Si estás enojada, tómate el día. No pasará nada y decides apartarte un día de tu rutina regular. De acuerdo con un estudio de la revista Circulation, ejercitarte mientras estás enojada ¡triplica! el riesgo de un ataque cardiaco.

Según la investigación, el esfuerzo físico pesado incrementó dos veces el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Pero un momento de furia, lo triplica. Los investigadores comprobaron que las condiciones emocionales y físicas extremas tienen efectos similares el de un ataque cardiaco. “Ambas pueden aumentar la presión y el ritmo cardiaco, cambiando el flujo sanguíneo a través de los vasos y reduciendo el suministro de sangre al corazón”, afirma Andrew Smyth, autor principal del ensayo.

“Le recomendamos a una persona enojada que busca mejorar su humor a través de la actividad física, que no vaya más allá de su rutina normal”, dijo el doctor Andrew tras el estudio realizado a 12 mil 461 pacientes de 52 países.

Enojarse es, de hecho, peligroso para la salud. Cuando estamos muy enfadados, las células cargadas de los lípidos liberan grasa en el flujo sanguíneo para hacer uso de ella en caso de necesitar energía extra de emergencia. Pero donde esta presión sanguínea crece, las paredes de las arterias se deterioran y esa grasa acumulada se transforma en colesterol malo.

La rutina de ejercicio adecuada, por su parte, puede mejorar visiblemente tu salud física y mental. Ejercitarte de manera cotidiana te puede ayudar a prevenir de contraer cáncer de colon y próstata. Quienes realizan una actividad física constante tienen menor probabilidad de enfermarse y más posibilidades de gozar de una vida más larga.

Y aunque no todas las actividades físicas tienen igual estímulo sobre la salud, trabajar a alta intensidad genera mayor liberación de endorfinas. Por tanto, el ejercicio podría parecer la “salid fácil” ante un ataque de ira, ¡pues no! Recuerda no ejercitarte mientras estás enojada.