El Paraíso donde reposa tranquilo el manatí

El hidroavión Twin Otter vuela impecablemente sobre el cielo. Para ser domingo, temprano, hay mucho cielo gris.  Abajo, nubes se superponen a un paisaje verde infinito. Dentro de la nave, entre otros, Luis Campos Baca, saliente presidente del IIAP; David Panduro de la Direpro Loreto; Daryl Lee Richardson, fundador y presidente de Acobia; Ernesto Ráez, asesor del Ministro del Ambiente y Mávila Huertas, conductora del futuro documental que América Televisión viene realizando sobre el Amazonas; vamos, pálidos pero serenos, con chalecos salvavidas y audífonos.

Nos dirigimos al puesto de vigilancia comunal Cantagallo, ubicada en la cocha El Dorado, cuenca de los ríos Yanayacu y Pucate. Sí, nos espera la enorme reserva natural Pacaya-Samiria (el área natural protegida más extensa del país con una superficie de 20 mil 800 km²;  y la cuarta área natural protegida más grande de toda América del Sur).  El motivo de nuestro viaje es formar parte de la segunda liberación de manatíes en cautiverio, como parte de las actividades celebratorias por el Día de la Tierra. Por segundo año consecutivo, el Centro de Rescate Amazónico (esfuerzo mancomunado del Dallas World Aquarium, la DIREPRO Loreto, el IIAP, el Programa Regional de Manejo de Recursos Forestales y Fauna Silvestre de Loreto y Acobia-DWAzoo) realiza este simbólico evento, que tiene una connotación muy especial.

El 2011 fueron 5 los manatíes (conocidos también como vacas marinas) devueltos a su hábitat natural. En esta oportunidad serán tres: “Marina” y “Requena”, rescatadas en el 2010 y “Aantu”, rescatado en el 2008. Cada uno suma entre 120 y 180 kilos de peso y para ser trasladados se necesita la fuerza de por lo menos 6 personas. A simple vista, son amistosos y dóciles. De cerca, lo son aún más.  El lugar ideal de la especie, de por sí, es la Reserva Pacaya Samiria, refugio y salvavidas para una estresante vida amenazada por la depredación y la contaminación.

Demás está recordar que este mamífero acuático, herbívoro, ha sido catalogado como especie en peligro de extinción  debido a la caza indiscriminada y el comercio ilegal de la que son víctimas sus poblaciones. Justamente el CREA busca desarrollar  programas de  rescate, rehabilitación y liberación de especímenes de mamíferos acuáticos y fauna silvestre en peligro en Loreto, afianzados mediante un programa de educación ambiental integral, que fomente la sustentabilidad y la sensibilización, según lo que me relata el director del proyecto Acobia, Javier Velásquez Varela.

Son innumerables los casos de mamíferos acuáticos maltratados y agredidos de modo brutal por el ser humano. Los manatíes y delfines de río llevan la peor parte en esta suerte de brutal acoso de los cazadores ilegales, de los chacareros insensibles. Sin ir muy lejos, el año 2009, 15 manatíes bebes fueron exterminados por pescadores que los acusaban de robarse sus peces, de modo por demás equivocado. El salvajismo con que los animales son tratados rompe cualquier resistencia sentimental posible y nos envuelve en una espiral de tristeza e indignación.

Pero existe un cambio muy importante en la actitud de la gente respecto de la conservación de los manatíes. La organización “Yacutaytas” – Padres del agua – conformada por pobladores de alrededor de una veintena de familias de la Reserva, han decidido tomar la batuta del resguardo y monitoreo  mediante telemetría, previa capacitación, durante un año. Son los aliados naturales de esta cruzada y no permitirán que nadie haga daño a los animales, lo dice enfáticamente Lidber Arrué, su jefe comunal.

Evidentemente, hay un alto y muy positivo trabajo de Educación Ambiental un pilar fundamental en la concientización. Cristian Vélez es responsable del programa “Educación Ambiental y Conservación de Vida Silvestre para una Mejor Calidad de Vida de las Poblaciones Amazónicas”, iniciado en el año 2008 como complemento al trabajo de rescate y rehabilitación de manatíes. Su labor consiste en desarrollar talleres a estudiantes y pobladores de la región. No solo realizan pedagogía en Pacaya Samiri, sino también en el área urbana de Iquitos, Requena, así como pueblos de la cuenca del Alto Nanay, orientados a la conservación de recursos y ecosistemas para así formar ciudadanos con valores y conciencia ambiental.

El Programa de Educación Ambiental ha realizado talleres y charlas a más de 50,000 habitantes y ha implementado técnicas didácticas bastante funcionales, como un teatro de títeres, nueva y didáctica metodología que explica la importancia de la conservación de los recursos naturales con un lenguaje y psicología amazónica, no solo de los manatíes, sino de otras especies amenazadas, como el bufeo colorado, el lobo del río o el huapo colorado, etc.  Su destacada metodología lo hizo acreedora del Premio Protagonistas del Cambio 2011, organizado por la Fundación Sylvan-Lauratte  y la UPC, por su alto impacto social. Un orgullo.

Los manatíes son colocados en unas balsitas, cargados con esfuerzo, y los invitados toman sus respectivos asientos. Mávila Huertas será madrina de Marina y Requena. Los tres serán monitoreados mediante unos aparatos sensores colocados en sus colas. En caso de que vuelvan a pasar peligro, podrán ser ubicados más fácilmente. Lejos del centro de Acobia, en la carretera Iquitos-Nauta, pero cerca del lugar donde probablemente disfrutaron antes de ser tomados prisioneros. Aún existen un puñado de sus amigos, esperando recuperación y quizás, con suerte, dentro de muy poco, también puedan estar en sus mismas condiciones, en su sensación de amplitud.

Lloverá, es muy seguro, una de esas tormentas que parecen de la ira de Dios, pero al fin y al cabo son ejemplos de la magnitud de la naturaleza. De la nada, una bandada de papagayos inunda la cocha y animan el momento con sus estruendosos y vitales gritos.  Los manatíes son trasladados  en sus respectivos botes, majestuosos, enormes, probablemente nerviosos, el grupo humano alrededor, expectante y emocionado, sigue la secuencia. Poco a poco se acercan al punto indicado. Entre aplausos, son devueltos al río, al agua dulce, a casa. Algunos bufeos colorados se avistan en el horizonte. La lluvia cae brutal y otra vez cesa.

El milagro de la vida, hecho realidad.

El reposo tranquilo de los manatíes que han recuperado su autonomía.

Finalmente, libertad para Marina, Requena y Aantu.