Por Alberto Chirif

27 de mayo, 2016.- Me viene ahora a la memoria el poema de Nicolás Guillén, convertido luego en canción: “¿Cómo estás Puerto Rico, tú de socio asociado en sociedad”, en irónica referencia a la condición de ese país como “estado asociado” de los Estados Unidos. También el Perú está de socio asociado pero de empresas, a las que no solo les hace leyes a pedido y les dicta las políticas que mejor respondan a sus intereses, sino que también las atiende con gestos serviciales. Ejemplos sobran: el contrato firmado, en mayo de 2010, entre la empresa Afrodita y el Ejército para que este, mediante el campamento militar acantonado en la cuenca del alto Cenepa (cordillera del Cóndor), la protegiera de posibles irrupciones de pobladores awajún de las comunidades del entorno, que reclamaban por la invasión de su territorio ancestral y por haber el Estado burlado los acuerdos firmados con ellos para crear en la zona un parque nacional que librase el área de la actividad minera; o el uso de servicios (camionetas) e instalaciones de la empresa petrolera para el transporte y el interrogatorio “científico” de comuneros del alto Pastaza que protestaron, en marzo de 2008, por los impactos ambientales causados en su hábitat por la extracción de hidrocarburos.

Todo indica que Cacao del Norte SAC y el Gobierno Regional de Loreto (Gorel) han recurrido también a esta modalidad de asociación, como lo planteo en este texto.

Un viaje reciente a Tamshiyacu (río Amazonas, una hora aguas arriba de Iquitos) para entrevistar agricultores y, en general, a moradores y algunas autoridades locales sobre la presencia de la empresa Cacao del Perú Norte SAC, sus métodos de adquisición de tierras y la extensiva deforestación que ha originado, me ha proporcionado nueva información que pretendo ahora exponer y analizar. Hice el viaje en compañía del sociólogo Juan Luis Dammert, quien estudia el tema de la expansión de monocultivos agroindustriales en la Amazonía. Junto con dos colegas, él publicó, en 2012, un informe sobre los potenciales impactos ambientales y sociales de la palma aceitera en Loreto.

La información recogida en Tamshiyacu me ha sugerido abordar cuatro temas en este texto: la titulación de parcelas realizada en 1996 al amparo del D. Leg. 838; el plan de titulación masiva de predios rurales que actualmente ejecuta en Tamshiyacu la Dirección de Saneamiento Físico Legal de la Propiedad Agraria (Disafilpa) del Gorel; otras estrategias de la empresa Cacao del Perú Norte SAC para adquirir propiedades en la zona; y el programa de créditos que ella ejecuta en dicha localidad con la finalidad de promover el cultivo de cacao entre los agricultores.

Antes, sin embargo, quiero comentar brevemente la respuesta –si así se puede llamar- dada por el Sr. Ulises Saldaña, gerente de Responsabilidad Social Empresarial de la empresa (se refiere a ella como “mi representada”), al artículo que publiqué, en este y otros medios virtuales hace pocas semanas (¿En qué país vivimos?), cuestionando los métodos de la empresa para hacerse de las tierras de los agricultores, el impacto que esto podrá tener sobre la economía campesina, la barbarie de la tala de 2 300 ha -ilegal por donde se la mire- y la complicidad o, en el mejor de los casos, el alelamiento de las autoridades del Estado “que no saben, no opinan” respecto a su voraz comportamiento.

Mi inicial entusiasmo porque el representante de la empresa comentara mi texto, se convirtió pronto en decepción. En primer lugar porque está tan mal escrito que es difícil adivinar qué es lo que quiere decir, aunque sí queda claro que es contrario a mi enjuiciamiento. En términos criollos, es un sancochado de ideas o, dicho en el habla amazónica, un chapo de palabras, en la que los trozos de plátano más grandes que han quedado sin machucar han sido escritos en mayúsculas, esa manera escrita de levantar la voz que tienen algunas personas, con la pretensión de darle solvencia a argumentos insostenibles.

