Es temprano en la tarde en el este de Londres y Daniel acaba de terminar su primera cita del día.

Después de dejar la universidad hace una década, optó por el trabajo sexual y a eso se ha dedicado desde entonces.

Es uno de los 20.000 hombres que se calcula viven de la prostitución en Reino Unido. El resto, unas 80.000, son mujeres.

«Suelo quedar sobre todo con hombres solteros», le cuenta al programa Victoria Derbyshire, de la BBC.

«La mayoría suelen ser hombres homosexuales que ya salieron del armario, pero otros suelen ser casados que ocultan lo que están haciendo».

Quienes acuden a él suelen tener entre 35 y 85 años. Y su lista de servicios, que promociona por medio de páginas web y aplicaciones, incluye masajes, relaciones sexuales o pasar toda la noche con un cliente.