Javier Vásquez

La palabra corazón proviene etimológicamente del latín cor. Es el órgano muscular principal del aparato circulatorio en todos los animales que poseen un sistema circulatorio. En el ser humano está ubicado dentro del tórax, entre los dos pulmones, ligeramente orientado hacia la izquierda, siendo un músculo hueco aproximadamente del tamaño de un puño, con un peso de alrededor  300 gramos en adultos. Se cubre con dos membranas delgadas de protección: el epicardio en la parte externa y el endocardio en la interna. Funciona como una bomba aspirante e impelente, bombeando la sangre a todo el cuerpo.

Está dividido en 2 grandes mitades: el corazón derecho y el izquierdo y ambos subdivididos a su vez en una aurícula y un ventrículo que están separados por unas válvulas que impide el retorno de la sangre. El corazón derecho recupera, a través de las venas, la sangre pobre en oxígeno y rica en monóxido de carbono, de vuelta de los tejidos y órganos que ha alimentado y la lleva a los pulmones para que se oxigene. La parte izquierda del corazón, recupera esta sangre de los pulmones y la bombea por todo el cuerpo a través de la arteria aorta nacida del ventrículo izquierdo, garantizando con ello una adecuada oxigenación de todos los tejidos.

Ahora bien, esta maravillosa máquina puede sufrir de muchos males que ponen en peligro su normal funcionamiento y están dentro de las que se denominan enfermedades cardiovasculares. Las enfermedades que afectan propiamente  el corazón se incluyen la cardiopatía coronaria, que afecta a los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, la cardiopatía reumática que son lesiones en el músculo cardiaco y en las válvulas del corazón a causa de una infección por estreptococos, las cardiopatía congénitas que son malformaciones cardiacas presentes desde el nacimiento.

Las enfermedades que afectan propiamente a los vasos sanguíneos son las enfermedades cerebrovasculares que afectan a los vasos que irrigan el cerebro, las arteriopatías periféricas que afectan a los vasos que  irrigan los miembros superiores y los inferiores, las trombosis venosas profundas que son formaciones de coágulos en las venas de los miembros inferiores generalmente y cuando estos se desprenden pueden causar las embolias pulmonares al alojarse en los vasos sanguíneos de dicho órgano.

Estas enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo. Cada año mueren más personas por estas patologías que por cualquier otra.

Se calcula que en 2012 murieron en todo el mundo, por estas enfermedades cardiovasculares, 17,5 millones de personas, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas. De estas muertes, 7,4 millones se debieron a la cardiopatía coronaria, y 6,7 millones, a los accidentes cerebro vasculares y la mayoría de estas defunciones  se producen en los países de ingresos bajos y medios.

La mayoría de las enfermedades cardiovaculares pueden prevenirse actuando sobre factores de riesgo tales como el consumo de tabaco, las dietas inapropiadas, la obesidad, la inactividad física o el consumo nocivo de alcohol, para ello hay que utilizar estrategias que abarquen a toda la población.

Para las personas con enfermedades cardiovasculares o con alto riesgo cardiovascular (debido a la presencia de uno o más factores de riesgo, como la hipertensión arterial, la diabetes, la hiperlipidemia o alguna enfermedad cardiovascular ya confirmada), son fundamentales la detección precoz y el tratamiento temprano, por medio de servicios de orientación o la administración de fármacos, según corresponda.

Para ello hay que desarrollar políticas de salud integrales y no de forma aislada ni mediáticas, pero como siempre insistimos, la salud empieza en nosotros mismos. Cuidemos nuestro cuerpo, después exijamos al estado que se preocupe por nosotros.