Hermosa obra de arte  fue realizada por el INC de Loreto y el artista limeño Marco Saldaña

Esta es una prueba más de la ignorancia que infesta la ciudad de Iquitos.  El mural que con tanto esfuerzo, pasión y dedicación realizó el artista visual Marco Saldaña, fue destruido el día viernes en horas de la madrugada a vista y paciencia de los miembros de seguridad de la plaza de armas. No sé sabe si lo hacen por envidia, por diversión o por el simple hecho de destruir y nada más. Desgraciadamente, Iquitos no está libre de estos sujetos, los cuales se vienen multiplicando rápidamente en estos últimos años. Parece que no  solo se trata de  atentar contra el patrimonio histórico de la ciudad, sino, que ahora se suma el impedir que se recupere espacios abandonados.

El Instituto Nacional de Cultura de Loreto, bajo la reciente dirección del artista Christian Bendayán, viene manejando el tema cultural con una visión diferente y con la meta trazada de querer cambiar el rostro de esta ciudad cosmopolita que al parecer, su característica más resaltante se ha vuelto la diversión (baile, baile y más baile), no vemos anuncios de ningún evento cultural en las calles que publiciten espectáculos en los que no deban moverse las caderas, encima que pegan estos espantosos afiches que anuncian tremendas juergas en las fachadas de nuestros monumentos arquitectónicos más emblemáticos.

Hace tres semanas que estuvo por Iquitos Marco Saldaña con su proyecto “Escenarios”. Conocedor de los problemas urbanísticos y arquitectónicos que tiene esta ciudad, llego para cambiar en algo el rostro de nuestra Plaza de Armas, tan esperpéntica hoy en día, por la demolición a medias del antiguo Municipio de Maynas y la grave herida ocasionada a la casa Fitzcarrald. Trabajó un mural en la pared desvestida que se encuentra en la segunda cuadra de la calle Napo, con temática amazónica, inculcando al orgullo por nuestra identidad, con una técnica inusual en Iquitos como es el tapiz y las figuras en alto relieve.

Los bárbaros (sean fanáticos de clubes deportivos, de partidos políticos, delincuentes comunes, etc.) destruyeron el trabajo de Saldaña en un acto inconcebible. Realmente lamentamos la manera en que algunas personas se comportan ante el arte en esta ciudad. Pareciera ser que nuestro destino está trazado, para ser manejado  eternamente por aquellos que ofrecen destrucción, fiesta, baile y alcohol como única opción para una vida moderna; después nos quejamos de la imagen que tenemos los iquiteños e iquiteñas en el mundo: la de seres a quienes solo nos importa la fiesta y el vacilón.