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Un hombre de apariencia inofensiva escribe una película. Educado en el exclusivo colegio Inmaculado Corazón y en la Universidad de Lima, de apellido compuesto y rostro afable. Un hombre de apariencia inofensiva escribe y dirige una película en un país donde es poco común hacerlo. Corría el año 2005 cuando estrenó su primer filme. Aplausos y pifias. Fama. Involucrado sentimentalmente y en tiempos distintos con dos actrices reconocidas, este hombre, fumador disciplinado, depresivo confeso, procaz al hablar, amigo de muchos –de demasiados–, voz autorizada en concursos y festivales de cine. Docente. Famoso y respetado, de extraña timidez y cabello corto. De tez tan blanca que se enrojece con facilidad.

¿Quién se atrevería a pensar que este hombre sería, además, un acosador sexual?

LOS TESTIMONIOS

El profesor universitario: ¿Qué te excita?

Frank Pérez-Garland Gamio, quien en octubre de este año cumple 46 años, es un reconocido cineasta peruano. Ha dirigido las películas Un día sin sexoElla y ÉlMargaritaLocos de amor, entre otras. Esta última es una de las cinco película más taquilleras en la historia del cine peruano. Mi problema con las mujeres, serie que dirigió y que podría ser el título de este reportaje, fue nominada a los premios Emmy Tv. Si bien la crítica no suele respaldarlo, goza de fama y poder en la industria cinematográfica.

Ha trabajado como docente en varios centros educativos, entre ellos el Instituto de Educación Superior Toulouse Lautrec, la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), y la Escuela de Cine y Artes Visuales de Lima (EPIC). Es en estas instituciones donde, según las testimoniantes, ocurrieron algunos de los hechos que serán narrados a continuación.

Paola

Hace once años, en el 2009, Paola recibió un mensaje de texto. El remitente era su profesor. Ambos estaban en el aula. La clase había empezado.

-Me escribió y me puso: Qué ricas tetas tienes. Lo leí y me asusté.

Durante el descanso, Paola fue en búsqueda de Carmen, su mejor amiga, y le contó lo que había ocurrido.

-Me quedé sorprendida. No sé si hubiera actuado distinto ahora, pero en ese momento no respondí, recuerda Paola.

El docente les explicó a sus alumnos en qué consistía su método de trabajo. Su propósito era propiciar ejercicios que le permitan a los alumnos explorar la sexualidad desde un plano creativo. Paola, entonces de 19 años, no imaginó que ese mensaje sería el inicio de un ciclo fatal. Entonces, así el verano se impusiera, Paola dejó de utilizar camisetas escotadas.

Ella estudiaba Comunicación Audiovisual en el Instituto Toulouse Lautrec y Frank Pérez-Garland, dice, era el docente que le envió aquel mensaje de texto. Como parte del método de trabajo que proponía, era imperativo planificar asesorías personalizadas con los alumnos. Esos encuentros se realizaban por Skype, una aplicación utilizada, principalmente, para realizar videollamadas.

En una de esas asesorías, Paola narra que ocurrió algo que marcaría su formación. Cuando encendió la pantalla, no vio el rostro de Frank Pérez-Garland.

-Me pide que revisemos la tarea por Skype y yo estaba sola en mi casa. Me pide que lo haga por Skype. Yo le dije que ya. Pensé que era para revisar la tarea. Prendo la cámara y se estaba corriendo la paja (masturbando). Yo inmediatamente le digo: ¡Qué chucha tienes! ¡Qué te pasa! Él se cagó de risa. Me dijo: Pero ya estás grande, qué tiene de malo, si somos amigos. Y yo recuerdo decirle: Oye, ¿sabes qué?, apaga eso. Quise salir y él me dijo: ¿Pero no me vas a mostrar tus tetas? Yo no respondí. Corté y le mandé un mail diciéndole: Mejor conversemos. Si vamos a hablar de chamba, hablemos de chamba por acá, porque me siento incomoda.

No sería la única, ni la última, que vería esa imagen en su pantalla.

En las asesorías posteriores, le pidió a Carmen que no la deje sola. Cada vez que tenía una asesoría nocturna con él vía Skype, iba a casa de Carmen. Estando ella a su lado, se sentía segura.

-Yo ya estaba muerta de miedo. Sentía miedo. Antes me sentía humillada, chiquita, pero ya en ese momento me dio miedo, miedo, miedo. No sabía qué hacer. O sea, no sabía ni a quién contarle, ni qué postura tomar. No tenía ni idea. La verdad que no tenía ni idea de qué hacer. Cada vez que tenía que hacer algo del proyecto, siempre estaba Carmen conmigo. Cada vez que yo tenía que hablar con Frank, estaba Carmen conmigo.

Carmen recuerda ese momento de sus vidas. Ambas tenían 19 años. Frank, 35.

-Paola me decía: Oye, no me quedo sola con él. Necesito que tú estés. Y yo le dije sí, cuenta conmigo cuando necesites. Aquí estoy yo. Siempre nosotras hemos tratado de cuidarnos.

Una noche, ambas se quedaron estudiando en casa de Carmen. A ella la venció el sueño. Paola no podía dormir. Frank Pérez-Garland, su profesor, había planeado una asesoría nocturna.

Ella venía en las noches para trabajar su proyecto. Comprábamos gaseosa, cigarros y nos la pasábamos acá, en mi cuarto, haciendo su proyecto, recuerda Carmen.

Al despertar, Paola le contó que, mientras dormía, Frank Pérez-Garland le había propuesto hacer un trío.

-Carmen se quedó dormida atrás mío, pero yo me sentía segura de que ella esté atrás mío. Yo seguía avanzando con él, como pasando de tema y queriendo terminar mi proyecto. En un momento, él me dijo: Oye, deberíamos hacer un trío con Carmen. Tú sabes que tu proyecto ha salido porque yo lo elegí, gracias a mí tu proyecto se está haciendo. Le dije que me tenía que ir, pero salí de esa situación.

A la mañana siguiente, le contó a Carmen.

-Es medio normalizado que los hombres les falten el respeto a las mujeres. Te acostumbras a vivir con la mierda, ¿no? Y creo que por eso no lo dices, yo creo que es eso. O sea, yo me acuerdo. Yo tenía ocho años cuando paró un taxi a preguntarme una dirección. Me acerco a ver la dirección y un hombre se estaba masturbando. Y yo tenía ocho años. Entonces, te acostumbras a vivir con eso, porque los hombres nos viven faltando el respeto toda la fucking vida, reflexiona Carmen, al revisar esos años.

Rocío, Carolina y Micaela

Cuatro años después de la experiencia que narra Paola, se inauguraría la primera Escuela de Cine de Lima (EPIC), en el distrito de Barranco. Al año siguiente, Rocío se matriculó. En el primer ciclo, llevó el curso de Narrativa Audiovisual I, donde los organizaron por grupos y les dejaron como tarea grabar una entrevista con un director de cine. Rocío, de 18 años, acudió junto con su grupo a casa de Frank Pérez-Garland, que en esa época ya bordeaba los 40.

-Llegamos a su casa y se comportó súper amable. Más bien, demasiado agradable, recuerda.

Durante la grabación, ella estuvo detrás de cámaras.

-Yo no hablaba, ni siquiera hacía las preguntas.

Se sentía “súper temerosa, súper rochosa, con miedo a equivocarme”.

Asegura que en ningún momento interactuó con el director de cine. Sin embargo, al llegar a casa, tenía una nueva solicitud de amistad en Facebook. Era él.

-Entonces, lo acepto, obviamente. Lo acepto súper entusiasmada, y él me escribe y me dice algo así como: Veo que en tu Facebook eres mucho más abierta, más extrovertida, pero parecías muy callada.

Luego de haberla invitado, sin éxito, al cine, y de escribirle durante las noches, Rocío recibió un mensaje que no olvida.

-Era él diciéndome que qué estoy haciendo. Yo le dije que estaba en mi cuarto. Me pregunta: ¿En qué parte de tu cuarto estás? Y yo: En mi cama. Me pregunta: ¿Qué llevas puesto? Yo respondo: Estoy en pijama. Me pregunta: ¿De qué color es tu calzón?

Rocío entendió hacia dónde iba esa conversación.

-En ese momento, en el momento que me pregunta de qué color es mi calzón, yo me acuerdo haber chicoteado. Me di cuenta de que era un hombre de 40 años, que yo tenía 18, que era un director de cine casado y que no entendía por qué me estaba preguntando eso. Me había visto una vez en la vida, no me había hablado, había sido para un trabajo universitario. Me acuerdo de haberme sentido molesta, demasiado molesta con él. En ese momento, lo bloqueé de mis redes sociales y me asusté.

