Luego de leer el Acta de compromiso firmado en Lima por los representantes indígenas de Loreto con el Poder Ejecutivo una llega a la conclusión que el Gobierno Regional de Loreto se alejó de las comunidades cuando tendría que estar acompañando a esos pobladores en sus demandas. Y es que la actitud del gobernador Fernando Meléndez en este tema –como en otros- ha sido lamentable y su autoridad disminuida. Más aún cuando en la política nacional soplan otros vientos.

Por ejemplo, hace algunos días el premier Fernando Zavala ha planteado el norte gubernamental, como bien lo ha recordado el analista político Augusto Álvarez Rodrich: “Un Estado que pone trabas a sus ciudadanos es también un Estado que los aleja. Acercar el Estado al ciudadano es un mandato de este gobierno”.

Qué bueno sería que el Estado –a quien el gobierno regional representa en Loreto- por lo menos asuma el compromiso teórico del Presidente del Consejo de Ministros. Se hubiera ahorrado varios problemas y su capacidad de negociación estaría cimentada en la posibilidad de convocatoria y en la búsqueda de soluciones.

Ni siquiera esta intención del nuevo gobierno nacional de escuchar a las regiones ha sido replicada por el gobernador Meléndez. Los Gore ejecutivo, por ejemplo, marcan una iniciativa donde los gobernadores pueden hablar directamente con los ministros y funcionarios del Poder ejecutivo que pueden llevar a destrabar proyectos. Si el gobierno de PPK hace el intento de escuchar a los representantes de regiones sin importar –excluirlos por ello- el grupo político por el que fueron elegidos es incomprensible que el gobernador de Loreto haga todo lo contrario.

En los 22 meses y 21 días que lleva de gestión Meléndez se ha encargado de reclutar a autoridades que no coincidían con él sobre el desarrollo de Loreto –recuérdese la forma en que encontró los aliados en el Consejo Regional- sino en las migajas que siempre tiene el poder para repartir. En este tiempo que lleva la gestión gubernamental no ha sido capaz de diseñar políticas públicas sectorizadas. Lo que ha hecho en Salud terminará infectando al sector de mediocridad y servilismo y lo que en estos días hace en Energía y Minas simplemente es descabellado y dañino para la política pública.

No hay nadie en el entorno del gobernador que pueda sugerirle que trate a los alcaldes provinciales y distritales como a él le tratan en el Gobierno Central, es decir, escuchándole y tratando de solucionar los problemas.

Y es que Fernando Meléndez se ha cuidado de reclutar personas que no le cambien la partitura de exclusión que ha impregnado a su gobierno. Por eso cree que los alcaldes que reclaman autonomía son sus enemigos. Y es que con tanto mediocre a su alrededor no hay posibilidad que emprenda cambios fundamentales porque para eso primero tendría que cambiar él.