No podemos negar que los motocarros, desde su masiva inserción a la oferta de vehículos en nuestra ciudad de Iquitos (1981), se han convertido efectivamente en un componente que se suma; empeorándolo claro, al anárquico sistema que impera en nuestras calles. Estos pequeños triciclos motorizados vulneran todo tipo de normas de tránsito sin que la autoridad municipal diga esta boca es mía. Pareciera que las autoridades les tienen miedo ya que se calcula, existen cerca de 40 mil de estos vehículos saturando las pistas de la ciudad; y que aproximadamente el 25% de la población depende de esta actividad directa e indirectamente para sobrevivir. Pese a que Iquitos se “asfixia” por la circulación de estas unidades, muchas de estas con hasta más de 20 años de antigüedad; las diferentes gestiones de la Municipalidad Provincial de Maynas (incluida la actual); ha hecho poco o nada, para cambiar esta realidad. Por eso es que transitan sin aparente control y en muchos casos entorpeciendo un tráfico que ya está colapsando desde hace mucho tiempo. No se observan esfuerzos de fondo para capacitar a quienes los conducen, ni por parte de estos para respetar las mínimas normas de tránsito. El vehículo mismo, pequeño e incómodo no tiene elementos de seguridad que permitan proteger al pasajero en caso de un accidente. En suma, para el observador desprevenido se entienden más como un problema que como una solución.

Motokar, Motocarro o Mototaxi, son los nombres que se le da a este curioso vehículo, en realidad son motos lineales con cabinas acopladas para el transporte de pasajeros, que los convierte en una especie de triciclo motorizado (3 ruedas), Ligeros, rápidos, económicos «todo terreno» y muy ventilados, eso si! son características que han hecho desde algún tiempo a estas unidades las preferidas de la población para transportarse. Sin embargo, no todo es color de rosa. Los mototaxis que nacieron por necesidad del transporte ahora se han convertido en un problema social de doble filo. Mientras que por un lado brindan un servicio efectivo y rápido, por el otro significan un peligro de seguridad para choferes y usuarios, y es que las calles de Iquitos son como una avenida loca, pero de un solo carril, por ese único carril, zigzaguean amenazantes decenas de «motokares», cerrando el paso a carros y motos lineales en su loca carrera por ganar pasajeros, y para el colmo los conductores no respetan las luces del semáforo, es decir cruzan las calles cuando la luz del indicador aún se encuentra en color naranja, contraviniendo las reglas de tránsito, es que motocarro es sinónimo de accidentes de tránsito, contaminación ambiental y sonora, siendo el principal vehículo causante de más ruido en la ciudad, superando por largo el límite deseable que es de 70 decibeles, actualmente se ubica en 115 decibeles; lo que afecta la salud de los ciudadanos; por menos de eso cierran locales con shows acústicos de sólo fines de semana! Pero a ellos ni media multa!

El MOTOKAR es el medio de transporte más utilizado en la «Isla Bonita”, en la más clara demostración del empleo informal que campea en la región (sin seguro de salud, fondo de pensiones, Cts, vacaciones, gratificaciones, etc), si bien cierto su origen parte de la innovación al darle un formato de transporte más amplio, dinámico y de escaso presupuesto para quienes buscasen un medio de trabajo, también es cierto que son bastante inestables y en algunos casos el servicio es deplorable, con muy mal humor, quizá por la molestia misma de trabajar todo el día en el inclemente sol y con las pistas rotas que imagino molerá los riñones y espalda sin siquiera condiciones mínimas de seguridad, porque detrás de miles y miles de mototaxis solo está presente el interés económico (cuando no), el interés monetario exclusivamente. Por otro lado, algo que preocupa es que gente de mal vivir se dedique también al manejo de los mismos, utilizando el vehículo para delinquir; verdaderos delincuentes del volante «expertos» en la picardía y malicia, siempre saltando los esquemas establecidos de seguridad, siempre vomitando por sobre las mínimas reglas de relaciones humanas y buen trato, siempre escupiendo a los cuatro costados en símbolo del «achoramiento» estúpido? casi siempre sin diferenciar si se traslada a seres humanos o animales ¡igualito es!. Para ellos vale todo; normalmente anda de la mano con lo vulgar y chabacano, desde su presentación personal hasta el trato que brindan a sus usuarios? no les interesa para nada esforzarse en mejorar el servicio a sus pasajeros y casi siempre están con la cantaleta de ser «pobrecitos», de trabajar como «hormiguitas», y de ser maltratados por las autoridades? La verdad, es que la grave situación del transporte en Iquitos es consecuencia de la enorme cantidad de motocarros y de la antigüedad de estos.

