El Hay Festival llegó a Arequipa para quedarse parecía una frase demagógica. Claro, era el inicio de actividades y nadie presagiaba el éxito de la cita con escritores y periodistas. Arequipa por esos días era una fiesta. Literal. Y es que todos los organizadores del Hay Festival tienen el entusiasmo como denominador común. Y contagian a todos los que se acercan. Claro, no es para poco, porque hace 30 años toda esta gente recorre el mundo junto a periodistas, escritores, artistas que dedican unos días a hacer la vida más feliz.

La principal característica de esto -hoy me lo ha confesado Cristina Fuentes, directora del Hay Festival Internacional- es que durante los días que dure el mismo los ciudadanos puedan conversar con intelectuales como Fernando Savater, escritores como Juan Gabriel Vásquez, periodistas como Jhon Lee Anderson. Es decir, sentirlos como suyos. El año pasado, por ejemplo, era novelesco observar cómo cientos de jóvenes estudiantes compartían algunas apreciaciones con el filósofo Savater en medio de la plaza principal de la ciudad blanca. Así, puedo nombrar a la veintena de escritores peruanos y extranjeros que por esos días hicieron de la ciudad sureña un foco de luz. Literal.

Existe otra característica que distingue a los Hay Festival y que en Arequipa ha sido felizmente ratificada. Las autoridades locales se compran el pleito. Si el 2015 teníamos a una gobernadora un poco distante en las jornadas en este diciembre del 2016 tenemos a Yamila Osorio no sólo liderando el programa sino motivando a los arequipeños a que sean más hospitalarios de lo que normalmente son. Por eso Cristina Fuentes en cuanta charla con la prensa no se cansa de agradecer a la gobernadora de Arequipa por haber hecho suya la propuesta.

Si el año pasado los arequipeños y visitantes murmuraban que el Hay Festival llegó para quedarse hoy -en este diciembre del 2016- esa misma gente no se cansa de repetir que los organizadores tienen que volver a Arequipa por los próximos 20 años y más. Y así va ser. Porque los arequipeños así lo quieren y los organizadores se limitan a leer ese mandato. Y no sólo eso, sino que lo van a expandir por otras ciudades y otros meses. Ya que un compromiso es realizar actividades previas a los días centrales y llevar las mismas a otras ciudades del país.

Temo que no será Iquitos. Por diversas razones que suenan redundantes. Pero, principalmente, porque tenemos autoridades que ni saben lo que es cultura ni mucho menos comprenden el valor económico y turístico que tiene la promoción de festivales como el Hay Festival. Así que por estos días me encuentro entusiasmado por las calles arequipeñas pero también desolado porque en mi tierra estamos a años luz de lograr juntar personalidades en torno a la literatura que, también, es vida.