Al poco tiempo, el ciclo terminó. Y en agosto fue el reinicio de clases. Esta vez, Rocío debía llevar Narrativa Audiovisual II. Como si de un mal sueño se tratara, Frank Pérez-Garland era el docente encargado de impartir el curso. Rocío podía bloquearlo de Facebook, pero no de la vida real. Recuerda que, al verlo durante el primer día de clases, se quedó pasmada. Sin embargo, Frank Pérez-Garland se comportó como si no la conociera.

-Al comienzo, se mostró súper amigable con toda la clase, como juvenil, asegura Carolina, quien también llevó ese curso.

En la primera semana de clases, Carolina recibió una solicitud de amistad de Facebook. Era Frank Pérez-Garland.

-Me hablaba inmediatamente después de la clase, o a las horas después de la clase a pedirme mi opinión sobre el curso, sobre cómo lo había visto como profesor. A preguntarme sobre mi vida privada.

Carolina vivía cerca al centro de estudios.

-Me propuso de manera reiterada llevarme a la Escuela. Siempre me negué, nunca fui a la escuela con él.

Luego, identificó situaciones que cataloga como extrañas.

-En clase él planteaba ejercicios. Como que le contemos qué nos excitaba. Siempre intentaba llevar la temática de la clase hacia lo sexual. Nosotros teníamos que grabar un cortometraje, y él nos dijo que iba a tener reuniones individuales con cada uno, pero que, como el tiempo no alcanzaba en la clase, iban a ser el día sábado en su casa, para lo cual era obligatorio ir a su casa y tener una reunión individual. Que, si no íbamos, jalábamos. Esa premisa sí fue súper clara, casi amenazante. Que, si no ibas a esa reunión, jalabas el curso.

El ejercicio propuesto consistía en escribir qué te gusta, qué te entristece y qué te excita.

-Fue rarísimo. O sea, estábamos en segundo ciclo de la carrera, gente que acababa de salir del colegio. Entonces, era como que un señor de 40 años te está preguntando qué te excita de la nada, obviamente siempre ‘parchándolo’ con que en el mundo artístico uno tiene que indagar adentro de uno mismo, de sus emociones, que uno tiene que hacer una búsqueda con lo sexual, porque lo sexual está conectado con la mente. O sea, yo me acuerdo perfecto de eso.

Carolina, Rocío y sus demás compañeros de clase acudieron aquel sábado y en horarios distintos al domicilio de Frank Pérez-Garland, ubicado en La Aurora, Miraflores. Los turnos eran individuales. Es decir, en la asesoría solo participaban el docente y el alumno. El docente y la alumna.

Rocío ideó un plan. Llamó a Micaela, quien también llevaba el curso, y le propuso encontrarse en la puerta de la casa del profesor. Llegarían a la misma hora, subirían juntas, leerían sus textos juntas, y se irían juntas.

-Cuando yo llegué, una chica de mi clase salía de la casa de Frank. Micaela y yo estábamos abajo. Nos dijo que ella había querido subir con una amiga, y que él le había dicho que solamente tenía que subir ella y que su amiga la tenía que esperar en el lobby.

Rocío tenía miedo de estar a solas con él.

-Cuando esta chica me dice eso, yo dije: De ninguna manera, me tengo que inventar algo. Le toqué el timbre y le dije: Voy a subir con Micaela, necesita Internet urgente porque necesita mandar un trabajo. Me dejó, pero hizo que ella estuviera en un cuarto distinto al mío. Yo estuve en la terraza y no dejó que ella pase a la terraza. La hizo estar en una sala. Nos separaba una mampara.

La terraza era el lugar donde se llevaban a cabo estas asesorías.

-Estamos parados y me dice: Bueno, lee la lista.

Rocío no recuerda con exactitud qué había escrito. Lo que sí recuerda es lo que ocurrió cuando terminó de leer.

-En ese momento, él me agarró del brazo, me miró y me dijo: Rocío, mírame. Rocío, nosotros nos conocemos desde antes, no hay que negarlo. Le digo: Sí, nosotros nos conocemos desde antes. Yo me acuerdo de lo que te dije y yo sé perfectamente que me dijiste tú, yo sí te conozco. Él agarra y me dice: ¿Y puedes aceptar, ahorita que nos estamos mirando a los ojos, que hay una evidente tensión sexual entre nosotros dos? Yo me quería matar. Me da un asco, realmente asco. Yo agarré y le dije no, no hay ninguna tensión. Me acuerdo de haber bajado la mirada, como verme y decirle no, no hay ninguna tensión sexual entre nosotros dos.

El ciclo anterior, Micaela había sido acosada por otro docente, también director de cine. Esa experiencia la marcó. Cuando fue alumna de Frank Pérez-Garland, hizo lo posible por tener una relación “súper parca”.

-Nunca quería irme a la chacota, ni a la joda. Nunca traté de preguntarle algo fuera de clase o traté de iniciar algún tipo de relación amical con él fuera de clases.

Cuando terminó de asesorar a Rocío, le pidió a Micaela que ingrese. Y así fue.

Micaela leyó la lista de lo que le generaba alegría. Continuó narrando aquello que la entristecía. Finalmente, abordó de forma superficial la tercera pregunta. No quería compartir con él qué era lo que la excitaba.

Recuerda que el docente le explicó que se trataba de un ejercicio de escritura muy importante.

-Para que puedan escribir y no tener miedo, algo así me dijo. No tengas miedo de escribir sobre lo que quieras escribir. Me dijo: Tú podrías hacer la lista ahorita, acordarte más cosas y terminar la lista ahora.

Así que se tomó unos minutos para agrandar esa lista. Al terminar, la leyó nuevamente.

-Se la leí. Me acuerdo que me puse a fumar con él. Todo ese tiempo estuvimos sentados en la sillita de la terraza y me dijo: A ti te gusta tirar, ¿no? Yo me reí. Le dije: ¿Qué? Me dijo: ¿A ti te gusta tirar, no? por lo que has escrito. Y le dije: No entiendo por qué me dices eso.

Pérez-Garland le explicó que, como docente, estaba intentando ayudarla a desenvolverse.

-Me quedé helada, honestamente. Me quedé fría, no sabía qué responderle. Me dijo: Mira, no te preocupes. Me tocó la mano y me dijo: Siempre que te veo en clase nunca respondes, siento que no quieres formar parte de la clase. Necesito que te desenvuelvas.

Ya en la Escuela, un grupo de alumnas del curso se reunió a hablar de lo que había ocurrido en la terraza de la casa de Frank Pérez-Garland.

-Eventualmente muchas de nosotras llegamos a la conclusión de que Frank hacia eso con todas nosotras. Obviamente, algo no estaba bien, resalta Micaela. Yo ya no iba a clase, yo ya no quería ir a clases con Frank, rememora.

Rodrigo tenía 20 años cuando se acercó a saludar a sus amigas y se enteró de lo ocurrido.

-La verdad es que me quedé muy frío. Les dije: ¿Qué van a hacer? y me dijeron que iban a hablar con la administración de EPIC.

Lo siguiente que se enteró es que Frank Pérez-Garland ya no era profesor.

-Si haces eso como profesor, definitivamente vas a hacer eso como director de cine, menciona Rodrigo. Cuando tú estás dirigiendo, todo el mundo te está escuchando, porque eres el director. Eres el director de la orquesta, básicamente. Entonces, tienes voz de mando sobre las personas.

Si bien Rodrigo se mostró solidario, Carolina recuerda que no todos sus compañeros las apoyaron.

-Todo jugaba en nuestra contra. Mis compañeros de clase empezaron a gritar que era por nuestra culpa que habían perdido un gran profesor, porque creíamos que quería con nosotras. Y que cómo iba a querer con nosotras, si él estaba con Vanessa Saba.

Vanessa Saba. Exmodelo, actriz, guionista, coguionista y esposa de Frank Pérez-Garland. Probablemente, la mujer peruana a la que más veces en su vida –en periódicos, programas de espectáculos y certámenes de belleza– le han repetido que es hermosa.

Tatiana

Dos años después, en el 2016, la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL) contrató a Frank Pérez-Garland como docente.

El enamorado de Tatiana solía faltar a clases y ella era la encargada de justificar sus faltas con el afamado profesor.

-Al principio me cayó bien, su personalidad me dio confianza.

Tatiana nunca conoció a su padre y considera que eso puede haber influido en el vínculo que construyó con Pérez-Garland. El año en que lo conoció, ella tenía 20 años. Frank, 42.

-Tengo problemas familiares, sobre todo con mi papá y siento que ese tipo de problemas me impulsaron a verlo a él no como mi papá, sino como una persona que me protegía de cierta forma al principio, pero luego, cuando se tornó hacia algo perverso, siento que me afectó bastante.

Ella vio en su profesor a un amigo.