Si muchos de ellos pudieran llevar en sus vehículos chanchos, gallinas y personas a la vez, no tendrían ningún atisbo de hacerlo, si pudieran matarse entre ellos ante sus locas carreras ganándose algún pasajero en las calles de Iquitos, si pudieran romper reglas de tránsito, piernas, brazos y costillas con tal de seguir reinando en las calles ¡también lo harían!..¿Hasta cuándo?…insisto con las excepciones honrosas y contadísimas! Conozco buenas personas, pulcras y bien educadas que se dedican a manejar estos vehículos, pero hay que decirlo uno en un millón. La mayoría de mototaxistas se han convertido en una seria amenaza «gracias» a su deplorable servicio. Si bien es cierto los motocarros son los auténticos dueños de las calles de Iquitos, tenemos autoridades. ¿Dónde están? Ellas saben que detrás de todo este caos esta una mafia, ya no son pobrecitos buscando pan para su casa, porque una gran cantidad de motocarros pertenecen a un sólo dueño, son 8 o 9 los que tienen verdaderas «FLOTAS» de motokars y para remate forman gremio para protestar y pedir mayor impunidad, al fin y al cabo nadie los obliga a mantener algún standard de calidad, hablando del servicio en conjunto : capacitación: seguridad vial, atención al pasajero, limpieza, orden, uniforme y hasta psicólogo diría yo para sus choferes, Lo «otro» obligatorio, SOAT, silenciador para los tubos de escape, casco para sus choferes, y el peatón deberá portar su propio casco al salir de casa.

Últimamente los motocarros no respetan nada. Las calles de Iquitos las toman como autopista, hacen carreras, te avientan la moto, y si les dices algo hasta te insultan. Anda quéjate con tu mamá! fue la expresión que me gritó un mototaxista en respuesta a mi protesta cuando su vehículo me cerró el paso intempestivamente en plena Av. Quiñones. Me indigné, me enfurecí por algunos instantes, pero de inmediato pensé: ¿en manos de qué clase de personas están las vidas de los pasajeros que viajan en los motocarros? ¿Qué pecado estaremos pagando para soportar a ese tipo de personas al volante?…Los motocarristas, en su mayoría siempre están molestos, debe ser por el clima o por la cantidad de horas que tienen que aguantar sentados dando vueltas como pollo a la brasa por la ciudad; seguro es por eso que tienen comportamientos y características similares. Ellos no siempre están limpios ni con apariencia ordenada, el lenguaje que usan no siempre es el mejor y tratan mal a los pasajeros. Además, existen motocarros, cual discoteca rodante, llenos de luces psicodélicas y música estridente. En algunos casos y lo he visto, al combo se le suman los ladrones; el chofer detiene el motocarro donde el ladrón espera, y luego de que este le ha robado a algún transeúnte, reduce la velocidad del vehículo para que el «choro» baje sin problemas.

Es un tema de las autoridades, regular y fiscalizar el servicio sería un buen comienzo por parte de los que están calentando ese sillón de palisangre en el municipio, limitar la autorización de nuevos vehículos, reglamentar paraderos, digamos que uniformizar los que ya existen, tampoco podemos lapidarlos, ya que algunos dirían que es un mal necesario en una ciudad calurosa; y es que hasta escuché decir : «A mí me gusta el airecito fresco soplando mi cara cuando voy en motokar, mejor si voy tomando una agüita de coco bien helada»…y si! A mí también, pero en condiciones adecuadas! No existe mucha alternativa, ya que si bien hay algunas líneas de microbuses de madera, que literalmente circulan desde hace más de 30 años (les cambian el motor a las carrocerías y listo) pero se ven tan destartalados y viejos que da miedo subirse. Además, con los 32ºC o más que hace, la sola idea de sentarte en un micro que anda repleto y avanza como tortuga, esquivando motos que parecen avispas, es suficiente para no hacerlo; al Iquiteño no le queda otra, que usar los «benditos motocarros», será por ello que tienen un precio base de S/. 3.00 por un servicio de 10 a 15 cuadras, tras lo cual el precio se incrementa entre S/. 1.00, S/. 2.00 y hasta S/. 3.00 adicionales; dependiendo de la distancia.

El asunto de los motocarros tiene que ver además con la calidad de los vehículos; sobre todo, con la persona que conduce la unidad, por lo cual debería haber máxima rigurosidad en su selección, pues es responsable de la vida de personas…¿Sería mucho pedir que las autoridades municipales traten este tema con prioridad? ¿Sería mucho pedir que exista una campaña para mejorar la calidad de los trabajadores de los motocarros?…Pero es también cierto que este modo informal de transporte surgió como la única alternativa para muchas personas. Además, querámoslo o no, hoy muchas familias dependen de ese precario y peligroso trabajo para obtener su sustento, que lejos de ser ideal, supone una alternativa menos peligrosa, arriesgada y perniciosa que otras formas de ganarse el pan. No todo puede ser satanizado sin matices. Es por esto que, a pesar de lo polémico que resulta, cualquier acción que pretenda controlar y regular debe ser bienvenida. Con las observaciones y las mejoras que sean consecuentes, la norma debe ser acatada por todos. Es un primer paso que nos permitirá manejar mejor nuestra movilidad, suponiendo que hay verdadera voluntad de hacerlo. En eso, en la voluntad, está la clave de todo este asunto.

