Por Miguel Donayre Pinedo

Me topé con esta novela de manera circunstancial. Me llamó la atención el título, dije que seguro estará adobado de la floresta. Fue un flechazo. Es una novela de Sam Savage, un escritor norteamericano que publicaba alejado de las grandes casas editoriales hasta que lo descubrieron. Pero la historia que contaba estaba bien alejado de la floresta, era la historia de un urbanita casi al borde de la desesperación con diferentes frentes en la espalda: sufría el abandono de su compañera sentimental, la casa donde vivía se caía de a pocos, su salud no era buena, los inquilinos que dependían  de ello  no pagaban el alquiler, le urgía el banco para pagar sus deudas, la revista literaria que dirigía pasaba por apremios económicos y como parte de sus quehaceres redactaba cartas a noveles escritores y escritoras negándoles la publicación de sus obras, se inserta una novela inconclusa. En fin, a pesar por caminar por situaciones límites nunca dejaba de escribir. Fue su salvación. En esa floresta de papeles él como esos mamíferos resistía. Así veía la luz al final del túnel, escribiendo. Cual Quijote blandía sables contra la realidad y molinos, pero no dejaba de escribir. Es un homenaje a este oficio solitario donde no se busca la gloria fácil.