-Yo me había vuelto un poco cercana a él porque al principio de nuestra relación profesor-alumna le contaba varias cosas de mi pareja. Él se mostraba comprensivo. Entonces, me dio la confianza de contarle mis cosas.

Hasta que ocurrió un episodio que, de solo recordarlo, le genera ansiedad.

-Un día yo estaba en mi casa y creo que le pregunté sobre una tarea por Facebook Messenger. Le pregunté algo y él me respondió. Después de un rato, me preguntó qué estaba haciendo. Yo le digo: Nada, en mi casa, en mi cama. No me acuerdo exactamente si me dijo algo más antes de preguntarme lo que voy a decir, pero de ser una conversación normal de una tarea, se tornó… Me preguntó primero de qué color era mi calzón y luego qué tipo de calzón estaba usando.

Tatiana se sintió incómoda.

-No supe qué responder. Me quedé un poco helada y en shock. Me sentí un poco intimidada, porque él igual era mi profesor. No sabía si es que iba a crear una mala relación entre nosotros si es que yo lo choteaba, o algo así. Me acuerdo que le dije cualquier cosa. De ahí me dijo que se estaba masturbando pensando en mí y que, las últimas veces que yo había estado en la universidad, me veía muy rica. Sentí como que eso no era juego. No me acuerdo si es que lo bloqueé o simplemente no le volví a contestar, pero ya en la universidad ni siquiera quería acercarme, como que sentía que malogró toda esa confianza que yo le tenía.

Sin embargo, debía continuar yendo a clases. De lo contrario, desaprobaría el curso.

-No sabía cómo manejarme en clase, porque claramente tenía que ir a sus clases para pasar el curso. A veces me sentía incómoda de hablar con él, o simplemente de verlo en la universidad. De hecho, yo ya no lo buscaba para hablar, así que creo que la que cambió su actitud fui yo, completamente. La verdad no sé si él cambió o no. De hecho, nos distanciamos, pero yo después de eso no quise tener contacto con él. Evitaba todo. Si podía no verlo a la cara toda la clase, lo hacía

Pero no podía contra la currícula de la universidad, así que lo vio nuevamente en décimo ciclo, cuando llevó el curso de Dirección de cine.

Al igual que en EPIC, en UCAL también les dejó como tarea escribir un listado. Qué te alegra, qué te entristece y qué te excita.

-Cuando nos dio la tarea de hacer la lista esta que te digo, se supone que era para que encontremos un tema para hacer un guion. Se supone que íbamos a escoger un guion o dos guiones para el final del curso grabar un cortometraje. Después de hacer la lista, escogimos un tema y nos invitó a su casa a que hagamos asesorías. Podíamos encontrarnos en su casa o en algún otro lugar, pero eran horas fuera de las clases y de la UCAL.

Tatiana fue a casa del docente a recibir la asesoría. Sin embargo, la experiencia previa la desmotivó lo suficiente como para dejar atrás el sueño de escribir un guion.

-Me dificultó por la experiencia anterior tener que ir a su casa y tener que encontrarme con él. Me sentí tan incómoda de tener que tocar ese tema con él, incluso con todo lo que había pasado, que decidí no hacerlo y al final no escribí ningún guion. Sí me he dado cuenta de que eso me marcó y, más adelante, me hizo sentir súper ansiosa.

Marisol

Marisol tuvo una experiencia similar. Ella recuerda que su madre le preguntaba, desconfiada, que qué tanto hablaba con el docente, quien la llamaba durante las noches.

-Mi mamá me decía que no era normal que me llame tan tarde, diez, once de la noche o por tantas horas. Yo le decía que hablábamos de mis intereses, de cine y que estaba bien porque de verdad creía que estaba bien. Me hizo sentir que tenía talento. No recuerdo con exactitud la primera vez que inició preguntándome de qué color era mi calzón, porque así inició, pero sé que fue en ese año, 2016, porque me dijo que era un juego que hacía con sus amigas del trabajo.

En esa época, Marisol era alumna de la UCAL. Cuando Frank le preguntó lo del calzón, ella se sorprendió.

-Al ver que no le seguía el juego, me pidió disculpas un montón de veces. Me decía que no quería incomodarme, que así es con sus amigas. Entonces, si ya me había hecho creer que tenía talento, ahora me hacía creer que yo era su amiga. Seguramente por su culpabilidad, sus excesivas disculpas o qué se yo, me dijo que me había recomendado a una productora y que era la oportunidad de mi vida.

Con ese nuevo trabajo, llegaron también nuevas exigencias.

-Empezó a pedirme fotos. Me pedía fotos de mis piernas, me decía que estaba en deuda, que estaba en deuda con él, porque, claro, se refería a que tenía trabajo en cine gracias a él.

Violeta

Violeta conoce esa sensación. Ese año, llevó el curso de Dirección de cine en la UCAL. Pérez-Garland fue su profesor.

-Dijo que durante el proceso todos escribamos guiones, y tres guiones iban a ser seleccionados. El proceso que él hace es que tú te pares al frente y cuentes la historia, y a las personas que les guste tu historia se van a unir a ti como tu equipo. Entonces, de todos los guiones, tres fueron seleccionados. Dentro de esos tres, estaba yo y otras dos chicas. Tres mujeres directoras.

El guion estaba basado en una experiencia personal. Frank Pérez-Garland era consciente de ello.

-Es cómo psicológicamente te trabaja y quiere ir por dentro, ¿no? Primero, quiere conocerte profundamente para que él te pueda ayudar en el proceso de guion, cómo pueden ser los diálogos, porque el guion tiene que ser personal. Entonces, mientras más personal es la historia, va a ser mejor lo que tú la representas mediante cámara, esa es su teoría.

-¿Y qué opinas de su teoría?

-Es convincente, pero creo que ningún docente te preguntaría qué te excita para poder hacer un proceso de guion.

Violeta fue notando un cambio en la actitud del profesor.

-Yo pongo siempre mi margen. Y creo que a Frank no le gustó que él intente en mensajes o él intente una forma de seducir, pero yo no cedía.

Esta negativa, dice, hizo que el docente pierda el interés de enseñarle.

-Yo le fui dando el pare: Conmigo no es, conmigo ni lo intentes.

Luego de varios intentos, Violeta logró que Pérez-Garland le apruebe el guion. Un día antes de la grabación del cortometraje, recibió un correo electrónico que cambiaría sus planes.

-Cuando ya estaba todo listo, me envió un correo diciendo que ya no iba a grabar más. Ya estaba todo listo para filmar. Al día siguiente era el final, ya iba a grabar el corto, ya estaban todos los actores listos, pero me canceló.

Según Pérez-Garland, había cometido un error al aprobar ese guion. Violeta, quien siempre ha estado dentro de los diez primeros puestos de su promoción, sintió una enorme frustración.

-Cuando él dijo que no por correo, era imposible. Simplemente porque no me dejo jilear, porque no sigo sus juegos. Me imagino que yo no le servía en su juego, entonces, ¿para que invertir en mí?

Rocío fue parte del equipo que grabaría el cortometraje dirigido por Violeta. Recuerda que vendieron comida para pagar algunos gastos de producción. Les fue bien. De hecho, estaban listas para empezar.

-Fue a Violeta a quien la afecto más, recuerda. A todos nos afectó como equipo, pero era su proyecto, el cual iba a dirigir. Estaba muy emocionada, pero de la nada él cancelo el rodaje.

Al año siguiente, Frank Pérez-Garland empezó a seguir a Sofía por Instagram. A ella le sorprendió que, además de seguirla, le escriba. Empezaron a conversar y él le comentó que se sentía mal por lo que había ocurrido un año atrás. Es decir, por desautorizar el rodaje.

-Me pidió perdón por eso, me dijo que no se sentía bien y yo le respondí. Le respondí porque me pareció bacán. O sea, seguía siendo un patán, pero lo reconocía al menos. Por lo menos se había dado cuenta. Y ya, ahí fue que me empezó a hablar.

Violeta no intentó dirigir nuevamente. De hecho, decidió dedicarse a otra cosa.

Han pasado tres años desde entonces. Violeta espera juntar un día la fuerza y la seguridad que le arrebataron para grabar, al fin, su primer cortometraje.

-El tema en sí es la frustración y la confianza que una mujer pierde por este control, por este trabajo psicológico y estas calificaciones que no son de manera racional. Son calificaciones que te derrumban porque no has entregado tu cuerpo, porque no has seguido juegos sexuales, porque no has seguido a los jileos.

Al ser consultada por el método de escritura utilizado por el cineasta Frank Pérez-Garland, la reconocida dramaturga y directora Mariana De Althaus ha manifestado no tener referencias metodológicas al respecto. De hecho, lo ha catalogado como un método “extraño”.

