Después y antes de

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Después de ver en vivo y en directo el gol histórico de Ronaldo en el Camp Nou ante el Barcelona controlando con sus manos y pies a los cerca de cien mil hinchas azulgranas mientras la llovizna europea mojaba mis nostalgias. Luego de saborear unas cervecitas con cero alcohol en la antesala de un clásico de verdad y sentir mareos por la emoción de estar en la fila 323 con el asiento 12 rodeado de catalanes fanáticos. Después de compartir con Percy Vílchez una lección casi magistral de un periodista español que conoce la historia de un gallego que dicen se llamó rey de los jíbaros y que tiene descendencia por el Alto Amazonas. Luego de recorrer Aranjuez con Miguel Donayre Pinedo hablando de los caucheros que cumplen un centenario de sus atrocidades y compartir unos pensamientos sobre las posibilidades de la floresta. Después de todo eso, y muchas cositas más, como el solicitar en una céntrica discoteca de Madrid un vallenatico que el DJ en perfecto español nos dice que ese ritmo no se pone ahí y observar absorto unas curvas caribeñas que miran no solo el rostro sino la billetera, uno vuelve a su realidad y desea, de todo corazón, entregarse a las lecturas postergadas, a los proyectos del nunca jamás y a impulsos que las fuerzas de la juventud han planeado. Pero, siempre el pero de las justificaciones más absurdas. Una llamada telefónica, primero desde Lima, luego desde Iquitos, le señalan que el alcalde de la provincia regresa a la capital de Maynas con un personaje majadero que es apoyado por proveedores más majaderos todavía. Entonces, solo entonces, uno –cual héroe de la pantalla grande que no acepta chiquilladas- comprueba una vez más que la vocación nos gana, que la misión de reportero está en la vanguardia. Y se va al aeropuerto y cambia sus planes y vuelve a lo de siempre: la adrenalina que funciona como nicotina.

Y tiene que recorrer las calles con el presentimiento que un asalariado de la muerte le puede pegar un tiro. Uno tiene que detenerse en los semáforos mirando hacia atrás porque el ataque puede venir por la espalda. Uno ya no está solo para cuidarse en primera persona porque piensa en la madre que se desvela, en la esposa que no cierra los ojos y en los hijos que, una no ve el programa porque le aburre y, otro que se pone a sollozar junto a Mónica porque ya discierne entre el bien y el mal y con tanta película de los germanos, judíos y franceses de una época que ojalá nunca regrese, ya sabe que los malos no solo existen en el séptimo arte sino que los buenos muchas veces mueren. Y tiene que cambiar su rutina diaria, mostrar cara de buenos amigos a los malulos, sonreír a desconocidos porque es lo que manda las buenas costumbres.

Y tiene que leer y releer correos donde unos personajes que han mantenido a políticos para hacer sus cochinaditas, juegan malignamente a matar gente. Que Osorio ya sabe, que guadalupano rastrea tras las sombras, que hpzrenteria@hotmail.com desde donde se encuentre da el visto bueno para los ajustes de cuenta y cree que es dueño no solo de los insumos lácteos, de la basura que nunca recoge sino que se cree dueño de la vida de quienes saben de sus maldades. Tiene que acostumbrarse a convivir con uno de los que quizás sea uno de los hombres más ricos de Loreto pero que tiene una pobreza general que le hace despreciable, que es –como dijo filosóficamente una colega- tan rico, pero tan rico que solo tiene plata. Y sigue la bolita, porque un tal kanafo coordina con un tal pelao, quien a su vez habla a un tal memin para que diga a Osorio que el trabajito sigue.

Y en medio de todo este recorrido grito en silencio: que ellos sigan con sus escuadrones de la muerte, son los mismos orozco que yo, como todos, los conozco. Nosotros seguiremos con nuestros escuadrones en busca de la verdad porque solo eso nos hará libres, un poquito libres, no importa que sea un poquito libres, porque ellos hace tiempo buscan un poquito de felicidad y no la encuentran porque quienes han creado un sistema para matar a los niños con desnutrición, me imagino, no tienen un lugar en los cielos y, lo que es peor, ni en los infiernos. Ni después ni antes de nada.

1 COMENTARIO

  1. Vallenato??Falta de identidad.Falta de personalidad que Iquitos no tiene en musica.Adoptamos pero sin crear lo nuestro.Influencia equivocada y promovida por los que aspiran poco.Una pena por que Iquitos es Peru y puede ser mejor.Lo foraneo vislumbra por que tenemos muy poco,de todo,Ahora tienes para comparar el futbol que viste,con lo que tenemos en el Peru y asi como en musica,notaras las grandes diferencias y caminos equivocados.

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