Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Entre el jueves de la semana que pasó, el último fin de semana y estos días que quedan la ciudad de Iquitos ha sido titular en los medios nacionales no por noticias agradables sino por lo contrario, por sucesos que incluso ha llevado a la pérdida de vidas y al dolor de muchas familias.

El jueves pasado los loretanos amanecíamos con la desagradable noticia del asalto a una embarcación turística en el que viajaban cerca de medio centenar de pasajeros extranjeros y nacionales, los que por suerte no sufrieron ataque alguno más allá del susto, luego de las amenazas de los llamados piratas de río, quienes solo lograron sustraer prendas y equipos electrónicos de valor. Suerte que este asalta no haya ido para más.

Sin embargo este nuevo asalto, esta vez a una embarcación turística pone nuevamente en tela de juicio la seguridad no solo de los pasajeros de embarcaciones turísticas que sin duda será mayor noticia, sino de quienes a diario usan el medio fluvial como parte de su vida diaria para transportarse de un lugar a otro.

Y ante este hecho vale preguntarse: dónde está la Policía Nacional que cuenta con vehículos fluviales para el patrullaje en los ríos de la Amazonía. Dónde están los demás responsables de la navegación fluvial como: Autoridad Portuaria Nacional, Capitanía de Puerto de Iquitos y otros entes que tienen injerencia en la navegación fluvial. O es que se autoriza el zarpe de una embarcación y este que navegue a su suerte. Si es así, pues que sigan los asaltos de los piratas de río y nadie se queje.

No terminábamos de digerir el asalto por piratas de río a una embarcación turística y a las horas éramos testigos de incendio de una embarcación turística de lujo de la empresa Aqua Expeditions que ha dejado como saldo varios heridos y fallecidos. Muchos dirán que el incendio de esta embarcación no es novedad y están en lo correcto.

Lo que sí llama la atención es que esta vez no sea una embarcación a las que se las cataloga de común y corriente, sino que se trate de una embarcación que recorre reservas como el Pacaya – Samiria y tienen como destino final otros lugares turísticos.

El incidente fluvial del último sábado no ha quedado del todo claro y que por la memoria de los fallecidos y de sus familias que han llegado de otras ciudades para saber de sus seres queridos, se debe aclarar y buscar lo que generó esta desgracia y si existe responsables.

Más allá de estos dos incidentes que lamentablemente no serán los últimos, aunque quisiéramos que sí lo sean, es necesario que los índices de asaltos e incidentes como el incendio en la embarcación turística sean menores.

Es tiempo que la navegación fluvial de la que ahora muchos viven sea más segura. Ya es tiempo de que los propios propietarios de vehículos fluviales se preocupen porque este servicio sea seguro.

De nada servirá la formalización de los puertos cuando otros problemas no se solucionan como por ejemplo se permita que los pasajeros viajen sin tener puesto los chalecos salvavidas o con sobre peso de carga o pasajeros, o que por ejemplo se transporte junto con pasajeros cuando se sabe que eso no está permitido.

Dios guarde el alma de los fallecidos y dé la paz necesaria a sus familiares.

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