-El ejercicio en sí me parece extraño. Nunca he visto que nadie pregunte eso. No sé en qué sentido ese ejercicio podría llevar a un ejercicio de escritura que les ayude a expresarse, a menos que fuera un ejercicio de literatura narrativa erótica, que no creo que sea el caso. Me parece muy irresponsable de un profesor universitario o de una escuela superior que ponga a sus alumnas en una situación así, peor aun cuando ellas le manifiestan una incomodidad y que él las presione.

El director de cine: “Como si nunca hubieras visto una pinga, huevona”

Susana

Susana ha producido algunas películas de Frank Pérez-Garland. En el 2017, lo dejó de saludar.

Se conocieron cuando ella aún era estudiante universitaria; y él, un cineasta cuya popularidad iba en ascenso. Le dejaron de tarea realizar una entrevista. Ella, que tenía poco más de 20 años, estaba interesada en dedicarse al cine, por lo que decidió entrevistarlo.

-Cuando recién lo conoces es muy amable. Fue súper atento, nos trató como si fuéramos de verdad periodistas, con mucho cariño. No hubo nada raro, nos sentimos cómodas y, de hecho, salimos admirándolo un poquito.

Al terminar la universidad, viajó al extranjero a realizar una especialización. En el 2010 Susana estaba de regreso en Lima. Entonces, le llegó una solicitud de amistad por Facebook. Era Frank Pérez- Garland. Conversaron generalidades, hasta que el director de cine le dijo que prefería continuar la conversación por Skype.

-Estaba en mi departamento y él me pide el Skype. Recuerdo que me pide que prenda la cámara, y yo le digo: ¿Para qué? Y me dice: Nada, para hablar, somos amigos, ¿no? Yo prendo la cámara y justo estaba en mi cuarto. Se veía la cama en frente y le digo: Oye, ya me tengo que ir, he quedado con alguien en salir. Me pregunta: ¿Con quién vas a salir? Luego, me pregunta: ¿Qué ropa te vas a poner? A ver, enséñame qué ropa te vas a poner. Me imagino que estás saliendo con un calzón sexy, a ver, enséñamelo. Entonces, fue raro, ¿no? Yo le dije que no y entonces ya vino con un tema de manipulación a decirme: Ay, no sabía que eras tan conservadora, los tiempos están cambiando, las mujeres son más fuertes, no tiene nada de malo que me enseñes la ropa interior, ¿acaso cuando estás en la playa no estás en bikini y todos te ven?

Susana tenía 24 años y le dijo que no. Prefirió creer que el director de cine estaba haciendo una investigación que luego se convertiría en el insumo de una de sus películas. Una exploración artística, finalmente.

-Se lo comenté a algunas personas del medio audiovisual y me dijeron que, hasta donde ellos sabían, Frank no estaba escribiendo un guion al respecto. Recién estaba empezando en el medio, entonces pensé que eso era normal. En ese momento lo pensé así, ahora sé que no lo es.

Tres años después, trabajaron juntos en una película. Ella empezaba a desempeñarse como productora, él era ya un cineasta popular.

-Era la primera vez que lo conocía trabajando. Se mostró muy amable. Era una persona que siempre se mostraba muy amable, muy interesado en ti, muy preocupado.

Esta experiencia hizo que Susana considere a Frank Pérez-Garland un amigo.

-Lo he considerado mi amigo hasta el momento en que me di cuenta y abrí los ojos sobre la manipulación que estaba pasando.

Antes de que Facebook e Instagram permitan colgar historias, es decir, videos breves que pueden ser grabados por los usuarios, era Snapchat la aplicación que cumplía esta función.

-En el 2016, cuando yo grabo mi segundo cortometraje, ahí es donde empiezo a sentirme muy extraña con él. En esa época, existía una red social llamada Snapchat.

Snapchat permite enviar fotos que se borran automáticamente.

-Una de las primeras personas con las que nos agregamos fue con Frank. Ya nos teníamos en todas las demás redes sociales, pero lo que a mí me sacó de cuadro fue que una vez me preguntó de qué color era mi ropa interior. Yo le dije que no jodiera. Él me dijo que la de él era roja, pero yo seguía en que no le iba a enseñar y no le iba a decir. De pronto, yo dejo el celular para hacer cosas. Cuando vuelvo, me sale que tengo un mensaje de él. Al momento de abrirlo, veo que era una foto de sus genitales. Yo no podía creerlo. ¿En qué momento se la había pedido? ¿En qué momento le he dado la confianza a ese nivel para que me mande esa foto? Fueron muchas cosas las que se me cruzaron por la mente, no lo entendía, y simplemente salí de ahí, no le respondí.

Susana asegura que el cineasta la empezó a llamar.

-Yo no le contesté y puse mi celular en modo avión. Me comenzó a mandar mensajes. Yo no le contesté, porque me sentí extraña, no sabía qué decirle, fue súper extraño. Me comenzó a llamar insistentemente, me pidió disculpas, me dijo que pensó que existía ese nivel de confianza. Me pidió disculpas si es que me había ofendido, me dijo que ya no iba a volver a pasar. Fue tan insistente que al final le dije que ya fue, que normal. Él me seguía preguntando si estaba bien o si me había molestado. Yo le decía que sí, que todo estaba bien, pero tenía incomodidad con él, nos seguíamos viendo, pero ya no volvimos a trabajar juntos.

Dejó de frecuentarlo como amigo. Apenas se cruzaban en eventos de cine, donde Susana repetía un incómodo Hola.

-Pero llegó un punto en el que hasta decirle hola me parecía incómodo, así que lo dejé de saludar y simplemente fue que nos mirábamos como si no nos conociéramos. No hubo ninguna discusión en el medio de esto, solo fue como un espacio, poco a poco. Me sentí igual fastidiada, y ese fastidio se comenzó a notar más con el paso del tiempo, sobre todo cuando me fui enterando de que les hacía lo mismo a otras personas. Ahí también le fui agarrando cólera y rechazo.

Lorena y Pierina

Cuando conoció a Frank Pérez-Garland en una reunión, a la que asistió por invitación de una amiga en común, y recibió esa misma noche su solicitud de amistad por Facebook, Lorena no percibió nada extraño. Ella, una actriz que había tenido papeles en televisión, podía ser motivo de interés profesional para un director de cine.

En aquella oportunidad, tuvieron un intercambio de mensajes irrelevante. Al año siguiente, Pérez- Garland le escribió. Se mostró interesado en su trabajo. Le contó que estaba eligiendo a los actores que formarían el elenco de su próxima película. Era el año 2013 cuando Lorena accedió reunirse con él. Caminaron por las calles de Miraflores mientras el director de cine le explicaba lo que requería de ella como actriz.

-Me dice que a él le gustaba trabajar la intimidad en los personajes. Me recalcó que él no hacía casting, sino que iba probando. Que quería ir probando para ver si yo podía ir en el personaje. Me dijo: Yo no tengo un lugar para castear. Normalmente, uso la casa de mis papás para algunos ensayos, pero ahora no voy a poder. Entonces, nada, tú dime si puedo ir a tu casa.

Hasta ese momento, Lorena consideraba que Pérez-Garland era un profesional interesado en su trabajo actoral.

-Una de las razones por las cuales yo tampoco sentí desconfianza fue porque él es una persona muy cercana a esta amiga (la que la invitó a la reunión donde lo conoció).

Lorena no había aparecido en ningún filme y la idea la entusiasmó. Era un paso importante en su carrera actoral.

Para comprender esta historia, necesitamos conocer la relación asimétrica que existe entre un director y una actriz.

Pierina, quien se formó en una reconocida escuela de actuación, lo explica de la siguiente manera.

-Siempre te van a decir, desde tu escuela: Confía en tu director. Siempre. Confía en tu director, porque él es el ojo de afuera, él tiene la voz, la última palabra. Entonces, si yo confío en mi director, supuestamente, hay una línea muy delgada, muy delgada, que apuesto que el 80% de actrices ni siquiera lo saben. ¿Hasta qué punto tu director o alguien más puede vulnerar tu privacidad y tu intimidad?

Por ello, cuando Frank Pérez-Garland le comentó a Lorena que su personaje tendría que salir en bikini o que, incluso, habría un desnudo, ella entendió.

-Yo le dije que no había ningún problema. Si todo estaba justificado, no había ningún problema con eso.

Lo siguiente que Pérez-Garland le pidió es que aprenda un fragmento de Ella y Él, la última película que había realizado. En la próxima reunión, Lorena debía interpretar la escena 11 del filme.

Lo hizo, pero el director de cine estaba insatisfecho con el resultado.

-Entonces, dije el monólogo. Me dijo: Creo que no está funcionando, siento que tiene que ser mucho más íntimo, mucho más cercano. Él es tu pareja, tú te lo quieres tirar, te lo quieres cachar. Usaba estas palabras fuertes, pero las usaba en un contexto dentro del trabajo. Es como ‘libre’, ‘abierto’, es bien explícito para hablar y usar palabras sexuales en cualquier contexto.

