Reseña de un viajero inútil   

Los auténticos viajeros son despiadados, decía don Elías Canetti. Entre nosotros acaba de aparecer un viajero de otro tipo. Un viajero inútil. Un varón obsesivo por irse siempre, que se nutre de la mañana a la noche de partidas, de adioses, de rutas establecidas. Pero se marcha por las puras, por simple turismo, por nada a cambio. Nos referimos al aventurero, al paseandero, al itinerante Charles Zevallos. Desde que asumió el cargo edil, ayer nomás, vive de viaje. En poco tiempo ha acumulado demasiadas horas de vuelo, excesivos gastos en hoteles y nutridas facturas en comidas y bebidas. Y no está en su despacho alcáldico. No está en la ciudad.

En otra de sus errancias inútiles, de sus rutas a la deriva, parte para el cantón ecuatoriano de Loja. Parte con bombos y platillos, con permiso oficial de los regidores, con notas de prensa que alimentan mentiras. Porque en los días en que el señor burgomaestre de Maynas estará en la ciudad aludida no hará nada importante. De acuerdo a la programación oficial no expondrá sobre las ventajas de su gestión o el futuro de las pistas prometidas, no firmará convenios con nadie, no dirá nada en ninguna parte. Perderá su tiempo en desayunos, almuerzos, cenas; visitas a centros comerciales, parques de diversiones, viveros y rotundos zoológicos.

El viaje entre nosotros es un cuento. Cuando en tiempos coloniales los misioneros desde la maraña iban a pedir ayuda a la capital, el virrey les respondía que no había plata. Como ahora. En 1940 don Marcial Medina Piñón, después de una opípara comilona, viajó a Lima a hacer gestiones. Seguimos esperando los resultados. Otros fracasaron también. Don Charles Zevallos debería dejarse de payasadas viajeras. Debería comenzar a  gobernar esta ciudad  en tiempos del dengue y de otras pestes.

1 COMENTARIO

  1. Sería bueno que su diario publicara a cuánto ascienden los viáticos y que se contraste con alguna directiva que sobre los mismos debe tener aprobado el Concejo Provincial. Le aseguro que

    Igual observación debería hacerse a Vásquez Valera.

    Esto de los viáticos -para no hablar de utilización de vehículos oficiales- es el negociado pequeño (la caja chica) de todo funcionario y servidor público «comisionista». Hay increíbles casos de adulteración -falsificación de boletas- donde los «viajeros» consumen, en un día, lo que no consumen en un mes.

    De otro lado, la palabra «Alcàldico» existe, no figura en el RAE y me temo que, usted no es un literato para darse el lujo de licencia para inventar palabras. Escriba con un diccionario en línea, le recomiendo: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura

    Saludos

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