Mi venganza contra el trabajo mecánico, aburrido, rutinario es leer cuanto pueda en los momentos que pueda. Y que mejor estos días de fin de año donde he podido leer a Jorge Amado, Enrique Vila Matas, un ensayo sobre Joyce “El libro más peligroso. James Joyce y la batalla por Ulises” (gran ensayo donde nos muestra la batalla del Ulises por la libertad de expresión en ambos lagos del charco y la vida de Joyce), la novela de Vila- Matas “Dublinesca” me llevó a este último ensayo. Son las armas que tengo para blindarme en mi bunker del Olmo para lo que se viene: la publicidad simplona de las fiestas de fin de año. Son estos tiempos donde aparentemente se baja la guardia o se pone uno ñoño como los anuncios de la felicidad superflua de la tele. De los que con solo mirarlos provoca arcadas. Es el manejo distorsionado de las emociones, eso es ahora la publicidad. De mujeres espigadas y hombres musculosos, ambos guapísimos – no es envidia, pero si aburren estas imágenes. Es exagerar los sentimientos de estas fiestas donde el ser ñoño o estar ñoño es todo una posición existencial que cunde en el espíritu navideño. Un chico y una chica, casi desnudos, se besan apasionadamente bajo la nieve para recomendarte un perfume. Unos abuelos van a visitar a su hija que vive en el extranjero y le llevan café que auspicia la publicidad, una imagen de postal y soltar una lágrima, por Alá o Iahvé, que empalagosos. Sigo en la barricada, sonrío porque hay suficientes provisiones. El bombardeo publicitario es despiadado, mientras me regocijo en un cuento de Alice Munro.

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