentaje electoral. Viéndolo de ese modo no es una derrota sino una confirmación que hay Fuerza Popular para rato.

Talvez lo que le faltó más audacia en la renovación y haber reclutado a gente más comprometida con el diálogo y la concertación como Vladimir Huaroc. Es cierto, muchos dirán que eso es imposible porque el ADN del Fujimorismo se cimienta en la corrupción y la autocracia y siempre haya desconfianza natural. Sin embargo hay que reconocer que Keiko Fujimori hizo el esfuerzo y, a la luz de lo sucedido, parece que no fue suficiente.

A esto se sumó los errores garrafales que no se corrigieron a tiempo, talvez porque no pudieron por el nivel de compromiso y encubrimiento o talvez por un mal entendido compromiso o espíritu de cuerpo. En los casos de Joaquín Ramírez y del mismo José Climper con el tema de los audios, sus reflejos de Keiko debieron ser inmediatos y públicos de tal manera que talvez hubiera podido frenar el crecimiento de PPK en la última semana.

Todo eso ahora es irreversible. A más tardar el sábado van a declarar que PPK es el nuevo presidente del Perú. Un cargo que ejercerá – desde el saque – muy débil, pues hay que ser claro él no ha ganado, lo ha hecho el antifujimorismo, los Guzmán y Verónika Lovers y, finalmente, los reductos rebeldes del sur y parte del oriente. Así, en buena cuenta el fujimorismo decidirá muchas cosas por su peso parlamentario y ya sabemos que PPK en los negociados es experto en ceder para que todo parezca una primavera.

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