CURÁNDOSE EN SALUD

Javier Vásquez

Llamado también apéndice vermiforme o cecal es una prolongación delgada y hueca situada en la parte inferior del intestino ciego y se desarrolla embriológicamente a partir de él. Mide, en promedio unos 10 centímetros. Se considera actualmente, aunque con ciertos reparos, un órgano vestigial, sin función conocida, aunque muchos científicos postulan  que deben tener relación con las bacterias que forman la flora normal del intestino. Algunas enfermedades como el cólera o la disentería eliminan estas bacterias de nuestro cuerpo y la función del apéndice en estos casos sería renovar la colonización bacteriana del intestino. El apéndice actuaría como un lugar de protección para estas bacterias y además sería el lugar donde se puedan reproducir.

La apendicitis es la inflamación del apéndice y generalmente se produce cuando el apéndice es obstruido totalmente por heces, un cuerpo extraño o, menos frecuentemente, un tumor. El primer síntoma casi siempre es un dolor alrededor del ombligo siendo leve al inicio, haciéndose más intenso. Suele acompañarse de náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento y fiebre de intensidad variable. El dolor de inicio tiende a localizarse en la parte inferior derecha del abdomen a las 12 a 14 horas luego del inicio de las molestias.

A veces el diagnóstico en esta fase inicial es difícil y la observación constante más algunos exámenes de laboratorio permite al médico dar el diagnóstico antes que el cuadro se complique y el apéndice se rompa. Cuando esto sucede se puede presentar una peritonitis que si no se combate a tiempo puede causar la muerte. En estos momento los síntomas son más intensos: hay fiebre intensa y escalofríos, náuseas y vómitos y mal estado general con dolor intenso en el abdomen.

El cuadro de apendicitis se puede confundir con una gastroenteritis aguda, cálculo urinario (presencia de piedras en las vías urinarias), pielonefritis (infección renal), diverticulitis (inflamación o rotura de unos pequeños sacos que se presentan en el intestino grueso), úlcera intestinal perforada, colecisititis (infección de la vesícula biliar y sus conductos), cáncer de colon perforado, parasitosis intestinal y otras muchas más patologías menos frecuentes. Por ello el diagnóstico tiene que ser bien sustentado para tomar una decisión correcta.

Si se detecta tempranamente, la cirugía es la primera elección y consiste en extraer el apéndice, siendo la recuperación rápida y satisfactoria. Si el apéndice se rompe puede formar un absceso, obstruir el intestino, causar peritonitis y con frecuencia llevar a infección de la herida después de la cirugía.

Algunos autores describen la apendicitis crónica como la obstrucción parcial de su luz que remite espontáneamente. El cuadro clínico se presenta con dolor moderado en abdomen inferior derecho de dos o más semanas de duración y se cree que es el 5 a 10 % de todos los casos de apendicitis. El diagnóstico definitivo lo da el estudio anátomo patológico del apéndice donde se observa inflación crónica.

A veces es necesario realizar la apendicetomía profiláctica, esto es extraer un apéndice sano ante el riesgo de estar en un lugar alejado y se pueda presentar un cuadro de apendicitis  donde no existan servicios de salud o que la evacuación del paciente sea imposible o muy dificultosa. Por ejemplo cuando se van a largas travesías por razones de trabajo (misioneros, científicos etc.).

Siempre es importante acudir al médico para un chequeo médico rutinario, la orientación de una dieta adecuada, el llevar una conducta saludable disminuye también la posibilidad de un cuadro de apendicitis.