Por Filiberto Cueva
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Hace unos días le comentaba a mi madre que no podía dormir. Que eran tantas las cosas que tenía por hacer que he empezado a ver el sueño como una forma de perder el tiempo e impedirnos avanzar con nuestras cosas. Dicho esto, mi madre, con un tono furioso me dice, cuando llegue la hora de dormir prepárate una manzanilla, te la tomas, cuentas hasta 100 y a dormir.

Haberle dicho que el sueño me quita tiempo, fue tomado por mi madre como un insulto. Y por el cuerpo por supuesto lo sería más. Que es el principal afectado si no duermo. Hacer muchas cosas hoy, para luego no poder hacer nada.

Semanas atrás le comentaba a un amigo que durante la noche de año nuevo había bebido mucho alcohol. Que yo mismo me había puesto ese objetivo “beber tanto como fuera posible” y que al día siguiente estaba sin saber diferenciar entre lo utópico y lo real. ¿Qué me recomendó este amigo? Infusiones. Me dijo, bebe infusiones y no salgas de casa, te ayudarán a recuperarte.

El año pasado, a inicios de los exámenes, una compañera china nos dijo a 2 amigos más y a mí, que si nos iba bien en los exámenes iríamos con ella a una ceremonia del té. Nos contó que es muy famosa en China y suele ser muy buena cuando se está estresado o preocupado por algo. Por los exámenes, por ejemplo.

Toda vez que voy a la casa de Mariana, mi amiga, ella me pregunta si quiero té. ¿Quieres té? Me dice con acento italiano. Siempre se le olvida ofrecerme azúcar sino hasta cuando se lo pregunto. Lo curioso es que el té que ella prepara, tiene un alto contenido de limón. Con lo que no llego a diferenciar qué es, si té con limón o limón con té.

No siendo poco, ni menos real, le comenté a Ricardo que he empezado a subir de peso, y que me hace falta hacer ejercicio. Pero es lo de siempre, que uno más tarda más tiempo pensando en lo que necesita que trabajando para solucionar lo que necesita. Ricardo ante mis comentarios me dice, no te hagas problemas “cholito”, después de comer tómate un té verde.

Digo entonces, es que acaso debemos beber infusiones para todo. Por la gente que conozco y que amo, parece que sí. Que, para todo problema, dificultad o más de una piedra en el camino, no hay nada que una infusión lo pueda solucionar. Es decir, que si Javier Pérez de Cuellar hubiera bebido (muchísimas) infusiones durante su campaña presidencial ¿Otro hubiera sido el cantar? y el naranja y sus tonalidades estarían ausentes del actual escenario político.