En un intento aparentemente espontáneo por hallar la locación ideal que permita que el personaje surja, Pérez-Garland se puso de pie.

-Se paró, empezó a caminar por mi sala, mirar mi casa y me dijo: ¿Puedo entrar a tu cuarto? Yo le dije que sí, por qué no.

Él le respondió que quería probar un ejercicio.

-Entró a mi cuarto y me dijo: Mira, me voy a echar en tu cama. Y se echó en mi cama. Me dijo: Quiero que te eches acá conmigo, quiero que te metas a la cama conmigo y que me digas el texto como si yo fuera tu pareja. Estamos en la cama y tú me quieres tirar, pero me amas, me dijo, dándome el contexto de la historia, que ni me acuerdo cómo era, pero me acuerdo claramente que yo tenía que hacer como que él era mi pareja y las demás indicaciones que eran supuestamente indicaciones actorales. Entonces, en ese momento hubo algo en mí, hubo como un impulso de que esto es raro, pero como él ya estaba sentado esperando, yo dije: Bueno, es un ejercicio, ¿no? No tendría por qué ser otra cosa. Bueno, no conozco este tipo de métodos, pero ya. Me eché y, efectivamente, dije el texto así, tal cual. Termino y él me quedó mirando. Se paró inmediatamente y me dijo: Eso es, ya ves, eso es. Es otra cosa, es mucho más íntimo. Hay que sacarte todo lo teatral, mucho más personal. ¿No lo sentiste? Me dijo: Mira, vamos a trabajar eso, vamos a la sala y me dio un par de notas. Ahí acabó y se fue.

En la noche, el cineasta le escribió por WhatsApp.

-A decirme: De verdad se te veía mucho más mujer, se te veía deseando. Tú tienes que pensar en esas cosas, como cuando tiras con tu flaco, cuando tiras con un pata. O sea, yo te vi y la verdad que me puso. Me dijo: Eso es lo que funciona para el personaje. Poco a poco él iba soltando ese tipo de comentarios. Le he dado mil vueltas y no sé cómo es él que da pasos, cómo es que avanza sin que tú realmente puedas hacer algo.

La segunda dinámica propuesta por el director de cine fue igual de extraña.

-Me dijo: Oye, ¿te acuerdas que te comenté que necesito que los personajes salgan desnudos? Quisiera tomarte unas fotos. No desnuda, no, sino en ropa de baño, porque me parece importante.

Luego, mencionó el nombre de una conocida actriz a la que dirigió y con la que tuvo un vínculo sentimental. Según él, ella le había dicho que el director y el director de foto tenían que conocer el cuerpo de la actriz para saber cómo colocaban las luces, como hacían el encuadre para que no se note la celulitis, los rollos y, finalmente, la actriz no se sienta incómoda, ni invadida, sino que se vea bien en cámara.

-Ahora yo creo que ella nunca le dijo eso, y si se lo dijo lo ha sacado completamente de contexto. Entonces, ya dándome ese preámbulo, como que esta actriz además muy buena, muy conocida, que además a mí particularmente me gusta bastante como actriz, ya dándome eso, me dijo: Bueno, ponte la ropa de baño y te tomo las fotos. Me he prestado esta cámara para tomarte las fotos e ir viendo lo ángulos, ¿está bien?

Lorena se puso la ropa de baño.

-Salí y estaba arrochada. Porque era raro pararme frente a él en mi casa, solos, con ropa de baño, pero dije: Bueno, ya, de repente esto es así y yo no lo estoy entendiendo. Me empezó a tomar las fotos. Tomó unas cuantas y luego me dijo: No encuentro un ángulo. Me empezó a mostrar las fotos y a mí tampoco me gustaban mucho. Me dijo: A ver, bájate las tiras. Me bajé las tiras, y él agarró y me bajo la tira también.

Hay una particularidad en los acercamientos que Lorena recuerda.

-Eran como: Por si acaso no te estoy tocando, pero te voy a tocar, ¿no? ¿Puedo, no? Pero ya te estaba bajando la tira. Él venía con el parche de que no estaba haciendo nada. Tu cerebro recibe la información de que él no está haciendo nada. No te voy a tocar, pero voy a bajarte la tira, ¿no? Entonces, después me dijo: Ay, de repente desabróchatelo, mejor, y me lo desabroché, como para que se vea la espalda en algunas fotos. Me dice: Ya, pero, un poco más y lo tienes afuera, mejor quítatelo. Yo como: Ya. Entonces, me tapé, ¿no? Estaba mi cuerpo rígido. Me dijo: Pero suéltate, te siento incómoda. A ver, qué podemos hacer. Ya, vamos a la ducha y yo te voy a tomar fotos desde arriba de la ducha y yo creo que ahí en contrapicado van a quedar bravazas.

Al terminar la sesión de fotos, el cineasta le dijo que debería bajar de peso.

-Al día siguiente, fui a meterme al gimnasio.

Si el director lo decía, ella debía hacerlo. Finalmente, quería ser el personaje idóneo para la película.

Pierina –conocida actriz y bailarina– comenta que, de estar en la situación de Lorena, probablemente también le hubiera hecho caso al director.

     –Tú estás poniendo tu corazón, tu alma, tu cuerpo, como herramienta al servicio del personaje y el personaje lo maneja él. Como siempre nos decían en la escuela: “Abre tu corazón”. Si a ti te enseñan durante cuatro años de carrera que debes abrir tu corazón a tu director, obviamente lo primero que vas a hacer es querer cumplir eso.

Y recuerda que hace aproximadamente diez años, Frank Pérez-Garland, a quien no conocía, le escribió. Tras una breve conversación, le pidió fotos en pijama y luego en ropa interior.

-Yo le decía que no. No había una relación de confianza como para que me pida eso.

A ella, al igual que a las demás testimoniantes, le escribía durante la noche. Pierina nunca le envió las fotos que le solicitaba.

Al respecto, la reconocida dramaturga Mariana De Althaus afirma que el rol del director o de la directora es un rol de autoridad.

-Y de gran responsabilidad, porque tenemos a nuestro cargo personas que, al trabajar en teatro o en cine, también se ponen en una situación de alta vulnerabilidad, justamente para poder crear, para poder actuar. Entonces, nuestra responsabilidad como directores es respetar sus sentimientos, respetar sus emociones, trabajar con responsabilidad con esa vulnerabilidad. No aprovechar nunca nuestro poder, nuestra autoridad, para humillar, para acosar, para maltratar, ni tampoco para forzar algo que nos pueda convenir creativamente, pero que a esa persona, a esa actriz, o a ese actor, les genera un daño psicológico, emocional.

Las visitas del director de cine se hicieron más frecuentes a la casa de Lorena, bajo el pretexto de la película. Le decía que ella era una persona preciosa. Que de verdad sentía que el vínculo que se había creado entre los dos era bien fuerte.

-Por otro lado, cuando yo me sentía incomoda, pensaba: Si le digo algo o si hago algo, de repente para él es tan fácil librarse que tal vez simplemente va a decirme que ya no estoy en la película.

Un día, Frank Pérez-Garland le envió una foto por Snapchat. Cuando Lorena la abrió, descubrió que era la fotografía de su pene. Él le dijo que, como tenían confianza de amigos, quería opiniones.

Lorena, que estaba próxima a iniciar el rodaje de la película que él dirigiría, intentó restarle importancia al tema y no hacerle comentarios. En la siguiente reunión que tuvieron, él insistió.

-Me acuerdo que fue una tarde. Él estaba estresado por la película. Venía y me abrazaba, me sobaba, me hablaba y se sobaba. Yo ya lo había normalizado eso, como que él se comportaba así. ¿Sabes que sentía? Sentía que había un impulso mío que se había cortado, como una intrusión. Yo estaba ahí, como inerte. Algo se cortó en mí. Lo siento cuando lo hablo, lo siento en el útero, como que algo se cortó.

En un momento, Frank aludió a la fotografía que le había enviado por Snapchat. Le dijo que, si bien ya le había visto el pene por fotografía, no le había dicho qué le parecía.

-Quiero, me dijo, que la veas de verdad. Porque, además, ahorita estoy muy arrecho. Se bajó el pantalón y me enseñó la pinga. Entonces, me acuerdo que lo miré. Lo miraba y él me decía ¿qué te parece?

Nuevamente, Lorena pensó que si le restaba importancia a la situación, él cesaría. Pero no fue así.

-Me dijo: Yo sé que tú no quieres tirar conmigo, yo lo sé. Yo sé que tú no quieres tirar conmigo, me queda clarísimo, sino hace rato te hubiera tirado, hace rato. Pero lo que quiero que hagas es que te arrodilles y te pongas al frente mío y me mires. No te voy a tocar ni te voy a poner nada. Solo quiero que te arrodilles y te pongas ahí, porque quiero ver como se ve mi pinga con tu cara.

