Muy pocos saben que nací en San Martin, en la ciudad de la orquídeas como la llaman si en la fresca y muy tranquila Moyobamba, una pequeña ciudad que dicho sea de paso es la capital de esta región pero con un encanto de antaño, como si el tiempo se detuviera por temporadas y no se quisiera mover de allí por lo cómodo que se siente al estar en sus calles y sus casas.

Solo tenía dos años de vida cuando tuve que dejar este lugar que me vio nacer, mis padres emigraron a otras tierras para buscar la independencia de los años ochentas , si esa época donde aun podías escuchar música del momento si comprabas tu cassette de tu artista favorito, épocas donde jugar Mario Bross era toda una habilidad que no la poseía , el destino elegido por mis progenitores fue la isla bonita claro en aquellos tiempos este subtitulo conformista aun no se asomaba para definir geográficamente a Iquitos.

Entiendo que las comparaciones son odiosas y nada agradables para todos pero a veces se convierten en necesarias y es que cuando tienes dos claros ejemplos de resistencia de su existir, no te queda otra.

En el sentido figurado de las cosas, estamos y me refiero a los loretanos y loretanas – aunque yo no lo sea – sentados en un gran motelo viejo llamado Loreto un parte del Perú que le cuesta moverse, que tiene pereza de avanzar, que le llega a donde no le da el sol salir adelante y conformarse con lo que ya tiene, y todos estamos encima de ese gran motelo viejo casi prehistórico, algunos estamos tratando de animarlo a caminar que de algunos pasos para que no nos termine devorando con su atraso y precariedad regional.

Muchos intentos han surgido para movilizar a este motelo viejo, desde la poca inversión empresarial, hasta el movimiento social de personas y organizaciones de la sociedad civil que reclama  vanguardia y progreso inmediato, los menos aprobados por este llamado social han sido los políticos , peros sin embargo los más afortunados con la posibilidad de hacer gestión para incrementar las posibilidades de Iquitos y de toda la región a ser lo que por el momento es el modelo de ciudad amazónica como las de San Martin.

La pregunta se cae de madura, cual es la formula? Cual es el negocio? Como lo debemos hacer? Por donde comenzamos? Tiene usted la respuesta? Existe un modelo a seguir realmente? Quienes son los responsables? Esperamos de manos cruzadas o cuantas marchas mas necesitamos para comenzar con el real cambio?