Por Filiberto Cueva

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Son las seis de la tarde y no he salido de casa. Mariana, mi amiga, me ha dicho que a las 8 de la noche hay un concierto de una banda local que literalmente “está dando que hablar”. Por su parte la refrigeradora luce blanca, totalmente fría y hoy, más que nunca, vacía. Son las 06 de la tarde. El concierto es a las 8 de la noche, y el supermercado cierra a las 9.

Son las 06:21 de la tarde y tengo una serie de correos electrónicos por responder y los mensajes de whatsapp de dos de mis hermanas. Poner mi ropa en la lavadora, esperar a que esté lista, para luego tenderla. Más que seguro que con el calor del invierno se va a secar.

Son las 07:00 de la noche y he decidido no ir al concierto. He quedado con Mariana en vernos otro día y más temprano “cuando haga menos frío”. La refrigeradora podrá esperar por comida un par de días más. Por lo pronto tengo una docena de huevos que compré a recomendación del hombre más rico de China, que recomienda comer un huevo cocinado por día, junto a otros alimentos de bajo precio y alto valor nutritivo, como una receta para el ahorro. “Comer bien, con poco”.

En cuanto a la ropa por lavar, separaré la blanca de la de color. La de color la lavaré hoy y la blanca mañana. Que prefiero más lo visión de la ropa blanca frente al sol. Es como un espejismo de luz, de quién es más claro, si el color de la ropa o la intensidad de la luz.

A los mensajes de WhatsApp, he decidido mejor responder con un “en invierno, las quiero mucho más”.

Hoy es un típico día de invierno. En el que la nube se ve a través de la ventana y no dan ganas de salir de casa, sino de quedarse dentro, bebiendo bebidas calientes, buscando alguna película o algún entretenido programa en la televisión. Aunque claramente, hay que cambiar muchas veces de canal, pues el nuevo Presidente de los Estados Unidos, tiene un rostro poco amigable. Ni qué decir de su mensaje. Pero lo ha dicho hace solo unas horas un político mexicano “que el destino de México, no se decide en las urnas de los Estados Unidos”.

En Perú es verano. A estas alturas, ya se debe estar sintiendo el calor. Se debe también estar cambiando la ropa larga por la ropa corta. Al mismo tiempo, las tiendan deben estar ofertando el saldo que quedó del invierno, para reemplazarla por la ropa de verano. Corta, y seguro que apretadita.

Son las 7:00 de la noche, y aunque no he salido de casa, lo he visto todo desde la ventana. Hace poco me he vuelto a mudar, y mi nueva habitación tiene la ventana a la calle. Algunos amigos ya no se molestan en tocar la puerta, van directo a la ventana.

Casualmente he sentido que, en los últimos años, las personas vamos directo a los que queremos. Los rodeos son cada vez menos – pueda que me esté equivocando – pero lo he sentido en estudiantes universitarios que dicen, queremos tener nuestras propias empresas. O cuando un futbolista antes de salir a la cancha, sabe que irá directo a ganar.