-Entonces yo lo hice. Me arrodillé y me puse ahí, frente a su pene. Y se quedó ahí un rato. La tuvo ahí un rato. No sé qué cara habré puesto. Me dijo ya, está bien. Como si nunca hubieras visto una pinga, huevona.

EL ACOSO Y EL SILENCIO

Durante mucho tiempo, el acoso sexual ha sido considerado una expresión más de la masculinidad. La afección que genera en quien la padece no siempre deja evidencia física, esa que demandan los comentaristas de la violencia, pero claro que marca. Desde setiembre del 2018, el acoso es considerado un delito en el Código Penal. Si esta ley fuera una persona, aún usaría pañal.

¿De qué manera el sistema y la sociedad le falló a las testimoniantes? Sophia Gómez es psicóloga clínica con especialidad en estudios de género. Desde hace dos años, trabaja dando talleres en instituciones educativas –como universidades– sobre temas de hostigamiento y acoso sexual.

-A veces hay mucho interés en conocer el perfil de una persona que acosa, pero antes de definir el perfil de a una persona que acosa, debemos ver el perfil de una sociedad que permite el acoso o que naturaliza el acoso, menciona.

La psiquiatra Marta Rondón explica que, si bien hay literatura que remarca que los acosadores se fijan en “personas vulnerables”, esa premisa no es del todo cierta.

-Eso no es así, se fijan en esas personas, pero también se fijan en otras. Tiran sus redes a ver quién cae. Son situaciones en las cuales las mujeres se ven involucradas sin que haya sido una responsabilidad de ellas. Sin que responda a ninguna característica particular de ellas. Sin embargo, en las mujeres que pasan por esta situación, la mayoría tiene sentimientos de culpa y una pérdida de la seguridad en sí misma. Se quedan preguntándose: ¿Qué es lo que yo tengo? ¿qué es lo que yo he hecho para que ese hombre se fije en mí? Muchas desarrollan un síntoma, que es el de estar todo el tiempo vigilantes, para no dar lugar a que les vuelva a ocurrir una cosa tan fea.

Luego de que una cuenta de Instagram hizo público el acoso sistemático que habría cometido Frank Pérez-Garland, el director de cine lanzó dos comunicados.

El primero, lo compartió a través de su Instagram personal, el 31 de agosto.

Decía: “Soy director de cine y profesor desde hace casi 20 años”. Y continuaba: “Escribo esto porque tengo que pedir perdón. El día de hoy han aparecido muchas denuncias contra mí y debo confesar que la mayoría son ciertas”.

Este mensaje lo publicó en respuesta a las denuncias difundidas por una cuenta de Instagram, que en pocas semanas ha sumado más de 4000 seguidores. La cuenta se llama Acosadores de cine peruano caerán y ha hecho públicas denuncias anónimas que involucran a reconocidos personajes del medio audiovisual. A través de historias, la página compartió los mensajes que les llegaban, sin revelar el nombre de las denunciantes, quienes sindicaban a Frank Pérez-Garland como el responsable de haberlas acosado. En los mensajes, se lee:

“A mí me acosó, fue mi profesor”. “La gente que trabaja con él lo sabía, solo que se hacen los huevones”. “Si, todos los que trabajan con él saben”. “Me acosó en clases, fue mi profesor. Me pedía fotos y hablaba sobre mi cuerpo”. “No dejaba de insistirme que quería que salgamos. Él estaba casado y ni me gustaba”. “Fue expulsado de EPIC por este tema, lleva años acosando a diversas actrices y asistentes”. “Si no me equivoco lo han expulsado de varios centros educativos por eso”. “No solo es acosador, sino que sabe bien como manipular”. “Me pidió revisar por Skype la tarea, pero cuando prendió la cámara se la estaba corriendo”. “En clase nos pidió hacer un ejercicio. Teníamos que decirle qué nos excitaba”. “Yo tenía 19 años. Fue mi profesor. Casi dejo la carrera por él. Acosador”. “Por inbox de twitter me dijo que se iba a meter uno en mi nombre, que lo tenía loco”. “Yo tenía 17, me pedía fotos, le dije que no podía, me decía ‘tienes que crecer’”. “En el primer día de clases se hizo el que no me conocía, después de haberme acosado”. “Estaba con mi amiga que era su alumna y cuando él la saludó, le cogió el culo”.

Cada una de estas denuncias pertenece a una persona distinta. Es decir, 15 mujeres escribieron los mensajes anónimos que difundió esta página. En los mensajes aparece seis veces la palabra acoso.

En el comunicado, Pérez-Garland señala que “por mucho tiempo he seducido de manera intensa, y en algunos casos invasiva, a compañeras de trabajo y alumnas”.

El cineasta menciona que “cuando lo hacía no era consciente del daño que causaba, así como tampoco del lugar que ocupaba. Es decir, de mi situación de poder”. Y reconoce: “Soy un profesional de 45 años y he debido saberlo. No hay ninguna excusa para mi comportamiento y sé que muchas personas que me aprecian ahora deben estar decepcionadas de mí”.

Pérez-Garland le pide perdón a su entorno cercano y a las testimoniantes. “Lamento profundamente todo el daño y el malestar que he generado durante estos años. Les pido mis más sinceras disculpas a cada una de ustedes”, dice.

Tras la publicación del mensaje, los titulares de los medios de comunicación enunciaban: “Frank Pérez-Garland: Director de cine admite acusaciones de acoso hacia alumnas”, o “Frank Pérez-Garland admite denuncias de acoso sexual contra alumnas y excompañeras de trabajo”.

Al día siguiente, el Ministerio de la Mujer emitió un comunicado. En él, rechazaron “los actos de acoso sexual cometidos presuntamente por el director de cine y profesor Frank Pérez-Garland hacia sus alumnas y compañeras de trabajo”. Además, invocaron a las víctimas a llamar a la Línea 100 donde, según informaron, recibirían atención integral para que puedan denunciar estos actos en una comisaría.

El Ministerio recordó que el acoso sexual es un delito y que es otra expresión de la violencia de género “que pone en riesgo la integridad de las mujeres, por lo cual no puede ser normalizado”. Y mencionaron que “el acoso sexual es un delito que está tipificado en el código penal”.

También se manifestó la Defensoría del Pueblo, exigiendo que la Fiscalía le abra una “investigación de oficio por presunto acoso sexual”. “Solicitamos garantizar integridad de las víctimas, tomando en cuenta que también habría menores de edad”, manifestaron.

Al día siguiente, Frank Pérez-Garland se pronunció nuevamente. Esta vez, se retractó. Al parecer, los comunicados emitidos por el Ministerio de la Mujer y la Defensoría del Pueblo lo hicieron repensar los argumentos que utilizaría en su defensa.

“Es vital aclarar y precisar algunas cosas”, inicia el segundo comunicado. “Se ha indicado que yo habría aceptado haber acosado sexualmente a varias mujeres e incluso se hace referencia a una menor de edad. Niego tajantemente esas imputaciones. Y vuelvo a pronunciarme solo para aclarar que NO he aceptado en ningún momento haber cometido actos de acoso o agravio sexual contra alguna mujer que haya trabajado conmigo o haya sido mi alumna”.

A Tatiana, este segundo comunicado le parece decepcionante.

-Que no acepte lo que hizo con el nombre que es y que todavía pretenda que con sus disculpas pueda remediar lo que hizo. No entiendo como él nunca se dio cuenta. Yo siento que era más chibola (joven) que ahora, y tal vez puedo entender que no supe qué hacer. Pero él ya está grande, está súper viejo. Siento que él sabía lo que estaba haciendo, pero simplemente se le daba la gana de hacerlo.

Pérez-Garland esgrimió otros argumentos. Escribió: “Acepté haber seducido y haber sido excesivamente galante con algunas mujeres, y en algunos casos, haber tenido conversaciones subidas de tono, pero siempre en forma consensuada”.

-Me ha dado tanta cólera su última declaración. Hay un tema bien claro, que si eres una persona con cierto poder y notas claramente que hay alguien bastante menor y bastante vulnerable que te admira, la forma correcta no es aprovecharte de eso para satisfacer tus necesidades, dice Estefanía, quien se suma a las testimoniantes para manifestar que también fue víctima de manipulación y abuso de poder a manos de director de cine.

En el comunicado, Pérez-Garland se definió como intenso e invasivo, pero no como acosador. “Reitero que nunca he acosado ni agraviado a una mujer y menos actuado habiendo un NO de por medio. En todos los casos, sin excepción alguna, he recibido el consentimiento y anuencia de la otra persona. Nuevamente: acepto mis errores y pido disculpas por ellos, quizá algunas veces fui intenso o invasivo, pero jamás he cruzado la línea de llegar a acosar a una mujer”.

