Escasas virtudes

Por Miguel DONAYRE PINEDO

Cuando desde la diáspora particular de cada uno lee los diarios peruanos advierte una suerte de síndrome del nuevo rico [igual situación se aposentó en España durante los años de la burbuja inmobiliaria que como en esos cuentos de terror, en cuestión de pocos años se volvió una pesadilla. Un infierno que no encuentra salida]. Entre las actitudes de este síndrome está el de resaltar y regodearse del éxito todo sin venir a cuento, más si estos son tontos. Un pésimo ejercicio de todo esto que me causa bochorno es un concurso en que los aspirantes a cantantes imitan a los cantantes exitosos – hunden más la autoestima. Esta ceguera se observa, por ejemplo, en que los éxitos económicos no se contrastan con los pésimos lectores que somos los peruanos y peruanos, ni les digo los amazónicos y amazónicas que ocupamos el último lugar de la tabla. Esa búsqueda del éxito plano es un ejercicio estéril de autoestima, no conduce a nada. En mis búsquedas por el diccionario de la RAE, advertí un significado que señalaba con acento peruano: secuestro al paso: “1. m. Perú. secuestro que se realiza llevando en automóvil a la víctima para que con su tarjeta de crédito retire dinero de cajeros automáticos.”. Al leerlo esbocé una resignada y azorada sonrisa, hemos aportado un concepto muy específico al hampa. Pero curiosamente esos mismos diarios que resaltaban los éxitos espurios no se dan cuenta que nos conocen también por hechos que precisamente no son ninguna virtud.