Con los resultados electorales de la primera vuelta en Perú es necesario acudir a un psicoanalista o a buen shaman para entender o al menos aproximarnos que hay en la psique de los peruanos y peruanas ¿Qué nos ha pasado?, el caso de la selva es para repensar con el abrumador triunfo de Fujimori, ¿tan mal lo hizo Humala y sus huestes? Ni que decir de los gobiernos de García y Toledo. Si a los peruanos nos diseccionaran ¿Qué encontrarían? Dios, mejor no pensarlo. Sin lugar a dudas identificarían en el ADN ese gen de la mano dura para solucionar los problemas –me acuerdo del Baguazo y la torpeza de García Pérez y sus ministros para solucionar las cosas. Una primera aproximación nos dice que estos resultados electorales nos indican que no hemos resuelto, seguro, bien nuestro pasado. Hemos dejado las cosas en claroscuro. Como es posible que luego de pasar por un régimen como el Alberto Fujimori, del cual participó su hija y ahora candidata, con un pasado sangriento por cegar vidas humanas y con la voracidad por la cosa pública se le pueda dar otra oportunidad para ocupar el poder político, es una interrogante que requiere muchas respuestas. No se entiende a la primera de cambios. Claro, requiere de muchas lecturas, de mucho trabajo de diván. Recuerdo la encuesta del IEP y la Fundación Mohme comentada hace poco en esta columna, donde nos definen a los peruanos y peruanas, con un perfil claramente autoritario y violento. Pareciera ser que no escapamos de esa tentación y queremos volver a repetirlo a la luz de estos resultados electorales (y con mayoría en el Congreso, hay que prepararse para el rodillo). Un amigo me decía que esa tendencia autoritaria de los peruanos y peruanas se debía a la ausencia de la figura paterna en la mayoría de los casos, y por eso, ese amor a la mano dura. Con el añadido que para esta segunda vuelta se advierte que el otro candidato hace poco esfuerzo o nada para ganar. Ante este panorama no queda otra que prepararnos para resistir, viene la aplanadora como han demostrado algunas declaraciones de los congresistas fujimoristas elegidos. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, será nuestro eslogan o leitmotiv para estos años. Esto debe espolear a la sociedad civil para estar más activa porque quien pestañea pierde ante los difíciles tiempos que se avecinan.