Si la Amazonía pudiera votar en las elecciones de este domingo y fuera consecuente con sus necesidades y con el juicio ético, político, social y programático que deberían recibir las propuestas de los candidatos presidenciales, debería optar por anular su voto.

Si la Amazonía fuera un elector que elije su voto de acuerdo a las propuestas, debería optar por el sufragio viciado. Debería poner en la cédula de sufragio una gran cruz o aspa, pintarla con garabatos, rellenarla de palabrotas. En suma, darle la espalda a todos esos angurrientos que quieren su atención pero no han hecho absolutamente nada para merecerla.

El debate pasado ha puesto en evidencia que ninguno de los postulantes da la talla siquiera para establecerse como interlocutor válido. Estoy seguro que tampoco tienen la más mínima idea de las generalidades, los discursillos, las muletillas cansinas que algunos asesores han intentado poner en sus planes de gobierno. Es increíble que ninguno de los favoritos para llevarse el triunfo en primera vuelta haya dicho nada sobre la Amazonía. Por ahí, a alguien se le escapó una mínima y casi inconsciente referencia al “medio ambiente”, pero es probable que casi se le haya chispoteado.

El asunto es simple: de Selva, nada. O muy poco. O pura flauta.

Estos olvidos no nos agarran desprevenidos, para ser honestos. Es la típica, ominosa y burda actitud con la que el Perú oficial ha tratado a la Amazonía desde siempre. En un sistema republicano, con evidente multiplicidad de culturas e identidades  (la gran mayoría provenientes de esta enorme franja verde), el latifundismo mental de las autoridades nacionales, irónica y tristemente, ha tenido un resultado concreto: discriminación, indiferencia y miseria.

El 61% del país es bosque tropical, es biodiversidad de estas características. El segundo sistema biodiverso del mundo. La principal despensa de cosmovisiones. La más pujante esquina creativa y artística del mundo.

¿Por qué diablos el Perú oficial sigue empeñado en ignorarnos?

Las omisiones son lastimosas, hasta necias, dada la reciente explosión social ocurrida hace menos de dos años en Bagua (solo una chispa de una gran bomba de tiempo que se cierne sobre casi dos tercios del territorio peruano). Pero esconden, además de ignorancia, una complicidad con el delito. Si han visto el mapa de conflictos de la Defensoría del Pueblo, se podrán dar cuenta que la calma está muy lejos de instalarse en nuestra región.

¿Por qué son tan quejosos los amazónicos? ¿Por qué no se contentan con nada? ¿Por qué no se interesan por contribuir por el progreso? Así dicen esos tiburones de cuello y corbata, esos retrógrados de espíritu, esos latifundistas de corazón de hierro y cruz en la mano.

Claro, ellos ven sus números, ellos piensan por su estrategia de tierra arrasada, por su jauría. Ellos velan por sus macrocifras, como antes los conquistadores intentaron velar por sus afiebradas leyendas doradas.

Ellos velan por sus cifras como hace 4  siglos atrás los curas colonizadores intentaron velar por su fe y su absolutismo ideológico aún a costa del sometimiento cultural.

Ellos velan por su interés del mismo modo como, hace más de un siglo atrás, los caucheros arrasaron con los ingenios productivos y, de paso, generaron una matanza nunca antes vista contra indígenas amazónicos.

Ellos velan por su particular forma de concebir el “progreso” del mismo modo como algunas empresas han convertido este territorio en un mapa de lotizaciones donde nada – o casi nada – es virgen, es libre, es autónomo.

Radicalismo, dicen. Lavado de cerebro, dicen, con la convicción del que no le importa un bledo entender nada. La selva es un caldo de cultivo para los extremismos, apuntan, con su clásica mirada discriminadora y su autosuficiencia de gabinete y MBA. Lo que pasa es que para los analfabetos funcionales, todo se reduce a izquierdas y derechas, y no se ve más allá.

Por esa barbarie mental, hemos llegado a esto. ¿O acaso no existen las clásicas teorías que somos una despensa interminable para saquear sin parar? ¿Acaso no seguimos siendo el territorio exótico? ¿Acaso no seguimos alimentando la imaginación sexual, libidinosa, mercantilista y supersticiosa de aquellos que prefieren un púlpito y una calculadora antes que una enciclopedia?

¿Acaso no seguimos siendo, ante los ojos con anteojeras oscuras y miopes, un puñado de radicales que se queja porque regalan “un pedazo de tierra inhóspita”? ¿Acaso no seguimos siendo la cuna del “perro del hortelano”? ¿Acaso no somos “ciudadanos de segunda categoría”? ¿Acaso acá no se siguen contaminando los ríos y las comunidades y nada importa en nombre del “progreso”? ¿Acaso no tenemos la forma de un “Avatar” para ciertos think tanks que siempre caen bien parados

Ahí están, pues, Toledo, que fue gobierno y no hizo mucho por este territorio. Ahí, está, claro está, Humala, que prometió que se iban a revisar los Tratados con Ecuador y, ahora, pues parece que se olvidó de ello. Ahí están todos que hablan de respeto al medio ambiente y derechos indígenas y no les importa llevar en sus listas a gente que regaló bosques a precio indigno. Ahí está Keiko Fujimori, como siempre sin saber nada de nada, representando la herencia criminal, entreguista y extractivista de su padre, el ex dictador. Ahí está PPK, que ahora habla de que nació en la selva, pero es un apátrida económico, un lobista perpetuo, un señor que prefiere el capital al drama humano. Ahí está Castañeda, que presupone que también podrá poner selvas de cemento en mitad de la floresta.

La verdad, da igual si este domingo eligen presidente de la república. Dadas las circunstancias, es poco probable que vaya a cambiar algo para nosotros. La ignominiosa historia parece volver a repetirse.

8 COMENTARIOS

  1. He pensado votar viciado o por Humala. Aunque en la primera vuelta Humala y Keiko alcanzen mas del 50 %, ahora que se van a empezar a atacar más para la segunda vuelta, puede que quienes votaron por ellos ya no tengan ganas de hacerlo, pero definitivamente no votaré por Keiko. Otra cosa que me da que pensar es que nin guno de estos canditos que quedaron habla del Decreto que dio luz verde a los transgénicos, seguro la última gracias del vendepatria de Alan.

  2. VOTA NULO o VICIADO…»… Un voto en blanco se lo reparten en la mesa. No hay candidatos o lo que es peor… ninguno inspira confianza.

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