EL DÍA PORNO

La costumbre de aguar la fiesta, de frustrar la parranda, no nos es ajena en los cortos días de nuestra historia regional. Tampoco perdona al ejercicio del periodismo. Hoy que es día oficial del gremio, en vez de la inocencia de las cebichadas, de los almuerzos, de los distintos brindis a favor de los que se encargan de informar a la población, los del oficio por lo menos deberían esconderse en sus guaridas o covachas o casas. Y no salir por lo menos hasta mañana ante el feo asunto porno que estalló en las oficinas de Imagen Institucional de la municipalidad maynense. En una computadora fueron encontrados centenares de fotos de féminas en paños menores y no precisamente tomando sol en la playa y acompañadas de sus mascotas preferidas.

En día súbitamente porno se ha vuelto la celebración periodística de este año. El feriado largo, modalidad del relajo fácil, de la apatía general, del facilismo ciudadano, no podrá  realizarse en esta fiesta debido a ese erotismo visual que alguien auspició en una entidad pública. La verdad saldrá a la luz en su momento y tendrá que ser el Poder Judicial el que determine qué  sucedió en esa oficina. El hecho de todas maneras perjudica a todos los que militan en el oficio. Y es una muestra más del desprestigio social en que se desenvuelve el mejor de las profesiones.  Nos guste o no, esa es la triste verdad de la milanesa y esa pornografía en una oficina de prensa es una raya más de ese tigre chúcaro.

Los gallardos  periodistas locales no pueden hacerse los angostos o los locos ante ese bochornoso episodio donde de todas maneras están implicados personas que pertenecen al ejercicio de la profesión. Y no se trata de esconder la cabeza debajo de las alas, o pensar en el yo no fui. Se trata del oficio. Una profesión que tiene que refundarse para convertirse en un oficio digno y capaz  de ayudar a fundar el futuro.