Navegando en internet encontré algunas curiosidades que me permito compartir con ustedes.

Lina Medina es la mujer más joven en dar a luz a los 5 años de edad en el año 1939. Sufría de una condición rara conocida como la pubertad precoz, donde una niña tiene un desarrollo sexual anticipado al punto que empieza a menstruar, le crecen las mamas y se desarrolla el vello pubiano. Datos de la época sostienen que fue llevada por su padres al médico por un raro tumor abdominal como ellos indicaban. El padre de Lina le había dicho a los doctores que había empezado a menstruar desde que era bebé pero que sus ciclos habían terminado 7 meses antes. Fue de esa manera que los médicos determinaron que la niña estaba embarazada.

El mal aliento en la menstruación es más frecuente. En un estudio publicado en el diario Archives of Oral Biology de 2008, asegura que durante la menstruación se producen más compuestos sulfurosos volátiles en la saliva, de los que normalmente debería haber. Estos generalmente están en tu lengua, por lo que la buena costumbre de cepillarse la lengua al lavarse los dientes, debería mitigar, suavizar y endulzar tu aliento. Los cambios hormonales en este periodo son los culpables de estos cambios.

La vagina cuenta con un ecosistema propio para mantenerse limpia ya que se lubrica de una forma natural. Por este motivo, después de la menstruación, la vagina produce un flujo para deshacerse de las células muertas.

No es muy recomendable depilar el vello pubiano muy frecuentemente de forma extrema o total ya que pueden conllevar a infecciones o provocar micro lesiones. El vello tiene la función de proteger la vagina.

La secreción vaginal es perfectamente normal, de color claro e inodora. En  caso  que tenga un olor desagradable, si es amarillento o verduzco, o si tiene comezones podría tratarse de una infección. Para prevenir estas situaciones hay que tener buena higiene.

En el antiguo Egipto se fabricaban preservativos con vejigas de animales para controlar la natalidad, así como otros métodos anticonceptivos o abortivos que incluían diversos tipos de “lavados”, incluyendo uno con aceite muy caliente, y varias fórmulas de emplastos intravaginales. Entre éstos se destaca uno que incluye espigas de acacia, ya que, actualmente, se ha demostrado que la resina de acacia es eficaz como espermicida.

Un método anticonceptivo medieval recomendado por los médicos consistía en embadurnar con brea el pene antes del coito.

El riesgo de suicido es un 73% mayor en mujeres con implante de mama que entre las que no han pasado por esta cirugía estética, según epidemiólogos canadienses.

La primera operación de cesárea moderna la realizó en 1500 un castrador de cerdos suizo llamado Nufer Alespachin a su propia mujer, Elizabeth. Empleó una técnica similar a la que usaba con las cerdas preñadas.

Un término acuñado por los romanos fue el de “cesárea”. En cambio éste no tiene una definición etimológica específica. En un principio se creyó que ésta intervención se denominaba así porque de esta manera nació Julio César. Así lo narraba Plinio el Viejo: “El primero de los césares llevó su nombre por nacer del útero escindido de su madre”. Esto no se atiene a la realidad, pues la mortalidad por esta intervención era del 100% y se sabe que la madre de Julio César, Aurelia Cotta, murió en el año 54 AC cuidando de sus nietos. Más lógico resulta pensar que cesárea proviene de caedere, verbo latino que significa cortar, hacer una incisión.