Tres tristes (felices) casos

Cuando recién comenzamos la Primera Plataforma Informativa de la Amazonía Peruana –nombre adrede huachafo, marketero y cachaciento que pusimos al sistema de información que sostenemos en el diario, web, televisión y radio- abordamos la ilegal construcción de un techo en plena vía pública por la empresa “Embotelladora La Selva” que produce –entre otras- la bebida Inca Kola. Era un techo en la vía pública que ellos sabían ilegal pero que irracionalmente expresaban que estaba en la propiedad privada. Ante la información y la protesta de varios vecinos, entre ellos el dermatólogo Hugo Zamora, la empresa envío profesionales desde Lima para solucionar el conflicto mediático. Que en realidad no era mediático sino ciudadano. Los funcionarios de la Municipalidad Provincial de Maynas tenían la legalidad de su lado y por eso habían elaborado informes exigiendo que ese techo sea destruido y la empresa se resistía a hacerlo. Uno que otro ejecutivo de le empresa cautelosamente enviaba emisarios para no seguir con el asunto. Persistimos en ello y, finalmente, la empresa no tuvo otra alternativa que demoler el techo y construir uno nuevo respetando la ley, a los vecinos, a la ciudadanía y, de taquito, a esa especie de “periodismo ciudadano”, del que tanto carecemos en Iquitos.

Colinda con los terrenos de la Universidad Científica del Perú el Asentamiento Humano “Bello Horizonte”, cuyo dirigente principal, Carlos Rojas, una mañana mostró su rebeldía contra quienes desde los predios de dicha universidad no querían demoler un muro que habían alzado invadiendo terrenos públicos. Esa absurda negativa mereció un tratamiento especial por parte de los funcionarios ediles mientras que el señor abogado Róger Cabrera –expresidente de la Corte Superior de Justicia de Loreto, ni más ni menos- declaraba a este diario que existía un punto de controversia que debería ser solucionado por los que administran justicia. Estaba claro que habían invadido un terreno público. Pero Róger Cabrera quería y creía que el caso estaba “cerrado”. Esto provocó la indignación y firmeza de los dirigentes de “Bello Horizonte” y de los funcionarios de la MDSJB. Obligados por la circunstancia algunas personas de confianza del rector Juan Saldaña Rojas –quien en una de sus tantas lindas alucinaciones cree que el Rectorado es, a veces, un Principado, donde los súbditos y esclavos tienen que estar a su servicio- se reunieron con los funcionarios de la Municipalidad y llegaron a un acuerdo que los de la UCP quisieron mostrar como “buena voluntad” cuando en realidad era someterse a la buena vecindad. Se tumbó el muro y el proyecto continuará como debe ser. Triunfó la legalidad y el dirigente, los pobladores, los funcionarios de la MDSJB y el periodismo ciudadano hicieron notar que las invasiones a terrenos públicos y/o privados no pueden ser solapados.

Una buena mañana la alcaldesa de Maynas, Adela Jiménez Mera, inundó postes de energía eléctrica con banderolas antiestéticas y tecnicolores para mostrar que “a pesar de la peor crisis económica de Loreto” ella está trabajando en la ejecución de una veintena de obras. Tanto el Presidente del Directorio de Electro Oriente, Mario Ríos, como la decana del Colegio de Arquitectos de Loreto, Gabriela Vildósola, han declarado a este diario que la ley impide que Adela cometa semejante legicidio y atente contra la estética urbana de la ya maltratada ciudad capital de Loreto. En marzo le enviaron una carta desde la empresa eléctrica advirtiendo que no coloque banderolas en los postes pero ella se ha sentado en la ley y la invocación diplomática. La decana del mismo Colegio al que pertenece la alcaldesa –pues si no lo sabían es arquitecta y por ello habrá llevado cursos de Urbanismo- le ha invocado a que retire esos mamarrachos. Adela ha declarado a regañadientes –como se ha evidenciado en un video donde el reportero Salvador Lavado le ha puesto en su sitio con una frase que se puede resumir en una dosis de “ubicaina” y que ha logrado en las redes la cifra récord de casi 50 mil reproducciones en un par de días- que es parte de la estrategia para dar a conocer las obras. A pesar de esas invocaciones diplomáticas las banderolas continúan en la vía pública y todo parece indicar que tendrá que ser Electro Oriente u otro privado quien retire esos banners porque el Ministerio Público no se ha enterado del tema. Es decir, el periodismo ciudadano cumplió su tarea. Ahora falta que Adela sea coherente con su formación y condición. Como añadido debo decir que algunos colegas me han confiado que temen meterse con el tema porque una forma habitual de responder, mediáticamente, que ha encontrado la alcaldesa es llamando homosexuales, corruptos, ladrones y más a quienes no siguen su pentagrama. Vaya, vaya. Entiendo ese temor. Pero este articulista ya tiene antídoto para esas respuestas, más aún si viene de quienes han prostituido la política y han hecho de los medios de comunicación habitáculos semejantes al de los burdeles de la ciudad.

Si los funcionarios de “la bebida de sabor nacional” creen que invocar y exigir que respeten a los ciudadanos es un acto de rebeldía que se puede solucionar con unas canastas navideñas u obsequios interesadísimos están equivocados y ya deberían proceder a trasladarse a otro lugar donde la actividad contaminante que desarrollan no ponga en peligro a los seres humanos que vivimos más tiempo que ellos en las calles Putumayo, Alzamora, Echenique y Calvo de Araujo. Si los subordinados del rector Juan Saldaña Rojas creyeron que acudiendo al Poder Judicial y amenazando a los funcionarios de la Municipalidad Distrital de San Juan lograrían sus arbitrariedades ya los hechos les habrán demostrado que el periodismo ciudadano también puede hacerles entrar en razón sin necesidad de amenazar con poner o quitar publicidad según las noticias que propale o deje de propalar un medio de comunicación. Si la señora alcaldesa cree que incentivando insultos contra los periodistas que hacemos nuestra chamba va a lograr que las arbitrariedades y torpezas de su gestión sean vistas como urbanísticas y bellezas ya es tiempo que se entere que existimos ciudadanos que deseamos vivir en armonía no sólo con la naturaleza sino con la entereza.