El representante de la empresa afirma, en el segundo párrafo de su respuesta, que “es una una [tartamudeo del original] plantación agro-forestal [la que se quiere hacer] y que necesita la sombra de otras especies forestales como los Palosangre, Capironas, Cedros, etc”. En esto coinciden todos los especialistas en cultivo del cacao. Sin embargo, ¿por qué entonces, don Ulises, no se lo comunicó a su empresa antes de que hiciera tabla rasa de 2 300 ha? ¿Admite de esta manera que ha sido una barbaridad arrasar el bosque?

Sería injusto, sin embargo, cargar toda la responsabilidad de este confuso documento al representante de la empresa quien, en verdad, aparte de dos párrafos iniciales y uno final (que ciertamente son fieles al estilo general del escrito), no es autor del resto, que es consecuencia del “copiar y pegar” –y este es el motivo de mi segunda decepción- del alegato que el abogado de la empresa ha presentado ante la Corte Superior de Loreto.

Más allá del problema de creatividad implícito en esta manera de abordar un tema, quiero referirme ahora a lo que plantea el abogado y refrenda el representante Saldaña. El argumento es solo uno: las parcelas que la empresa ha adquirido en Tamshiyacu fueron dadas en propiedad a los agricultores al amparo del D. Leg. No.838 (del 18 de agosto, 1996) y su reglamento que dejan sin efecto la aplicación del artículo 19º del D. Leg. 653, Ley de Promoción de las Inversiones en el Sector Agrario (julio 30, 1991). ¿Y que dice el citado artículo? Textualmente señala lo siguiente:

Artículo 19.- Toda adjudicación de tierras rústicas, a cualquier persona natural o jurídica, se efectuará a título oneroso, mediante contrato de compra-venta con reserva de propiedad hasta la cancelación total del precio. El contrato podrá formalizarse por documento privado con firmas legalizadas y constituirá título suficiente para su inscripción registral.

En concreto, el D. Leg. Nº 838 suspende la aplicación de dicho artículo para que el Estado titule las tierras de manera gratuita.

El Art. 19º citado no dice nada más. No se explica entonces cómo la empresa pretende afirmar que, con esa suspensión temporal de pago, los campesinos fueron exonerados de realizar trámites de cambio de uso de tierras. Pero incluso suponiendo que exista otra norma que establece esta excepción, ¿cómo se puede asumir que una dispensa de trámite dada a campesinos que realizan actividades agrícolas a baja escala y de escaso impacto en el medioambiente es válida para una empresa que acapara grandes extensiones para dedicarlas al monocultivo de cacao? Las exoneraciones fueron dadas sobre el sujeto (los agricultores) y no sobre las tierras. Es lo mismo que pretender que la exoneración del pago del impuesto predial de la que goza un jubilado del Estado sea también válida para quien adquiere su propiedad. Es bien sencillo el racionamiento y si no se quiere entender, salvo que se padezca de alguna patología, se debe solo a falta de voluntad, o mejor dicho, de honestidad.

Como ya dije, hace pocas semanas, con Juan Luis Dammert fuimos a Tamshiyacu, lugar que ambos ya conocíamos y, en mi caso, desde hace muchos casos y no solo por “imágenes satelitales”, como critica el representante Saldaña al finalizar su respuesta. Esas imágenes, sin embargo, son muy útiles porque permiten tener una idea de lo que sucede en el conjunto del área (que no se puede ver desde el suelo), sobre todo en una circunstancia como la que comento, en que la empresa ha bloqueado los caminos de acceso al área deforestada con trancas y casetas custodiadas por guardias particulares. No olvide, don Ulises, que una de las denuncias realizadas a su representada por la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Maynas es por obstrucción a la justicia, dado que la empresa le negó acceso para realizar una inspección ocular. Las imágenes de satélite sirven para que mortales con menor poder que la mencionada Fiscalía puedan conocer una realidad que no se les deja observar de manera directa. Por cierto, un intento de Dammert para conversar con el coordinador local de la empresa y así conocer su opinión, recibió como respuesta el corte abrupto de la llamada.

