¿Dónde se debe trabajar para cambiar un poco el estado de cosas? ¿Qué sector debe recibir la atención preferente para salir del hoy en que nos encontramos? ¿Cómo mejoramos el nivel de comprensión lectora de los alumnos? ¿Qué proyectos se planifican para que los alumnos lean más, comprendan mejor y analicen la realidad con la mayor información posible? La respuesta es sencilla y fácil: en los colegios, con los jóvenes, entregando libros. Convocando a concursos de todo tipo.

El grano de arena hará la diferencia. Por eso debo mostrar mi enorme satisfacción al haber compartido con un joven del Tercer año de educación secundaria del Colegio Nacional de Iquitos algunos momentos. La esperanza se reivindica y la desesperanza decrece cuando un jovencito confiesa que ha leído a Julio Ramón Ribeyro y que ya sabe quién es y qué ha escrito Francisco Izquierdo Ríos.

Esa esperanza se multiplica cuando este joven destaca la infraestructura que posee el Colegio Nacional de Iquitos pero al instante dice lo siguiente: “lo más importante es los valores que me transmiten los profesores, a los que estoy muy agradecido”. Tremendas palabras. Grande frase.

Seguramente Ricardo Dávila Tuanama no es el único. Pero fue él quien ganó el premio que le permitirá poseer una laptop. Varios con sus inquietudes y pensamientos tienen que convivir en las aulas del glorioso CNI y en los demás colegios de la región. Están a la espera que los incentiven. Que los encargados de las áreas correspondientes organicen una lluvia de concursos que no requieren mucha logística ni costosos premios. Pero que tienen efectos telúricos en los alumnos que, con este tipo de cosas, comprenderán y comprobarán que con la lectura también pueden mejorar su condición de vida. Llevar alegría a sus padres y motivar en los vecinos y amigos para que de alguna forma sigan por ese camino.

Ése, creo, que es el tremendo valor que tiene este recorrido de las imágenes de la época del caucho que estará en por lo menos diez colegios de la ciudad de Iquitos y que a su paso dejará jóvenes como Dávila Tuanama. Es decir, motivados para seguir con la lectura, continuar opinando luego de informarse. Por estos días la muestra se exhibe en el Colegio San Agustín donde se convocó a similar concurso. En el camino encontraremos jóvenes que tienen la vocación de escritores y sientan orgulloso por la educación que reciben de sus maestros.

La mañana que visité a Ricardo Dávila en el CNI me ha motivado hasta el exceso. Pero se justifica, serio. Porque soy un convencido que es en las aulas escolares donde encontraremos ejemplos a montones de lo que muchas veces buscamos en las calles infructuosamente.