En tiempos de denuncias de uno u otro tipo. Que si la plaza 28 de Julio está sobrevalorada, que si el Ferry es gestión del Gobernador, de ENAPU, de mi amigo Juan Menotti o quién diablos sea. En tiempos en que casi todo está jodido, creo es  tiempo de mirarse a uno mismo y ver cómo diablos estamos en nuestra salud.

En estos días un grupo de colegas que frecuentamos la cancha del emblemático CNI, nos dimos con la ingrata noticia que uno de los docentes, de quien por la amistad que me une y la de él con mi familia no lo nombraré, ha tenido que sufrir la amputación de una de sus piernas por la maldita diabetes.

Y lo ocurrido con el amigo, profesor del CNI, lleva a escribir sobre lo poco que conozco de  aquella silenciosa enfermedad que acaba con quienes  la padecen, dependiendo del cuidado y tratamiento que se le ponga, en mayor o menor tiempo.

Hasta ahora no existe cura, sí múltiples  formas de tratarse, desde las pastillas convencionales hasta los preparados naturales. Todos, de una u otra forma, queremos ser médicos en el tratamiento de la diabetes.

Es para no creer que la región Loreto con casi un millón de habitantes solo cuente a nivel de EsSalud con dos  endocrinólogos  y solo para beneficio de los asegurados, el resto que busque médicos en el sistema privado, y en la DIRESA no se sabe si hay endocrinólogos, y claro, saldrán los que padecen otro tipo de enfermedades a reclamar sus respectivos especialistas. Es decir estamos jodidos.

Pero si de la diabetes se trata, lo que padecemos esta jodida enfermedad es que, primero, se tenga suerte en conseguir una cita con un especialista o en su defecto con un médico general y luego poder acceder a los medicamentos  que, para colmo de males, o te la provee la seguridad social o con suerte la encuentras en farmacias a precios elevadísimos. Es decir, a la silenciosa enfermedad, se suma el costoso tratamiento a los que pocos pueden acceder. Pero también es claro y preciso decir que vivir adecuadamente con la diabetes no solo depende de un médico y los medicamentos, sino de uno mismo que cumpla con lo que el tratamiento adecuado.

Así las cosas, es bueno que todos, sin excepción alguna, se tomen un momento de su agitado tiempo y pasen por una consulta médica. Es bueno y necesario que cada uno sepa en qué condiciones de salud está viviendo, caso contrario será tarde para tratarse del mal que uno pueda estar llevando dentro.

PD Amigo profesor, el mayor de los ánimos y hazle lucha a la jodida diabetes, métele fuerza para que sigas adelante y podamos seguir  viéndonos con la gente en la cancha del emblemático CNI.

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