El candidato Pedro Pablo Kuczynski fue separado de la campaña electoral. La decisión partió del Jurado Nacional de Elecciones que no pudo soportar que el aludido hiciera su campaña insultando a los demás. Nadie sabe qué ocurrió con ese candidato que a lo largo del tiempo había mostrado mesura y respeto a los demás. La cosa comenzó cuando acusó de ignorante a un periodista en Puno. Luego de que pidió disculpas públicas por ese insulto todo el mundo pensó que la cosa quedaba ahí. Pero el candidato del cuy, de pronto, en un mitin en Iquitos reventó en fuertes palabras contra sus opositores.

 

A partir de ese momento no dejó de lanzar sapos y culebras contra todos, hasta contra los mismos electores que no le daban  su preferencia en las intenciones de voto. Con el transcurso de los días se hizo imposible que alguien entrevistara al señor Kuczynski, porque de un momento a otro soltaba groserías de grueso calibre, hacía gestos obscenos y quería que le agarraran los mellizos. Era increíble lo que pasaba con ese candidato que de cauto, pacífico y sereno pasó a agresivo, intratable y grosero. En vano sus partidarios decían que estaba atravesando por un difícil momento y que pronto todo iba a pasar. El señor Kuczynski empeoró y apareció en una entrevista con los pantalones bajados y hablando pestes de sus rivales políticos.

 

En esas circunstancias tuvo que intervenir el Jurado Nacional de Elecciones. Los miembros de dicha entidad, en una rápida reunión, decidieron que el señor Kuczynski no podía seguir en la contienda electoral. Era un verdadero peligro para la buena educación y las sanas costumbres. El  inconveniente fue retirar de la contienda política al aludido que quiso seguir en la campaña con sus insultos y sus groserías, y fue necesario la presencia de una dotación de policías para detenerle y trasladarle a una conocida prisión de la capital peruana.