[Fue país invitado en FILBO 2014 pero el centralismo sigue su rumbo].

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Es verdad que el Perú estuvo en boca de todos. Antes, durante y después de la FILBO 2014 que se desarrolló en Bogotá entre el 29 de abril y el 11 de mayo. Nuestro país tuvo un pabellón especial donde se distribuyó un homenaje al poeta Antonio Cisneros, un espacio dedicad o al pisco, un auditorio estético donde se presentaron libros, realizaron conversatorios y dieron clases de cocina, otro espacio de exposición de fotografías de la Costa y Sierra, un pasillo para la oferta de artesanía, unas paredes informativas de los principales autores peruanos de todos los tiempos, un cuadrilátero para rueda de negocios y una librería con amplios estantes. Además de lugares para saborear la comida peruana hecha por restaurantes colombianos. También se organizó diversas actividades en las diversas salas de la FILBO. Por donde uno recorría se encontraba con algo del Perú. Lamentablemente no se puede decir que estuvo todo el Perú a la vez, como reza el slogan de la principal cadena noticiosa del país, sino que por razones que alguien tendrá que explicar la Amazonía fue la gran ausente como contradiciendo el discurso presidencial que siempre se refiere a la Selva. Así que eso de decir que la Amazonía está de moda, no es tan cierto. Algunos amazónicos estarán de moda, que no es lo mismo.

Otra actividad amazónica pero fuera del pabellón Perú se dio en la charla que ofreció el pintor Christian Benndayán en el auditorio “Porfirio Barba Jacob” con el tema “Comprender el verdadero arte amazónico” que tuvo como moderador al colombiano Jaime Cerón. En el programa estaba incluida Lastenia Canayo pero no participó. Y en ella Bendayán mostró el desarrollo de la pintura amazónica con representantes de San Martín, Ucayali y Loreto.

El día de la inauguración no pudo ser más mediático. Coincidieron los presidentes de Perú, Ollanta Humala, que llegó especialmente para la ocasión, de Colombia, Santos y el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa. Los organizadores, a raíz de la muerte de Gabriel García Márquez ocurrida en Ciudad de México el 17 de abril, tuvieron que planificar apuradamente homenajes al Premio Nobel de Literatura 1982 e invadieron el campo ferial con fotos, libros, textos y flores amarillas que, como se sabe, eran las preferidas de aquel inmortal que nació el 6 de marzo de 1927 en el pueblo caribeño de Aracataca.

Como era previsible, el discurso mejor elaborado de la noche de la inauguración fue pronunciado por Mario Vargas Llosa. Mientras que el presidente peruano habló escuetamente el presidente anfitrión cayó en lugares comunes que la misma prensa de Bogotá criticó tanto en el fondo como en la forma. Pero la charla “Memoria e investigación” que sostuvieron en el auditorio “José Asunción Silva” el 30 de abril Mario Vargas Llosa con el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez será recordado como uno de los más destacados. Tanto así que la televisión colombiana lo ha difundido en reiteradas oportunidades. En ella el autor de “La ciudad y los perros” habló sobre su vocación, sus inicios, su padre, su experiencia política electoral y la forma cómo va tejiendo historias que luego las publica. Tuvo varias partes divertidas, como aquella donde narró la experiencia de conocer al protagonista de “Historia de Mayta”, quien había salido del penal de Lurigancho y conversó en el escritor una noche hasta la madrugada y que le obligó a cambiar varias partes de la obra que ya estaba terminada. Pero Vargas Llosa dijo algo que no se ha tomado con la debida importancia pero que los amazónicos debemos resaltar.

El autor de “La casa verde” dijo a Juan Gabriel Vásquez que en 1958 hizo uno de los viajes más fértiles de su vida, precisamente a la Amazonía. De ese viaje le nació la idea de escribir la novela que transcurre entre la selva y las tierras piuranas y también la primera novela en la que apela al humorismo como es “Pantaleón y las visitadoras”. Por supuesto que “El hablador” también se germinó en ese viaje y aquella obra comienza cuando el protagonista observa una exposición sobre Amazonía en Florencia, Italia. Al escuchar esas palabras tan sentidas y agradecidas por la Amazonía cualquiera pensaba que en el pabellón de Perú la zona que ocupa cerca al 60 por ciento del territorio tendría un lugar privilegiado para mostrar sus encantos. Tremenda decepción.

Comencemos por la gastronomía. Al costado del pabellón Perú se instalaron varios puestos de comida peruana. Ni un solo bocado amazónico. Como si no existiese la cecina o como si Pedro Schiaffino, uno de los más renombrados y enterados cocineros de la patria, por gusto ha fusionado la comida amazónica ancestral con los ingredientes nacionales modernos. Se perdió una gran oportunidad de mostrar y saborear los potajes amazónicos. Y no es que carezcamos de representantes sino que los encargados de la selección tuvieron esa desagradable omisión.