-Realmente yo siento que no le importaba si le respondías o no, ni qué le respondías. Tenía que vomitarlo. No sé cómo o desde donde viene su forma de decir que es consensuado, se pregunta Paola tras leer ese texto. En ningún momento me dijo: Oye, voy a prender la cámara, ¿quieres ver mi pene? Él mandó la invitación de Skype y automáticamente lo que yo primero veo es eso, lo mismo con el mensaje del teléfono, recuerda.

En relación al silencio que valida este tipo de comportamientos, Mariana De Althaus explica que, en parte, es porque exista la tendencia de creerle al acosador.

-El asunto del silencio ocurre en todos los países, en todos los ámbitos. Hay como un pacto que siempre ha permitido a estos hombres operar de esa manera. Todos los sabemos, todas los sabemos y lo hemos aceptado durante mucho tiempo como un modus operandi que se permite a algunos profesores, por lo general prestigiosos, por lo general blancos. No hay un mecanismo de censura o de presión del entorno. Y, por otro lado, incluso los que no sabían que estaba pasando esto y ahora se enteran, siempre van a tender a creerle más al acosador. Eso es una tendencia mundial que felizmente está cambiando últimamente, pero la tendencia es a pensar que es histeria colectiva, que son un grupo de chiquillas que se mueren por él y lo acosaban y seguramente ellas le mandaban fotos a él y como él no respondía, se han vengando todas juntas. Esa es una tendencia. Siempre pensamos que las mujeres tienen la culpa; las histéricas, las provocadoras, las vengativas. Es un estigma que el patriarcado se ha encargado de ponerle a la mujer y colabora justamente con el silencio

De Althaus es de las pocas directoras de teatro que se han manifestado en torno a este y a otros asuntos similares.

-¿Por qué crees que tantos directores, productores y actores bien posicionados en el medio prefieren no involucrarse?

     –Porque no quieren perder los favores del director que tiene prestigio, que tiene contactos, que tiene poder en la industria cinematográfica. Por otro lado, él trabaja en una empresa muy, muy exitosa de cine comercial, que asegura un trabajo muy rentable a muchos actores y actrices. Por lo tanto, si soy actor, actriz o cineasta, no me quiero enemistar con esta empresa. La gente pone en una balanza, y prefiere obviamente guardar silencio, hacerse el loco y no enemistarse con posibles futuros empleadores. Por otro lado, la mayoría de las personas no quieren mancharse las manos, digamos, no quieren meterse en este tipo de temas. Es complicado, les parece muy complejo, no quieren poner las manos al fuego por nadie, prefieren mantenerse al margen. Y, también, porque hay muchos hombres que tienen rabo de paja, saben que en este momento no les conviene señalar a Frank Pérez-Garland, porque tarde o temprano a ellos también podrían acusarlos de algo.

La lógica empresarial, señala De Althaus, tiene ciertas exigencias que priorizan la ganancia frente a la ética.

-Tal vez la lógica empresarial exige no preocuparse demasiado por la conducta ética de sus trabajadores para no detener la maquinaria productiva. Ser totalmente consecuentes con sus principios tal vez implicaría acciones que podrían perjudicar sus ganancias, como retirar las producciones del acusado o alejarlo de futuras y rentables películas.

La productora

La empresa Tondero, que ha producido numerosos largometrajes de la mano de Frank Pérez-Garland, compartió un comunicado señalando que rechazan “todo acto de acoso o abuso contra las mujeres”. Expresaron, a propósito de las denuncias, su solidaridad “con cada una de las mujeres que se han visto involucradas en situaciones inaceptables, y de ser establecido así por la justicia, debidamente sancionado”.

Sin embargo, el CEO de Tondero, Miguel Valladares, le dio Me Gusta al comunicado de disculpas emitido por Frank Pérez-Garland. En tiempo de redes sociales, eso no suena exactamente a una sanción. Lo que Tondero no mencionó es qué ocurrirá con los compromisos contractuales que mantiene con el cineasta, ni qué medidas concretas tomarán para prevenir y sancionar el acoso sexual, así como a sus trabajadores que incurren en ese delito.

En enero de este año, Tondero Distribución y Trinity Entertainment anunciaron que estaban en búsqueda de nuevos socios para cerrar un nuevo proyecto, la serie infanto-juvenil “Melody: La chica del metro”, donde Frank Pérez-Garland es uno de los creadores. Tondero aún no ha informado si Pérez-Garland continuará formando parte de esta ni de sus demás producciones.

Los gremios

A través de diversos comunicados, los gremios del sector audiovisual han coincidido en rechazar el acoso, pero son pocos los que han anunciado medidas concretas para prevenirlo y sancionarlo.

La Asociación de Productores Cinematográficos del Perú (APCP), de la que era parte Frank Pérez-Garland, informó que habían recibido la carta de renuncia del director de cine. “Lamentamos y condenamos dichos actos y nos solidarizamos con las víctimas que han sufrido esta lamentable conducta”, mencionaron. “Este es el momento de empezar a generar el cambio”, reconocieron.

La Asociación Voluntaria de Cineastas (AVC) dio un paso más allá y calificó de “sistemáticas” las prácticas de Frank Pérez-Garland. Mencionaron que está claro “que lo sucedido es acoso sexual y debe ser procesado según la ley”. Exigieron medidas concretas para frenar estas conductas delictivas. “Los espacios de formación audiovisual, formación, gestión cultural, rodajes y demás, deberán contar con protocolos anti acoso”. Además, hicieron un llamado “a escuelas y universidades a que implementen mecanismos para procesar denuncias de sus estudiantes y se inicien acciones concretas y públicas de lucha contra una situación repudiable e insostenible”.

Cinefilia Perú exigió que los acosadores sean “retirados de los espacios laborales que les otorgan este poder. El respaldo o el silencio ante las denuncias afectan a todo nivel la participación segura e integral de las mujeres en el sector audiovisual”.

Por su parte, la Asociación de Mujeres Audiovisuales, ha expresado su preocupación por “la rotación institucional académica que Frank Pérez-Garland ha tenido. Así como su constante presencia en festivales y espacios cinematográficos”.

Las universidades

La Escuela de Cine y Artes Visuales de Lima (EPIC), donde Frank Pérez-Garland fue docente, también ha emitido un comunicado afirmando que cuentan con un reglamento “para la prevención y sanción del hostigamiento sexual, y con un comité instaurado para actuar inmediatamente ante alguna denuncia, ya sea de un trabajador o de algún alumno o alumna de la institución ante algún tipo de acoso, hostigamiento o violencia”.

Reconocieron que Pérez-Garland fue docente durante el ciclo 2014 II, pero que no concluyó el dictado del curso porque se retiró de la institución. No compartieron las razones que motivaron su salida. Es probable que, de informarlas a tiempo, las alumnas de la UCAL no hubieran experimentado las tristes experiencias aquí narradas.

Carolina espera que las productoras y los espacios educativos, como EPIC, elaboren compromisos y tengan reglamentos claros que sancionen el acoso.

-En el ámbito audiovisual predominan este tipo de actitudes. Entonces, yo espero realmente algún tipo de mecanismo, no este tipo de comunicados que sacan, diciendo: “Nos solidarizamos con las víctimas”, que al final es algo bastante vacío. Sino que se implanten mecanismos para poder denunciar este tipo de situaciones, que se sepa de antemano que el acoso se denuncia. Que sea algo súper claro, porque no sabes a donde ir, no sabes cómo actuar. Vas donde el coordinador, y el coordinador no hace nada. Te acercas donde el jefe de producción de la película, y no hace nada. O sea, todos saben que tal persona es un acosador y no hacen nada. Eso es una locura y tiene que parar.

Destaca el comunicado del Estudio de Actuación de Leonardo Torres Vilar, una de las pocas instituciones artísticas que expresó su honesto pesar y reconoció su responsabilidad frente a los hechos, así como las medidas concretas que tomarían para evitar y sancionar el acoso. “Nos comprometemos a ser mucho más cuidadosos con la elección de nuestros profesores externos. Todo lo que ocurra dentro del local de El Estudio es nuestra responsabilidad”.

La Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), a través de un comunicado interno dirigido a la comunidad educativa, titulado “No te quedes callad@”, manifestó haber hecho “la desvinculación inmediata del señor Pérez-Garland”. Según mencionan, afortunadamente “este caso se ha hecho público”, sugiriendo que desconocían estas prácticas. Aseguran tener “una responsabilidad compartida de construir una mejor sociedad”. “Necesitamos políticas claras y actuar con cero tolerancia, con lo cual estamos absolutamente comprometidos”. Y agregan: “Les recordamos que tenemos la línea ética como canal formal de denuncia, la cual es anónima y está disponible las 24 horas del día”.

