Nuevo presidente de la Corte

La elección del Presidente de la Corte Superior de Justicia de Loreto se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza. Es posible decir que el problema consiste en que hay mucho candidato para un cargo de esa envergadura, de esa importancia para el destino de un rubro tan crucial para nuestro futuro. Tanto aspirante a ocupar ese sillón ha puesto las cosas difíciles. De color oscuro, por decir así. Los señores vocales, ciudadanos que son los que eligen a la máxima autoridad de la justicia regional, van a tener que hilvanar fino para no caer en una especie de callejón sin salida, en un caos que podría perjudicar la marcha de la justicia local. Pero ese cargamontón de candidatos es apenas una anécdota en ese rubro.

Porque lo importante es el desafío que espera al presidente elegido de la Corte de Justicia. No puede ser otro que la búsqueda de una mejor imagen de esa entidad que en el Perú, en la región, no es bien vista por la población. El ejercicio de la administración de justicia está desprestigiado. Es un oficio que entra de inmediato en el terreno de la duda, de la sospecha, de la falta de ética. Casos innumerables se pueden citar para demostrar lo que decimos. Pero podemos también ir hacia el pasado para ver que esa justicia no era tan honesta. Don Pedro Pascasio Noriega fue víctima de  fiscales corruptos, de jueces venales y fue a parar a la cárcel después de denunciar por estafa al coronel Oyarte. El hecho doloso nos lleva a la falencia estructural de la justicia.   

Esperamos que el mandatario elegido para dirigir los destinos de la Corte loretana tome en cuenta ese desencuentro histórico y, de alguna manera, haga algo para que la imagen de la justicia cambie y la ciudadanía confíe en los jueces y fiscales y en los operadores del derecho.

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