La injusticia de los pobres ingresos

En el deterioro institucional, que es uno de los signos del país de estos tiempos, ocupa un lugar importante el Poder Judicial. No solamente por las hazañas hamponas de ciertos jueces y fiscales, por las denuncias sobre corrupción que de vez en cuando aparecen en la prensa, sino también porque es un centro de huelgas insistentes, reiteradas. En el centro de la justicia aparente, en el lugar de la liberación o la condena, la huelga es una parte de su funcionamiento. Es una oficina permanente, inmutable,  donde late la injusticia de los tristes ingresos nacionales, de las pesetas mensuales que ganan tantos moradores de este país a la deriva.

En el Perú del pobre salario, de las deudas para fin de mes, del recurseo para parar la olla todos los días, los huelguistas de ahora piden lo que siempre han pedido: aumento de sus magros ingresos. No piden nada del otro mundo. Exigen ingresos más justos para una mejor calidad de vida. Algo que cualquier ser humano anhela. Desde hace tiempo piden lo mismo.  Y nadie les hace caso. No hay dinero, es la  nada imaginativa respuesta que siempre han recibido los huelguistas de antes y de todavía. El presidente del Poder Judicial, don Javier Villa Stein, juega al deporte del doble discurso, de la doble cara. En principio estuvo de acuerdo con los huelguistas. En el presente,  se muestra más bien intransigente y dice que no se puede dialogar con sujetos que toman medidas de fuerza.

El aludido, que tiene veleidades presidenciales, debería entender que de lo que se trata es de borrar del mapa la injusticia de los pobres ingresos del sector. Allí está la clave de todo. Lo demás es pura pose, simple demagogia y hasta ineptitud para encontrar una solución a un viejo reclamo de trabajadores del cuestionado Poder Judicial.

1 COMENTARIO

  1. esta es muy bueno ya que te da informacion muy itil gracias
    a quien lo aya publicado muchas gracias!!!

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