En su momento, Rafael, alumno de la institución, denunció que Frank Pérez-Garland lo maltrató, pero no obtuvo respuesta.

-Yo me acerqué a las personas encargadas de la universidad en ese momento, a los altos mandos, y les dije: Mira, este comportamiento no puede ser. ¿Y sabes lo que me dijeron?: “Seguro no estaba tomando sus pastillas. Ja, ja, ja”. Ese fue el comentario. Me quedé totalmente desprotegido por mi universidad.

El comentario relacionado a las pastillas hace referencia al Rivotril, un fármaco con propiedades ansiolíticas, altamente adictivo, del que Pérez-Garland era consumidor.

La ley contra el acoso sexual

El Ministerio Público ha abierto una investigación de oficio en contra de Frank Pérez-Garland, como presunto autor del delito de acoso, en agravio de sus alumnas y compañeras de trabajo.

Cynthia Silva es docente en temas de género y derecho penal. Según explica, las universidades deben regirse por la ley de prevención y sanción del hostigamiento sexual. Esta ley determina que cada universidad debe tener un procedimiento que se sancione a quienes cometen esta clase de delitos. Cuando se trata de docentes, además, se ha establecido que la sanción es la destitución o la expulsión. Sin embargo, debe hacerse explícita la razón de su salida de la institución.

-A ese señor no lo pueden solo despedir. Ante la toma de conocimiento de este tipo de conductas, no es que “bueno, entonces ya no queremos contar con tus servicios”. Sino que el vínculo contractual se tiene que quebrar por una sanción, no simplemente por un despido o por dejar de contar con sus servicios o no renovarle el contrato. Esto es importante decirlo, porque no es lo mismo salir porque se terminó mi contrato o porque terminó el ciclo, a salir con una sanción que refleja, además, este acoso sexual que denuncian las chicas.

Para Brenda Álvarez, abogada especialista en la defensa de los derechos de las mujeres, es necesario que el Ministerio de la Mujer, la Fiscalía y las demás instituciones involucradas realicen un análisis caso por caso.

-Antes del 2018 el acoso sexual no era delito, esto implica que los hechos antes de esa fecha no pueden ser perseguidos por ese delito. Sin embargo, cada caso debería ser analizado para identificar si es posible o no denunciarse por un delito diferente o vigente para ese momento. Y, además, que esos delitos no hayan prescrito.

Evelyn Esquivel, abogada e investigadora en estudios críticos del Derecho, explica que en estos casos se obedece a un principio que en Derecho llaman la irretroactividad de la ley penal.

-Esto significa que, si la conducta denunciada no existía como delito al momento en que sucedieron los hechos, y después se crea el delito, no te pueden imputar, porque al momento en que lo cometiste, no existía como tal.

Al ser consultada acerca de la posibilidad de litigar el caso por la vía civil, Esquivel menciona que podría interponerse una demanda de responsabilidad civil por daño moral. En ese caso, lo que se tendría que demostrar es el daño en la psique.

-Es un poco más complejo de explicar, pero en específico, el tema de responsabilidad civil –que es una arista del Derecho Civil– gira en torno al análisis de la existencia de un daño. A diferencia del ámbito penal, aquí lo más relevante será probar que se perpetró; así como, su causalidad directa con el hecho dañoso, adjudicado a la persona presuntamente responsable. El plazo de prescripción para interponer la demanda sería de dos años, al tratarse de un caso de responsabilidad civil extracontractual, conforme a lo estipulado en el numeral cuatro del artículo 2001 del Código Civil.

Sophia Gómez hace hincapié en que las leyes son un reflejo de la época.

-Nuestra época está atravesada por este sistema patriarcal que permite a los hombres y lo masculino decidir sobre el cuerpo de las mujeres y también está el lado de las construcciones de masculinidad. Un hombre en nuestra sociedad puede ser entendido como una persona que insiste.

Marieliv Flores, directora de activismo de la organización Hiperderecho, define al ciberacoso de la siguiente manera.

-Según el Decreto 1410, lo identifica como alguna acción donde una persona está buscando un acercamiento a otra persona, sin que esta segunda lo haya solicitado. Un acercamiento que altere el normal desenvolvimiento de sus actividades diarias. Es interesante porque no necesariamente se habla de una repetición de la acción, sino que haya algún tipo de afectación en la persona.

Afectaciones como las relatadas por las testimoniantes.

En marzo de este año, la Asociación de Mujeres Audiovisuales publicó “El acoso laboral en el medio audiovisual”, una encuesta que revela que 1 de cada 3 mujeres había manifestado haber sido víctima de acoso durante una producción. El 48% había sido subestimada físicamente o recibido comentarios negativos sobre su cuerpo. Más del 50% había sido subestimada intelectualmente. El 65% había sido testigo de situaciones de acoso. Un importante 80% considera que el machismo y las situaciones de acoso y violencia las han perjudicado en su desarrollo profesional.

Entre las razones por las que no denuncian, figuran el miedo a perder el trabajo, a que van a salir perjudicadas, a la normalización del acoso, a la indiferencia de sus pares o a que el acoso ocurrió hace mucho tiempo. Varias de las denuncias, advirtió en su momento la Asociación, eran contra profesionales que participaban de espacios educativos.

***

UNA NUEVA ERA

Han pasado varios años. El miedo no se ha ido. Simplemente, pesa menos.

Lorena calló porque sabía que, si hablaba, su carrera como actriz podía verse perjudicada.

-Yo tenía miedo que él no solamente me saque de la película –que yo ya tenía mucha ilusión con hacer ese proyecto– no solo tenía miedo de que me saque, sino también de que me cierre las puertas en otros trabajos, porque él trabajaba con productoras grandes, porque conocía a gente de teatro, tenía miedo de eso.

El temor de muchas de las testimoniantes era ser vetadas en la creciente industria cinematográfica peruana, donde Frank Pérez-Garland tenía –y tiene– poder. Un poder que, esperan, disminuya.

-Ya no tenía ese poder sobre mí como cuando estaba más chiquita y estaba empezando. Yo ya había comenzado a tener un camino sola, afirma Susana.

Marisol sintió que podía hablar acerca del acoso que vivió luego de entender que no era la única.

-Escuché dos casos más sobre Frank y por eso me animé a hablar. Hasta ese momento creía que tenía que cuidarme de las cosas que tenía que decir, porque no sabía a qué punto podía llegar, qué tanto me podía perjudicar, yo tenía miedo de quedarme sin trabajo, tenía miedo de que se me cierren las puertas, porque como dije, él conoce a todo el mundo. Realmente había mucho miedo.

Para la psicóloga Sophia Gómez, se debe recordar que las mujeres en general –no solo por el tema de acoso– han tenido una historia muy difícil para acceder a lugares educativos. Y no solo para acceder, sino también para ejercer.

-Él es una persona muy perceptiva, tienes que sonreírle, para él no hay término medio. O estás con él o estás contra él. Entonces, si no le sonríes, te odia, te tacha y te saca, él tiene el poder de sacar gente, si tienes un cargo pequeño, él puede hablar mal de ti y te saca, identifica Susana.

Estefanía, quien reconoce que sufrió abuso de poder de parte del cineasta, considera que es necesario que el director de cine deje de ocupar espacios de poder.

-Espacios donde puede seguir acumulando y coleccionado víctimas. Creo que tienen que quitarle cualquier posibilidad de seguir enseñando, dirigiendo, teniendo contacto con mujeres. Que le quiten cualquier posibilidad de poder.

Lorena coincide. Necesita tener la certeza de que serán las últimas.

-Que él nunca más en su vida va a poder hacerle lo mismo que nos hizo a nosotras, ni de cerca, a nadie. Que se sepa todo esto de manera pública y que él esté expuesto a que otras chicas aprendan, que cuando tengan un depredador cerca lo sepan identificar. Que jamás permitan que un tipo de ese calibre se les acerque por más poder que tenga. No quisiera que estas cosas se repitan y sigan pasando, porque así como él, hay un montón.

Susana menciona que todas las productoras deberían tomar medidas concretas, como no trabajar con personas que acosen.

-Que los que se tengan que quedar sin trabajo sean ellos, no nosotras, no sus víctimas.

Estefanía, Marisol, Tatiana, Micaela, Carolina, Pierina, Sofía, Susana, Violeta, Paola, Rocío, Lorena son los nombres utilizados para proteger las identidades de las testimoniantes.

Rodrigo, Rafael y Carmen, los testigos, también solicitaron que sus identidades se mantengan bajo reserva.

Quien escribe este texto se contactó con Frank Pérez-Garland. Él respondió que no está dando entrevistas desde que se inició la investigación fiscal relacionada a las denuncias de acoso, pero que su versión oficial es la que aparece en el comunicado de Instagram difundido el día miércoles 02 de septiembre.

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