Uno de los momentos mágicos de la vida es el nacimiento de un ser humano. Los que tenemos la dicha de ser padres o madres lo entendemos cabalmente. El trabajo de parto viene a ser un cúmulo de cambios que se producen en el útero (con las contracciones uterinas), en el feto (con movimientos de flexión y encajamiento9 y la formación de la bolsa de aguas que ayuda a la dilatación. Evidentemente lo imprescindible son las contracciones uterinas ya que con un feto muerto, que no participa activamente en el trabajo de parto, y con membranas rotas, con lo que no se formaría la bolsa de aguas, la paciente puede presentar un trabajo de parto normal.

Entre el 10 y 20 % de los trabajos de parto no progresan por distintas razones y terminan en cesárea.

El trabajo de parto se inicia aproximadamente a las 40 semanas, que son los 9 meses, con contracciones uterinas esporádicas y, en un 80% de pacientes, la eliminación del tapón mucoso del cuello uterino que se comportaba, disculpando la expresión, como un corcho que impedía la entrada de gérmenes a la cavidad uterina o la salida del producto antes de tiempo. La dilatación del cuello uterino se puede iniciar a las pocas horas a algunos días de empezar esta sintomatología, cuando las contracciones uterinas se vuelven más regulares, por lo menos cada 3 a 5 minutos.

Cuando empieza la dilatación la presentación desciende comprimiendo la vejiga llevando a la gestante con el deseo de orinar frecuentemente y cuando desciende más y la dilatación progresa comprime el recto dando deseos de defecar. La gestante dilata, por lo menos, un centímetro por hora, el médico sabe esto, y si no se cumple esto debe reevaluar el caso para tomar la conducta adecuada: o estimularla con medicamentos para que las contracciones se hagan regulares o si no progresa a pesar de esto realizar una cesárea.

Durante la dilatación la paciente puede caminar, bañarse e inclusive tomara alimentos líquidos. Debe adoptar la posición más cómoda para ella y solamente se deben realizar, a lo mucho, 4 tactos vaginales ante el riesgo de infección post parto, llamada también endometritis puerperal.

Cuando la dilatación ha alcanzado los 10 cm, que es lo adecuado para que pueda nacer el bebe, pasa a lo que es el periodo expulsivo. La paciente tiene deseos perentorios de pujar, las contracciones se presentan cada 2 minutos y después de 20 a 40 minutos se produce el nacimiento. Inmediatamente empieza el periodo de alumbramiento que consiste en la expulsión de la placenta, esto se produce de 8 a 15 minutos después del nacimiento. Después de acontecido lo anterior se revisa concienzudamente a la paciente para diagnosticar posibles desgarros o hayan quedado restos de placenta.

Luego de ello pasa a observación estricta por 2 horas monitorizando cada 15 minutos la presión arterial y el sangrado uterino por la razón que la mayoría de las complicaciones post parto, entre ellas la hemorragia, se presentan en este periodo.

A partir del nacimiento a la mujer se le llama puérpera, que viene del latín y significa “la que acaba de parir un niño” y dura hasta 45 días después. Durante este periodo el organismo vuelve a quedar como estaba antes de la gestación y la paciente vuelve a hacer su vida normal.

Toda esta magia sucede entre nosotros y es menester conocerla a fondo, ello nos permitirá disfrutar la maravilla de ser testigos del nacimiento de una nueva vida, la que nos reemplazará en algún momento.