El dinero en campaña

Los increíbles 20 millones de soles que gastó el ahora candidato Alejandro Toledo en 97 viajes a Punta Sal nos salen al paso cuando falta algo así como un mes para las elecciones de este año.  El otrora mandatario no solo gustaba de empinar el codo y las patas, sino darse la de viajero turístico, de hombre en perpetuo crucero de placer y a lo grande. No con la suya. Con plata de todos los peruanos. A un mes de la justa electoral nos salen al paso también otras hazañas de los candidatos que tienen que ver con el poderoso caballero que es don dinero como dijo don Francisco Quevedo y Villegas.

Don Ricardo Palma, tan zumbón y burlador como el escritor español tan bestia, dijo que con la plata baila el perro y el gato sirve de guitarrero. Efectivamente, mucha gente haría cualquier cosa por agenciarse de unos fondos inesperados. Los candidatos en general también, pues una campaña electoral cuesta más que los dos ojos de la cara. Los candidatos no sueltan prenda sobre cómo financian sus exagerados gastos. No dicen de dónde viene el billete, de qué fuente bien provista sale el molido, de qué ubre portentosa surge la marmaja. No tienen las cuentas claras y declaran un par de sandeces como aquello de la parrillada millonaria de Keiko Sofia, de los aportes de socios  desinteresados que cotizan como en una feria.

Pero la cosa no es tan simple ni tan boba. En realidad, poco se sabe de los grandes millonarios que cotizan durante las campañas. Salvo que uno u otro dato, nunca aparecen nombres y cifras y nadie se ha preocupado por aclarar ese asunto que es clave en cada gobierno. Porque nadie pone un sol como donación o regalo.  Toda campaña es una inversión. Y ya el candidato en el gobierno la cosa es de recuperación de lo gastado y la inevitable ganancia. ¿Cómo evitar ese uso indebido del poder?

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