Hace un tiempo atrás el expresidente de gobierno español Felipe González decía que los expresidentes son como los floreros chinos, no sabes dónde ponerlos en la casa. Todo hace pensar que lo que dijo eran unas palabras de poderosa retórica porque en la práctica los expresidentes del gobierno de España saben dónde situarse, bajo el refrán, no pido a dios que me dé sino que me ponga donde hay. El caso de González y Aznar, que son los de más relevancia pública, es donde cumple a rajatabla con ese viejo adagio castellano. Ellos trabajan como asesores en empresas y, muchas veces, intervienen en la vida pública pontificando lo que debe hacerse o lo que no sobre el interés público, ¿Pueden hacerlo teniendo de por medio intereses en conflicto?, Uno de ellos es consejero en una compañía eléctrica y él otro en un grupo de medios de comunicación influyente en el mundo y de tendencia, claramente, conservadora ¿desde cuándo estos expresidentes están más allá del bien y del mal y no hay límites para sus vidas después de ocupar la presidencia de un gobierno?, ¿no creen que sus actuaciones erosionan y opacan la ejemplaridad pública? El expresidente de gobierno Rodríguez Zapatero que puede merecer muchas críticas de su gestión hasta el momento, y me parece bien, está alejado de estos tejemanejes, salvo que se pruebe lo contrario. Pero de los otros dos es para tener cuidado. Ambos participan en las campañas electorales y sus mensajes es un almizcle de resentimiento antológico. En Perú la situación de los expresidentes cambia sustancialmente y todavía estos faunos tienen el cuerpo para alegrías y las penas de las lides electorales. Han sido candidatos a la primera magistratura de la nación y, felizmente, han quedado relegados en el voto. Espero que aprendan la lección. En Colombia, el expresidente Uribe está interviniendo, muy escorado,  en el denominado proceso de paz. En estas experiencias, de un lado y otro del charco, hay que sacar como conclusión que hay que saber dar un paso al lado.

1 COMENTARIO

  1. El nocivo y sibarita Alan Garcia quiso comprobar en carne propia su muerte politica. El ego colosal fue mas fuerte que la realidad y se autodestruyó, para bien del Perú y los peruanos. Ahora el fujimontesinismo le dará un electroshock para tratar de salvarlo. Apenas supo los resultados, fugó a Paris donde tiene sus lujosas propiedades y riquezas, gracias a los fieles compañeros que durante mucho tiempo le cuidaron las espaldas. Seguramente se dedicará a dar conferencias o escribir o asesorar gobiernos o empresas (dice que esos son las fuentes de su ingente riqueza). Nadie le cree. Cuando tengamos un gobierno del pueblo y para el pueblo, Alan tendrá que pagar con carles todos sus delitos, que los compañeros del PJ y el MP le perdonaron. Sus antiguos amigos de la Confiep y el grupo El Comercio lo abandonaron.
    Toledo, el terco cholo sagrado, se fue sin pena ni gloria. El caso Ecoteva lo llevará a la carcel. Toledo era el llamado a ser el Lula peruano, pero prefirió gobernar para la Confiep y los poderosos. Su partido era una olla de grillos y cuando el barco se hundía, salieron como las ratas a buscar refugio en la casa de PPK. Toledo el borrachin, seguro no probó el witochado etiqueta azul, de lo contrario estaria en Iquitos. Una lastima su final.
    Humala, se va asi como vino. Como un espectro, como las «noticias» que se leen en este medio: sobre fantasmas. Caso perdido.
    Esos son los expresidentes del Perú. El unico que está en carcel, es por ambicioso, por angurriento y porque cree que en el Perú debe instaurarse una dinastia como en Japon, su pais de nacimiento.
    Asi estamos de mal.

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