Por Miguel Donayre Pinedo

Debo reconocerlo que las aulas y el ambiente de las facultades de Derecho son un muermo. Parecen un cementerio. Como si estudiar leyes aplacaran o castraran toda iniciativa juvenil. Me han parecido muy aburridas, absurdamente asépticas. En las aulas y facultades de otras ciencias sociales sientes que la pulsión social tiene otros derroteros. Para mí la pluralidad es muy importante. Las comunidades homogéneas me parecen fascistas y autoritarias. Por eso mis visitas esporádicas a otras facultades como la facultad de políticas de la Universidad Complutense me animan y mucho. En uno de los tablones observé, están en plena campaña electoral, que postulaba el Frente de Liberación Afectivo Sexual. El nombre me llamó poderosamente la atención. Sí, se trataba de un frente que aglutina a heterosexuales, homosexuales, bisexuales, lesbianas, gays, transexuales entre otros colectivos de la amplia gama afectivo sexual [me parece que un frente así sería casi imposible en una engolada facultad de Derecho]. Debemos levantar las omisiones históricas y la pluralidad puede ser una de ellas.