Dilemas del periodismo actual

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Uno de los dilemas del periodismo actual en el país, como en todo el mundo, es la percepción que se considera importante o serio para las llamadas “élites” (sociales o intelectuales) y el concepto informativo que maneja la opinión pública.

Existen dilemas que van de lo ético o lo empresarial (detrás de todo medio de comunicación hay un interés económico, pequeño o grande). Esa fricción se debate todo el tiempo (usualmente, la mayoría de la opinión pública considera que la prensa, en general, es la institución – cómo sistema o conglomerado – más confiable, mucho más incluso que los poderes de Estado y gobierno).

Ante ello, surge la idea de un periodismo ideal o un periodista ideal. No estoy muy seguro que algo así exista. En todo caso, mi idea de periodista favorito incluye la de alguien muy atento a las tendencias y al uso de herramientas informativas, sin prejuicios, con un sentido de la ética, más o menos coherente, con oído y ojo permanente a lo que está sucediendo en la realidad y, sobre todo, con un nivel de lecturas y conocimientos que se expande constantemente, que no cesa nunca.

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Los nuevos medios y tecnologías de la información actualmente, influyen, cada vez con mayor fuerza. En algunos casos, incluso, los vicios y errores de los nuevos medios, la prensa digital o las redes sociales, también se replican en el periodismo, lo cual genera por un lado interactividad y viralidad, pero al mismo tiempo también induce al error o a la manipulación.

El reto del periodismo sería estar muy atento y evitar que desde el internet le den gato por liebre, usarla como un gran sistema de feedback informativo, pero con la suficiente mesura para evitar embustes y errores monumentales.

Aunque muchos ya lo señalan como una suerte de profecía, creo que el periodismo impreso no va a desaparecer. Lo que percibo es que este se va a transformar: los diarios de papel quizás ya no den las noticias y más bien se conviertan en generadores de contenidos más elaborados, de análisis y coyuntura de aquellas noticias que probablemente hayan dado en su web o sus redes sociales.

El periodismo chicha o ligero o sensacionalista convive con nosotros, diariamente. Además, en un contexto como el nuestro, donde la farándula vende tanto y los problemas de alcoba de vedettes o personajes excéntricos son tan importantes para un sector de la opinión pública ¿crees que no van a estar también en el espació más viral e inmediato, que es la web? Quizás medios digitales de prensa chicha o sensacionalista como tal no existan, al estilo, por ejemplo, de TMZ en Estados Unidos, pero está dosificado en varios aspectos de la internet peruana (y, por cierto, de la prensa tradicional).

Con el periodismo en línea surgen algunos que ya son vitales: que la inmediatez y viralidad impliquen un déficit en la rigurosidad y el control de calidad del contenido. Además, que la prensa digital, precisamente, se preste o caiga en campañas orientadas directamente a pasar publicherry o defensa de intereses subalternos o poco claros. Además, la importancia de que los contenidos ciudadanos se impongan, a pesar de no ser precisos y claros, por encima del proceso de cruzado de información del periodismo. Además, el hecho mismo de que los temas periodísticos se sometan al algoritmo de búsquedas en internet.

Si eso pasara, al final terminaríamos siempre teniendo primeras planas sobre Justin Bieber, La Voz Perú o actrices porno.

Creo que el periodismo es un reflejo de lo que nos interesa como consumidores, como opinión pública. La educación y la formación ética pueden ser un indicador de lo que necesitamos para mejorar el periodismo, desde fuera como desde dentro, pero también para formar ciudadanos reflexivos, que encaren y exijan una mejor prensa. Ese podría ser el principio de algo.

 

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