[Por: José Carlos RODRÍGUEZ NÁJAR].

La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura, decía Unamuno;  no es diatriba ni afán de entorpecer los justos deseos de poder de los aspirantes al trono distrital, local o regional, son aspiraciones necesarias y naturales, la búsqueda de la felicidad y la tranquilidad de los pueblos que viven en una permanente opresión y miseria. Todo este propósito no puede realizarse si no hay una voluntad política de parte de los poderes locales, regionales y nacionales, y, una búsqueda atrevida en el seno de las empresas privadas que ejercen y tienen poder adquisitivo, pudiendo favorecer y beneficiar a la culturas con sus aportes respectivos.

Hurgando en los desniveles de las diferentes propuestas de los “planes de gobierno” de las diferentes “organizaciones políticas” entramos en un país de tinieblas y a tientas tratamos de adivinar generalidades de algunos niños primariosos que han plagiados mal exposiciones y conceptos de quienes a su vez también solapadamente han plasmado ciertos planes e ideas que no manejan y que no lo aplicarán jamás.

Raro es el político que en sus arengas al pueblo haga referencia de alcances culturales o desarrolle una propuesta que justifique su apego a la instrucción, simplemente, de forma optimista se obstinará de barnizar y embellecer la misma propuesta que hacen sus enemigos políticos alargando con cautela la estupidez de sus propuestas.

El otro detractor que por despecho de no haber sido aceptado en uno u otro grupo o partido, saca todo su batería de guerra, desafiante embanderado de la verdad, enmascarando su ficción y su angustiante ambición de cicatero, se torna como una amenaza para los débiles candidatos sin discurso, sin horizonte, sin allegados capaces de ilustrarle un instante de sus inequidades; Este detractor, campea en los diferentes medios de difusión masiva, anegando de bazofia y ponzoña a los verdaderos hacedores de obras sociales.

Este detractor, perfecto pesimista deductivo, con ideas preconcebidas: desafía, se vanagloria, y, hasta se cree el “Yo el Supremo” personaje novelesco del autor uruguayo Roa Bastos.

La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura, decía el gran filósofo español Miguel de Unamuno, y cuánta razón alberga esta idea, el que sabe es libre y cuanto más sabes mejor manejas tu libertad.

Nuestro pueblo es cautivo de su ignorancia, debido justamente a la desgracia que nos cobija nuestra pequeña historia, de tener gobernantes “pizarritos” que sólo ven abruptos dividendos y ostentar el poder para colmar sus bajos instintos, tanto de poder como sus propios vicios personales. La cultura es un fantasma que campea en sus memorias enfermizas, los  obnubila y los tienden sus propias trampas.

Se diría que no hay futuro para estos veinte y ocho millones de personas que viven en la selva amazónica, (si nos regimos por el fatídico: sin cultura = sepultura) ciertos de entre ellos, jamás tuvieron contacto con la “civilización” y con seguridad, no son conscientes de las amenazas que pesan sobre sus modo de vida.

Nuestros pre-candidatos a las distintas instancias del poder, son hasta hoy, incapaces de mostrar una hoja de ruta con propuestas sólidas en el campo de la cultura, salvo el presidente del GOREL, tildado de “aventurero” por quien no sabe que nuestra región y nuestra selva ha sido pasto de aventureros, locos celestes-predicadores, y, criminales de etnias. La irresponsabilidad del discurso fácil hizo que este pobre infeliz que se tilda de político, hizo que su calificativo de “aventurero” recayera sobre el presidente del Gobierno Regional de Loreto, nada más perverso e inicuo que esta acusación, además de gratuita, avieso.

Estos espectros políticos inmersos en la fatigosa tarea de parecer verosímiles, se gargarizan con acusaciones estúpidas.

Frente a ello, el GOREL, encarnando la nueva visión de sociedad y desarrollo, se propone aliviar  la falta de lectura, y por ende enriquecer el plan lector en las aulas, creando un “Casa Editorial”, (otro mega proyecto) para la publicación masiva de textos escolares, cuentos, novelas, poesías, ensayos etc. que llegarían gratuitamente a los centros de formación y a la venta popular a precios módicos. Reglas de lectura estricta  en todos los niveles escolares, a la búsqueda de mejorar el nivel de comprensión lectora en nuestra región. Este mega proyecto está acompañado de otro no menos importante, como es, la creación de una gran “Biblioteca Popular”, esta comarca de libros y espacios lúdicos para niños y jóvenes, vienen a afianzar la publicación de obras regionales, nacional e internacionales, facilitando la comprensión lectora de cuya vergüenza aún no encontramos paliativo, salvo este expediente de larga duración e histórica.

Apoyar estos proyectos es apostar por el desarrollo cuantitativo de nuestra región, sin alentar a burdos políticos que no tienen nada que proponer que el escarnio y la vulgaridad.