Ya en el pabellón Perú la ausencia amazónica era terrible y, aunque los visitantes colombianos y de otros países y quizás hasta los peruanos de otras regiones no se dieran cuenta, cualquier persona medianamente enterada de las manifestaciones culturales en el país notaba que nadie se interesó desde el Ministerio de Cultura en mostrar al Perú en su conjunto y no con esa parcialización despreciable y despreciada.

En ese pabellón se mostraba la vida y obra de Antonio Cisneros con gigantografías e infografías donde se detallaba la creación poética del “oso hormiguero” y con numerosas fotos con amigos, colegas y familiares se exhibía la creación de uno de los poetas peruanos. Uno salía de ese ambiente enterado de las andanzas literarias y de las otras del autor nacido en Lima. En el bien pensado y montado auditorio se realizaron diversas actividades. En total 116 solo en ese auditorio. De ellas solo dos tenían que ver con la Amazonía. La primera, el sábado 10 de mayo, con la presentación del “Album de fotografías del viaje de la comisión consular al río Putumayo y afluentes – agosto a octubre de 1912” en la que participaron Manuel Cornejo Chaparro, Percy Vílchez Vela y Jaime Vásquez Valcárcel que, valgan verdades, tuvieron que hacer malabares para que se incluya dicha presentación y que además, no representó ningún costo para el Ministerio de Cultura. La otra se realizó el domingo 11 de mayo con la presentación del libro “Crónicas del paraíso” donde estuvo el autor Christian Benadayán junto a Catalina López Betancur. Hay que añadir que como una deferencia especial de los representantes de Tierra Nueva y el CAAAP, es decir, Percy Vílchez y Manuel Chaparro, se pudo mostrar por breves momentos las obras de la artista nativa amazónica Lastenia Canayo, quien luego tuvo que improvisar un espacio para ofrecer su trabajo.

Uno recorría el pabellón Perú y podía apreciar la muestra “Mírame, Lima” una selección de fotos de Morgana Vargas Llosa y Jaime Travezán y en otro extremo la exposición de fotos “Kapaq Ñan” sobre paisajes y pobladores andinos. Todas las fotos con una calidad impresionante, por supuesto. En medio de ambas exposiciones un corredor donde se ofrecía artesanía de diferentes partes del país. Ahí la selva estaba presente con telas, collares y trabajos manuales que tuvieron acogida del público que hacía cola para ingresar al pabellón. En un extremo, con un diseño moderno y bien documentado –aunque algunos consultados afirmaron que hubo controversia por la inclusión de uno y la exclusión de otros- el visitante se ilustraba sobre literatura y literatos. Se colocó a los más representativos, básicamente autores que dejaron obra y pensamiento. Pero lo que sucedía en la librería peruana era un desastre. Libros mal distribuidos, estantes instalados sin ningún criterio temático. Se podía encontrar libros sobre autocad, por ejemplo, o un texto del congresista Omar Chehade sobre la extradición al expresidente Alberto Fujimori. Más allá de ese desorden, tampoco se veía libros amazónicos. Con algo de curiosidad nos acercamos a la zona de entrega de las compras y a la distancia se apreciaba “Sociedad bosquesina” de Jorge Gashé y nada más. Preocupado por esta ausencia Manuel Cornejo preguntó a los responsables sobre los libros amazónicos y un despistado –faltando dos días para que concluya la feria- afirmó que recién los iba a sacar de los cajones. De Ripley

Otra actividad amazónica pero fuera del pabellón Perú se dio en la charla que ofreció el pintor Christian Benndayán en el auditorio “Porfirio Barba Jacob” con el tema “Comprender el verdadero arte amazónico” que tuvo como moderador al colombiano Jaime Cerón. En el programa estaba incluida Lastenia Canayo pero no participó. Y en ella Bendayán mostró el desarrollo de la pintura amazónica con representantes de San Martín, Ucayali y Loreto.

También hubo una participación de pueblos oriundos amazónicos que encabezó la directora de la DDCL, Maritza Ramírez, quien junto con un grupo de seis personas focalizó sus actividades en el pabellón 20 de la FILBO en lo que podría considerarse un intento algo tenue porque todos estén representados.

Ésta es una mirada a lo que fue la FILBO 2014 y ojalá que para otra oportunidad quienes tengan la responsabilidad de seleccionar los temas e invitados tengan mayor cuidado y criterio porque lo de Bogotá fue una oportunidad perdida para demostrar que el Perú no es solo Lima y que en las provincias existe una efervescencia cultural que es necesario que se conozca en el exterior y, también, en toda la patria.