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La mirada prendida en el horizonte, allá donde el río parece que se junta con el cielo, mientras ellas y ellos sentados en el tabladillo del puente sueñan despiertos deseando que las esperanzas no se duerman. El agua pasa con su característico color marrón y las hojas de los arboles no mezquinan sus sombras mientras se espera la vida en forma de bote peque peque.