La Real Academia Española define el término mototaxi como un peruanismo que significa “motocicleta de tres ruedas y con techo que se usa como medio de transporte popular para trechos cortos a cambio de dinero de la misma forma que un taxi. Sin embargo, este término ha sido acuñado ya en más de 25 países, de diferentes lenguas. Los mototaxis empezaron a rodar hace unos 10 años en Europa, la ciudad de Londres fue la primera capital europea en disponer de este servicio. Pero el tipo de clientela en Europa es distinto al de otras regiones donde existe el servicio de mototaxi, sobre todo es utilizado por ejecutivos, hombres y mujeres de negocios que desean optimizar sus tiempos de desplazamientos. Los mototaxis europeos son en general, motos grandes y lujosas con gran capacidad de carga. Los pilotos entregan a sus clientes el equipamiento necesario para que se suban a la moto: casco, chaqueta, guantes, etc.

Hace tres décadas era satisfactorio escuchar que nuestra ciudad era tranquila y la gente podía transitar con libertad y sin el riesgo de cruzarse con un desadaptado que perturbe no solamente en ese momento, sino que ocasione traumas y valiosas pérdidas materiales. Las estadísticas policiales revelan parte de la realidad porque el asunto es más grave de lo que nos imaginamos, ya que por lo menos el 50 % de asaltos y robos no son reportados en las comisarías porque las víctimas no quieren perder el tiempo. Así de simple y crudo. Es que de poco sirve narrar lo ocurrido cuando careces de datos válidos como la placa del vehículo motocar en el cual huyó el delincuente, porque no contaba con este registro de tránsito tan básico y que las autoridades deberían ser más drásticos en castigar retirando de la circulación a los vehículos de 3 ruedas que no portan su respectiva placa. Recordemos que se trata de resguardar la vida de las personas y que hoy no se visibiliza en su real magnitud. Iquitos de antaño definitivamente ya fue, no porque hayan pasado los años, sino porque en vez de superar lo positivo que mostraba, se ha venido a menos.

Esa actitud positiva de los vecinos o transeúntes de socorrer a quien es víctima de asaltos ha quedado en el imaginario del pasado, ahora nadie se quiere arriesgar, ni los vigilantes particulares por temor a futuras represalias, y aunque duela, es hasta comprensible. Así se muestra el Iquitos de hoy, por lo que así como en las grandes metrópolis requerimos urgente de un resguardo con un gran número de policías durante las 24 horas y que los ciudadanos también adopten medidas para auto protegerse, aunque suene relativo, pero algo tenemos que hacer. Las calles céntricas rodeadas de vigilantes particulares que parecen seguras, no lo son, porque ellos solo actúan si el espacio que vigilan se siente amenazado, así se traduce de su conducta apacible frente a los delincuentes al paso. La inacción sería por temor a represalias posteriores. Una primera acción firme de nuestras autoridades debe ser erradicar de la circulación todo motocar sin placa porque en estos vehículos huyen los asaltantes. Esto debe ser implacable. Y por las noches la policía de turno debe capturar a estos vehículos sin registro vehicular en el depósito, hasta que se esclarezca su procedencia y corrija la falta de número de rodaje.

Desde hace tiempo, en la ciudad de Iquitos, existe un verdadero caos vehicular. El tiempo pasa, las autoridades pasan y nadie hace nada eficaz y efectivo para remediar esa situación. Mejorar ese rubro pasa por arreglar las calles adornadas con agujeros y baches, dar de baja a las unidades viejas y deterioradas que circulan a sus anchas por las calles, organizar mejor a los motocarristas. Comprendiendo el temor y la molestia con que tienen que vivir diariamente los conductores de motokars, me atrevo a celebrar una mejora actual en el servicio de mototaxi; que implicó simplemente la utilización de la tecnología ya existente, una aplicación para conseguir un motocar “en regla” (aplicativos por celular) tecnología además, que garantizaría lo que nunca ha podido garantizar el Estado: rapidez en el recojo (gracias a la localización del GPS), seguridad (conductor y pasajeros saben quiénes son), confiabilidad (se puede calificar al pasajero y al chofer según su comportamiento y/o servicio), trazabilidad (la ruta se conoce y se registra) y eficiencia (con herramientas para tomar las rutas más rápidas o seguras). En Lima por ejemplo desde hace un buen tiempo los taxis utilizan las aplicaciones globales como Uber, Easy Taxi y Taxi Beat están mayoritariamente contentos y una gran porción de sus conductores también lo está: reciben pagos puntualmente, se sienten más seguros e incluso, dicen algunos, generan más ingresos. El orden y la seguridad beneficia a todos.