(Tomado de: http://www.servindi.org/)

1 COMENTARIO

  1. Estimado señor Chirif, tratare esta vez de estar a su altura en la construcción de éstas líneas, espero que dedique su tiempo a considerar objetivamente nuestra versión y no a tratar de enseñarnos como buen “sacha chapero” como se hace nuestro sabroso “chapo”, en el que no se utiliza plátano (verde), sino “maduro” (mejor si es Capirona) y no se machuca, se bate con un “pata de Gallo”. En fin, le propongo que nos ayudemos en este tema, usted con mi semántica y yo con algunas recetas de nuestra cocina amazónica.

    Objetivamente sobre el tema:

    1. Usted menciono que, ”….La segunda razón es que la deforestación en Tamshiyacu ha sido realizada en un bosque de varillal desarrollado sobre suelos de arena blanca. …”, en su reciente visita a Tamshiyacu espero haya comprobado que nuestros cultivos de Cacao ya están produciendo frutos, lo que demuestra que se equivocó al decir que por ese motivo, en estas tierras ya no crecerá nada.
    2. Es una ligereza de su parte (con analogías fuera de lugar) tratar de que el lector perciba que la autoridad regional (GOREL) otorgue “trato especial” (mediante una modalidad de asociación) a Plantaciones de Cacao Perú Norte SAC, diga al lector específicamente en qué y demuéstrelo.
    3. Con relación al señor Juan Luis Dammert, a quien usted afirma no se le quiso atender (parece que continúa desinformado), tuvo un trato (no reciproco) de respeto por mi persona y personal de la empresa por encargo de nuestro directivo principal señor Dennis Melka, le atendimos en nuestra oficina de Pucallpa, intercambiamos correos, comunicación telefónica, le brindamos cortésmente la información requerida y otras facilidades solicitadas en su carta de 7 de noviembre de 2015, la que a continuación reproduzco textualmente algunas líneas, “…la facilitación de visitas a las plantaciones correspondientes en Ucayali y Loreto. Su participación es voluntaria y la información proporcionada por ustedes será confidencial y solo será usada para esta investigación, es decir, la información que ustedes me brinden será usada únicamente para fines académicos….”compromiso que no cumplió ; si no ingresó a nuestra plantación de Cacao el día de su visita última, es porque los tiempos de su agenda no le permitieron en las fechas coordinadas. Como verá estimado señor Chirif, parece ser una práctica constante de ustedes (nuestros detractores), victimizarse y “satanizar” a nuestros directivos y actividades tratando de dar credibilidad a sus subjetivas acusaciones.
    4. Nuestros métodos de adquisición (como usted dice) de nuestras tierras de cultivo de Cacao son legales (demostrado en las instancias respectivas), cualquier argumento contrario de su parte no tiene carácter de ejecutoria legal, simplemente es su opinión personal, la cual respetamos.
    5. Tamshiyacu, así como otras comunidades y pueblos rurales en donde el Estado no tiene presencia para cubrir la brecha de demanda básica de servicios como, accesos, educación, salud, fomento de trabajo, consecución de mercados para los productores del campo, etc.; esperan mas que una retórica sofista de modernos oradores áticos, necesita soluciones inmediatas porque sus necesidades tienen fechas vencidas señor Chirif, es así que nuestro Programa de Alianza Productiva Estratégica del Cacao (PAPEC), viene a ser un aporte real por nuestra empresa (ante ésta necesidad) para aquellos campesinos que participan voluntariamente para la producción de sus parcelas, cansados de intentar durante décadas de salir de la miseria con otros productos que no tienen financiamiento, soporte tecnológico, insumos, menos aún mercado rentable; encuentran ahora la posibilidad de mejorar su sustento familiar, apueste usted también para que éste programa (aun con algunas deficiencia iniciales) sea un éxito por el bienestar de los que menos tienen.

    Apelando a su tolerancia espero sus comentarios, los que pueden ayudar a encontrar el sentido común de los grupos de interés involucrados.

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