Mi suegra ante una película española que repite y exagera los tópicos y lugares comunes de muchos españoles y españolas dice esa película es una españolada. Sobre todo esas pelis que va del español bajito y ligón con las mujeres extranjeras o la de los años del destape del cine en este reino donde traseros y pechos de mujeres voluptuosas eran los que más sobresalían. Esta palabra coloquial de Mila también tiene su asidero en el diccionario de la RAE que señala que españolada es: Acción, espectáculo u obra literaria que exagera el carácter español (¿Qué habrá querido decir la RAE con eso de carácter español? ¿Piqué o Guardiola se identificarán con esta definición?). Advierto que en casa hay un férreo veto al cine español, de antaño y del presente, el argumento más fuerte es por su falta de originalidad – admito que hay excepciones como el caso de Buñuel, de Berlanga entre otros. De una parte a esta por la tele en las horas después de la comida (en peruano, del almuerzo) suelen pasar unas melodramáticas series alemanas – se burlan de los culebrones latinoamericanos (Mila es fiel esepctadora), pero estas alemanas no tienen desperdicio y son igual de malas. Lo peculiar que detrás de estas aparentes inocentes series de folletín hay una actitud imperial ¿quieren revivir el imperio colonial? Se filma en cualquier parte del mundo, hablan alemán y con actores alemanes, así sin complejos y sin mala conciencia colonizadora. La cultura local les importa un pepino o simplemente es parte del atrezzo. Es una viñeta edulcorada y mal hecha de lo local. Los actores que no son alemanes son meros figurantes. Así que cuando me topo con estas series digo prestando lo que dice Mila, ah, estas son alemanadas. Además, ya sabes de antemano el final. Pero los peruanos tampoco nos quedamos atrás – además que somos muy pocos autocríticos (esto puede extenderse a muchos latinoamericanos también). Uno de esos lugares donde se enaltece (¿exagera?) vanamente las cualidades nacionales son los chistes. Como aquellos donde el peruano es el pendejo, el vivo, el criollo. El que domina la situación, él que se las sabe todas. Que es más resabido que las musarañas. A veces pienso, más que un chiste es un deseo porque la realidad, tristemente, no es así. Ante bromas con este esquema mental me digo, son peruanadas. En los tres casos de nacionalismos (e imperialismo en algún caso) de pandereta hacen unas malas viñetas de sí mismos.

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